Jordi Moll¨¤: ¡°No es f¨¢cil tener dos novias¡±
Vende cuadros a los Thyssen, rechaz¨® un papel en 'Narcos' y no est¨¢ casado, aunque lleve anillo
Jordi Moll¨¢, el actor catal¨¢n que rueda superproducciones en Hollywood (Riddick, Bad Boys II, Noche y d¨ªa), cine ¨ªntimo en Italia (Ce n¡¯¨¨ per tutti), pinta cuadros en Ibiza y escribe novelas, se lamenta en un restaurante de La Latina de que a la gente le cuesta seguirle la pista. ¡°Yo s¨¦ que muestro esta cosa de que no se sabe muy bien qui¨¦n soy, y me gusta que sea as¨ª, pero eso no significa que no quiera aparecer en los medios¡±, reflexiona de una manera muy caracter¨ªstica, con frases cortas y una voz ronca que siempre parece estar diciendo algo profundo. ¡°Supongo que va en mi naturaleza. Es dif¨ªcil ser libre¡±.
El actor (cuyo ¨²ltimo estreno, en septiembre, ha sido Criminal, junto a Kevin Costner, Ryan Reynolds, Tommy Lee Jones y Gary Oldman), asegura que hay m¨¦todo en su locura. Pero no hay que buscarlo en los grandes rodajes estadounidenses que frecuenta. ¡°Porque a m¨ª lo que me gusta es comer morcilla, ?sabes? Y saludar al camarero. Y estas estrellas son gente maja y hay respeto, pero tener que hacer el esfuerzo de recordar que ellos tambi¨¦n van al lavabo cansa. Por eso hago una pel¨ªcula en Hollywood y luego otra en M¨¦xico para un estudio peque?o¡±. La imagen de cualquier actor se resentir¨ªa si diversificase tanto sus papeles. Moll¨¢ (Barcelona, 48 a?os), adem¨¢s, escribe y pinta. En enero vendi¨® uno de sus cuadros a la familia Thyssen por 5.900 euros.
A m¨ª lo que me gusta es comer morcilla, ?sabes? Y saludar al camarero. Y estas estrellas son gente maja y hay respeto, pero tener que hacer el esfuerzo de recordar que ellos tambi¨¦n van al lavabo cansa
El m¨¦todo de su locura se encuentra mejor en lo que hace a?os le diagnostic¨® un psicoanalista: que ¨¦l siempre iba a tener dos novias. ¡°Una es real y la otra es la creatividad¡±, prosigue ¨¦l. ¡°Siempre iban a estar en conflicto porque la creatividad es como una diosa. Una mujer de belleza impresionante. Pero que te pide m¨¢s y m¨¢s y te puede chupar la sangre. Y t¨² tienes que saber decirle: ¡®Que te den por culo¡¯, y volver a lo real. No es f¨¢cil tener dos novias¡±.
Con los a?os, Moll¨¢ se ha ido instalando en esa tensi¨®n entre su mundo y el real. Tanto que hoy cuenta el comienzo de todo como si fuera una par¨¢bola: ¡°Yo estudi¨¦ para ser administrativo. ?ramos unos 200 en clase, en filas, en una imagen casi militar, casi fascista. Y la profesora cont¨® que ten¨ªamos un acuerdo para entrar a trabajar en La Caixa. ¡®?A qui¨¦n le interesa?¡¯. Creo que fui el ¨²nico que no levant¨® la mano. Me entr¨® tanta angustia que la levant¨¦ tambi¨¦n. Y acab¨¦ en la sede central de La Caixa, cerca de casa de mis padres. Mi cita era a la 13.30. Hab¨ªa m¨¢s alumnos, nerviosos, todos diciendo: ¡®Que me cojan, que me cojan¡¯. Dio la 13.45. Mi madre siempre quer¨ªa que comi¨¦ramos a las dos. Yo no paraba de decir: ¡®Que sean las dos para no entrar en ese despacho¡¯. No entr¨¦. Me fui y mi vida cambi¨® para siempre. Hice lo que cre¨ªa que deb¨ªa, que es lo m¨¢s dif¨ªcil¡±.
Desde entonces no ha parado de seguir esa f¨®rmula de huir de lo que se espera de ¨¦l. ¡°Siempre he intentado protegerme un poco para no ser usado, manipulado y tirado a la basura, porque creo que as¨ª podr¨¦ durar m¨¢s tiempo, ?sabes?¡±, alerta. En 1995, Historias del Kronen le lanz¨® a la fama junto a media docena de j¨®venes espa?oles y ¨¦l intent¨® alejarse de aquel grupo. ¡°Se empe?aban en decir que ¨¦ramos la novedad. Yo llegu¨¦ a decirle a un periodista: ¡®T¨ªo, que no somos el Toshiba 1000, que luego sale el 1100 y el 1000 no lo quiere nadie. ?Toshiba, le dije!¡±. Lleg¨® a estar nominado al Goya hasta cuatro veces, pero acab¨® volando a Hollywood, donde rechaz¨® papeles fijos en series exitosas como Perdidos o Narcos. Lleva anillo en el dedo, pero no est¨¢ casado: ¡°Era de mi madre. A la gente le encanta saber si estoy casado o no. Para saber a qu¨¦ reba?o perteneces¡±.
A la gente le encanta saber si estoy casado o no. Para saber a qu¨¦ reba?o perteneces
Y as¨ª, lleva a?os a la fuga, pero la pr¨¢ctica no facilita la huida. ¡°No hay paz¡±, suspira. ¡°Uno cree que cuando se va haciendo mayor encuentra m¨¢s lugares de paz. Y no es as¨ª¡±. Y clava los ojos verdes en la ventana. ¡°Bueno, al final, el efecto es el mismo. La gente me pide aut¨®grafos por la calle. No saben mi nombre, pero saben qui¨¦n soy. S¨®lo es cuesti¨®n de hacer unas maniobras m¨¢s para que recuerden tambi¨¦n mi nombre¡±.
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