¡°No tenemos miedo porque no se puede luchar asustado¡±
La joven activista hondure?a toma el testigo de su madre, asesinada en marzo, en defensa de los derechos de los pueblos ind¨ªgenas
Aparenta a¨²n menos edad que sus 25 a?os. Pero se sube a un atril en un Parlamento extranjero, o en una organizaci¨®n internacional a miles de kil¨®metros de su casa, y no duda en defender con rotundidad la justicia de su causa. La de los derechos del pueblo lenca ¡ªla mayor etnia ind¨ªgena de su pa¨ªs, Honduras¡ª y las de otras comunidades en todo el mundo. "Vivimos un proyecto de saqueo y despojo", critica en la sede de la FAO (agencia de la ONU de la alimentaci¨®n y la agricultura), en Roma. Y la mezcla de emoci¨®n y crudeza con la que pide justicia para su madre, una conocida activista y ambientalista asesinada hace solo siete meses, humedece los ojos de los presentes. "Es una muestra del irrespeto de empresas, bancos y gobiernos a la defensa de los bienes comunes de la naturaleza", contin¨²a con dureza. Berta Isabel Z¨²?iga, la hija de Berta C¨¢ceres, sigue la lucha que su mami le dej¨® en herencia.
"En el clima de impunidad de Honduras, uno de los pa¨ªses m¨¢s corruptos, es dif¨ªcil llegar a la justicia", lamenta. Por eso, pide que adem¨¢s de cancelarse definitivamente el proyecto de construcci¨®n de una presa en el r¨ªo Gualcarque (sagrado para los ind¨ªgenas y foco de la batalla de su madre), se abra una comisi¨®n de justicia "con expertos internacionales e independientes" para esclarecer el asesinato. Y que no paguen solo los autores materiales, sino los inductores. Precisamente el pasado 14 de octubre fue detenido el exviceministro hondure?o Dar¨ªo Cardona, el s¨¦ptimo arrestado por el caso, y el primero que no est¨¢ acusado de haber participado en la ejecuci¨®n del crimen sino en su planificaci¨®n. "Pero el clima de impunidad es muy alto. Si asesinan con tanta libertad es porque saben que no hay consecuencias", se?ala la joven activista.
Porque Berta Z¨²?iga, como el resto de su familia, esperaba que la proyecci¨®n internacional de su madre, ampliada cuando le concedieron el premio Goldman (conocido como el 'Nobel verde'), la protegiera de que las amenazas de muerte se cumplieran. "Ella sab¨ªa que estaba en el punto de mira, y nosotros tambi¨¦n. Pero aprendes un poco a vivir con eso. Aunque atreverse con ella muestra que no tienen l¨ªmites". En julio, cuatro meses despu¨¦s de que segaran la vida de C¨¢ceres, Lesbia Yaneth Urqu¨ªa, otra ecologista hondure?a, tambi¨¦n aparec¨ªa muerta de un machetazo. Y el pasado 11 de octubre el Copinh, la organizaci¨®n fundada por C¨¢ceres, denunci¨® el intento de asesinato de Tom¨¢s G¨®mez Membre?o, su actual coordinador.
"Todos los que somos una voz fuerte en las luchas estamos amenazados. El clima de hostilidad siempre ha estado y sigue ah¨ª. Tambi¨¦n despu¨¦s del asesinato", denuncia Z¨²?iga. "Pero no tenemos miedo", proclama, retadora. "Porque uno no puede luchar con miedo". Cree que la muerte de su madre sirvi¨® para generar indignaci¨®n y compromiso en lo local, lo nacional y lo mundial. Aunque tambi¨¦n admite que logr¨® intimidar a cierta parte de la poblaci¨®n. Y por eso considera que viajar, entablar relaciones con otras organizaciones de todo el mundo, es importante para "romper ese miedo que quieren instalar sobre todas las cosas".
Para que ese clima de temor entre los activistas se pueda extender, sostiene Z¨²?iga, es b¨¢sico presentarlos como criminales y contrarios al progreso. "Solo cuando se da visibilidad a nuestra lucha, cuando se muestra como es en realidad, se puede romper ese mensaje de odio y satanizaci¨®n", mantiene. La joven hondure?a dice estar segura de que cuando sus problemas se presentan verazmente, cuando ellos pueden contar su historia, "aflora esa sensibilidad que todas las personas tienen". Lo que pasa, argumenta, es que "mucha gente no sabe qu¨¦ est¨¢ pasando en el mundo". Por eso pide romper esas "barreras medi¨¢ticas" que, seg¨²n ella, nos "emburbujan en cosas que realmente no son importantes en la vida humana".
"No basta con decir, s¨ª, pobrecitas. Manifestar esa solidaridad con acciones es importante". Con todo, Z¨²?iga agradece todo el apoyo internacional, aunque a veces se limite a la mera declaraci¨®n. "Porque al final, la nuestra y la de tantos pueblos ind¨ªgenas es una lucha por la vida. Por los r¨ªos, por los bosques, por las tierras... Por otras cosmovisiones distintas de esa, hoy hegem¨®nica, que quiere dominar el mundo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Berta C¨¢ceres
- Acaparamiento tierras
- Honduras
- Ind¨ªgenas
- Exodo rural
- Propiedad tierra
- Centroam¨¦rica
- Medio rural
- Emigraci¨®n
- Desigualdad social
- Hambre
- Explotaciones agrarias
- Derechos humanos
- ONU
- Econom¨ªa agraria
- Latinoam¨¦rica
- Etnias
- Migraci¨®n
- Salud p¨²blica
- Agricultura
- Am¨¦rica
- Organizaciones internacionales
- Agroalimentaci¨®n
- Relaciones exteriores
- Problemas sociales
- Qu¨¦ mueve a¡
- Planeta Futuro