Lo que esconden los dibujos que tus hijos devoran
Hay desde padres puestos de Trankimazin a tramas de corrupci¨®n municipal
Me gustar¨ªa desenchufar mientras enchufo a mis hijos a Clan para darles de comer. Ya puestos, lo que de verdad me encantar¨ªa es no tener que?embobarlos para que abran la boca. Pero ese es otro tema. Lo dicho, que ojal¨¢ pudiera ponerme a pensar en mis cosas en lugar de seguir el hilo de los dibujos. Porque tengo lo m¨ªo muy desatendido y porque lo que veo en estas series son unos misterios, unas incongruencias y unas dosis de az¨²car tales que me alegro de que mis hijos a¨²n no puedan entenderlas.
Empecemos por el Incoherente Reino Animal de Peppa Pig. Est¨¢n Suzie Sheep, Rebecca, Rosa y Robbie Rabbit, Candy Cat, Emily y Edmond Elephant, Gigi Gazelle, Danny Dog, Pedro Pony... ?Veis la cadencia? Seguro. Pero ah¨ª llega George Pig. ?Pero c¨®mo que George Pig? ?Por qu¨¦ no es Patrick o Paul o Parker? Y este detalle es lo menos inquietante. Me pregunto, por ejemplo, por qu¨¦ tienen una reina humana y por qu¨¦ es el ¨²nico Homo sapiens que aparece, por qu¨¦ solo hablan los mam¨ªferos o c¨®mo van a reproducirse si viven en el Arca de No¨¦. Darwin, exijo una explicaci¨®n. En todo caso, a Peppa se le perdono todo porque es insoportable y feminista. El hombre de la serie, Papig, siempre est¨¢ pasando la aspiradora y se l¨ªa con los mapas, mientras que el personaje que vale para todo y que lo hace todo y encima bien es femenino: la se?ora Rabbit.
?Y de La Patrulla Canina qu¨¦ me dec¨ªs? Muy graciosos los perretes, pero que sep¨¢is que un rescate en helic¨®ptero cuesta a 3.000 euros la hora. ?Qui¨¦n paga todo esto? ?Es la Patrulla Cansina un servicio p¨²blico o la alta tecnolog¨ªa que derrochan, los trajecitos, la torre molona, los m¨®viles y las galletitas de h¨ªgado est¨¢n sostenidos con fondos de alg¨²n magnate que permanece en la sombra? ?Y por qu¨¦ no detienen de una vez a la alcaldesa Goodway por malversaci¨®n de fondos y abuso de autoridad (adem¨¢s de por gritona)? ?Y por qu¨¦ los gatos no hablan si todo el mundo sabe que son m¨¢s listos que los perros?
Hablando de ninoninos, Sam el bombero, ese hombre que no libra jam¨¢s, no tiene vida privada (?habr¨¢ un novio o novia?) y que vive en un pueblo de cart¨®n piedra como los de las pelis de vaqueros, con solo cinco casas habitadas. ?Por qu¨¦ no les quitan el seguro del hogar a los Flood? Soy incapaz de contabilizar las veces que se les ha quemado la cocina. ?Y cu¨¢ndo se van a liar de una vez Trevor y Dylis? Eso es tensi¨®n sexual y no la de Remington Steele.
Luego est¨¢ la triada de ni?as fantasiosas y con cabezas por encima de sus posibilidades que no es que tengan un amigo invisible, sino que viven directamente en un mundo paralelo, Dora la Exploradora, la Doctora Juguetes y Kate, la de Mim Mim. Pase que Dora sea una ni?a inadaptada y sin amigos que se pasa el d¨ªa sola inventando aventuras y hablando con un mono, una mochila y un mapa, pero que sea su propia abuela la que fomente sus delirios d¨¢ndole la caja para guardar estrellas voladoras es de traca. ?Y d¨®nde est¨¢n sus padres? Porque aparte de saludarla en la cabecera de cada cap¨ªtulo, en plan ya se va la ni?a qu¨¦ descanso, est¨¢n desaparecidos.
Otros padres que tienen un morro que se lo pisan son los de Kate. Aprovechan cualquier excusa para escaquearse y dejarla m¨¢s sola que la una y no se extra?an de verla en estado catat¨®nico durante horas. Es m¨¢s, cuando vuelve y les cuenta con total naturalidad que ha estado cazando gelipulgas con un peluche de conejo gigante y bobalic¨®n que habla, ellos van y le dicen ¡°muy bien cari?o, vamos a seguir comiendo br¨®coli¡±, en lugar de llevarla al psic¨®logo o al exorcista. Lo mismito que habr¨ªa que hacer con la Doctora Juguetes, que una cosa es tener imaginaci¨®n y otra, una varita m¨¢gica con forma de estetoscopio. Sin embargo, el premio se lo lleva Pocoyo, un ni?o que oye voces en su cabeza y al que abducen los marcianos de vez en cuando.
Pero para padres, los de Caillou, siempre tan serenos, tan maduros, tan conciliadores, tan pacientes, tan buenrollistas, tan educativos, tan politiqu¨ªsimamente correctos... tan como t¨² pensabas que ibas a ser y no eres en absoluto que te entran unas ganas terribles de asesinarlos con tus propias manos. ?Pero estos dos, qu¨¦ toman? Apuesto a que van de Trankimazin hasta los ojos, si no ser¨ªa imposible no pegar ni un grito en seis temporadas (y vestir como visten).?Y los hijos qu¨¦, ni una ri?a, ni una rabieta, ni un ruido, ni una mancha, vamos, igualito igualito que los tuyos. Si quieres ciencia ficci¨®n de la buena olv¨ªdate de los coches voladores o de la familia esa gal¨¢ctica y p¨¢sate a Caillou: hay episodios en los que el pap¨¢ y la mam¨¢ est¨¢n los dos SENTADOS al mismo tiempo en el sof¨¢ LEYENDO tranquilamente mientras los ni?os juegan SOLOS por la casa o el jard¨ªn. En serio.
De todas formas, lo realmente preocupante es la desaparici¨®n total del drama y su sustituci¨®n por purito algod¨®n de az¨²car. Nosotros, los ni?os a los que lo mejor que pod¨ªa pasarles a sus dibujos era que mataran a tiros a su madre delante de ellos, que los criara un abuelo ogro a base de sopa y en manga corta en los Alpes o que tuvieran que recorrer 3.000 leguas en busca de su progenitora, estamos criando ni?os que no van ni a esquina solos y que no pueden ver ni una gota de tristeza.
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