La forma perfecta de dar una lecci¨®n a su hijo cuando se pone insoportable
Desde el silencio sepulcral hasta despojarle del ocio extra. Le proponemos una reacci¨®n ejemplarizante para cada situaci¨®n de estr¨¦s. Y sin gritos
La alimentaci¨®n, los buenos modales, los estudios y la realizaci¨®n de las tareas dom¨¦sticas son las cuatro grandes cuestiones en torno a las que giran la mayor parte de las discusiones familiares, como apunta el estudio Padres e hijos en la Espa?a actual del profesor Gerardo Meil, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. "Los hijos siempre nos van a plantear situaciones dif¨ªciles que nos sacan de nuestra tranquilidad, de nuestra zona de confort. Lo primero que hay que ver es si esa rabieta es algo puntual o est¨¢ ocurriendo con frecuencia. Tambi¨¦n hay que tener en cuenta la edad del ni?o: no es lo mismo una rabieta a los dos que a los 10 a?os¡±, afirma Susana Cruylles, psic¨®loga cl¨ªnica, terapeuta de familia, y codirectora de La Escuela de Padres (Madrid). La buena noticia es que se trata de un mal com¨²n. Y la mejor, que es (o deber¨ªa ser) temporal y puntual. ¡°Todas las familias pasan por etapas dif¨ªciles y todo tiene soluci¨®n¡±, tranquiliza la especialista.
Puede que est¨¦ pensando que eso suena muy bonito en teor¨ªa, pero dif¨ªcil en la pr¨¢ctica. Todo es cuesti¨®n de hacerlo bien. Aunque el castigo continuado repercute en una baja autoestima (¡°al ni?o se le est¨¢ mandando una imagen negativa de ¨¦l, como si todo lo que hace, lo hiciera mal¡±, dice Cruylles), s¨ª existen ¡°castigos¡± que funcionan. ¡°Yo prefiero llamarlo ¡®consecuencias¡¯ en vez de castigos, pero s¨ª, funcionan y estar¨¢n siempre bien aplicados si vemos que mejora el comportamiento. Para que funcionen tenemos que saber que cada ni?o es diferente. Para cada uno en particular, y a cada edad, son ¨²tiles unos castigos o consecuencias diferentes. Por eso es importante conocer a nuestros hijos y saber qu¨¦ les gusta y motiva para que cuando hagan algo mal podamos aplicar la consecuencia adecuada en base a eso¡±, explica la especialista Cruylles.
Hemos planteado cinco situaciones concretas con las que usted seguramente habr¨¢ tenido que lidiar, y expertas en psicolog¨ªa infantil y juvenil explican c¨®mo gestionarlas.
1. En un arrebato de ira, su hijo de unos 5 a?os le dice: "?D¨¦jame en paz, ojal¨¢ te mueras!"
Por su puesto, su hijo no quiere verle muerto. Como dice Cristina Otaduy Vivo, especializada en psicopedaog¨ªa y directora de Psicotaduy Educaci¨®n y Salud (Valencia), ¡°un ni?o de esa edad no es consciente de la gravedad de las acusaciones que puede llegar a usar en sus rabietas, simplemente, desea expresar su estado emocional de ansiedad y frustraci¨®n, la agresividad que siente dentro de s¨ª mismo, y transmitir su oposici¨®n¡±. Pero al mismo tiempo, tambi¨¦n hay que hacerle entender que, como aclara Silvia ?lava Sordo, psic¨®loga y directora del ¨¢rea infantil del Centro de Psicolog¨ªa ?lava Reyes (Madrid), ¡°lo dicho es una cosa muy grave y sus palabras, m¨¢s all¨¢ del enfado, duelen y causan tristeza¡±.
C¨®mo reaccionar: Primero, cont¨¦ngase. "Generalmente, con esa situaci¨®n el ni?o busca que la situaci¨®n explote, que el padre se enfade much¨ªsimo, y as¨ª tener m¨¢s tiempo para no hacer lo que le estaban ordenando, adem¨¢s de ganar atenci¨®n¡±, afirma Silvia ?lava. Y a continuaci¨®n, act¨²e ante ¨¦l como si, efectivamente, usted no existiera. "Han de mirar al ni?o con seriedad, y dejar de hacerle caso durante un ratito e incluso si hace falta, salir de la habitaci¨®n e irse a otro sitio", a?ade ?lava. ?Cu¨¢nto tiempo ha de durar el mutismo absoluto? Los psic¨®logos suelen aplicar la regla de un minuto por a?o; es decir, el ni?o de cinco a?os se quedar¨¢ unos cinco minutos sin padre o madre. ¡°Lo normal es que el ni?o acuda corriendo al progenitor y no respete ese l¨ªmite de tiempo. Cuando pregunte por qu¨¦ no se le hace caso, es cuando hay que explicarle con calma y seriedad que eso que dijo es una muy serio, que ha dolido y que ahora ha de esperar a que se pase para que pueda hablar con ¨¦l¡±, indica ?lava, autora del libro Queremos hijos felices (JdeJ Editores). Seg¨²n esta psic¨®loga, esto har¨¢ pensar al ni?o y funcionar¨¢ mejor que el simple "?ahora te dejo sin jugar!".
2. El hijo adolescente reniega de usted pero exige el dinero de pap¨¢ y mam¨¢
Es la t¨ªpica reacci¨®n de esa edad, cuando necesita sentirse aut¨®nomo pero, al mismo tiempo, a¨²n no puede prescindir de la ayuda de sus padres. ¡°Reflexione profundamente de cu¨¢ndo, c¨®mo y por qu¨¦ han llegado a esta situaci¨®n. Y valore tambi¨¦n c¨®mo se siente como persona, no como padre, cuando su hijo le trata de ese modo, y por qu¨¦ se lo permite. Si la respuesta es: ¡®Es que es nuestro hijo y hay que ir a por ¨¦l al cole¡¯, no vale. Hay que ver qu¨¦ har¨ªamos sin el filtro emocional si fuera otro chico¡±, comenta Otaduy.
"Si su hijo le grita ¡®?Ojal¨¢ te mueras!¡¯, deje de hacerle caso durante un rato e incluso, si hace falta, salga de la habitaci¨®n y v¨¢yase a otro sitio" (Silvia ?lava, psic¨®loga infantil)
C¨®mo reaccionar: Si tras hablarlo con ¨¦l no entra en raz¨®n, pasemos a la acci¨®n. ¡°Se le despoja de aquello que pagamos con nuestro dinero, porque no somos sus banqueros sino sus padres. A partir de ese momento se tendr¨¢ que ganar su m¨®vil, su wifi, su ordenador, lo que sea. En lugar de tener m¨¢s privilegios, tendr¨¢ menos. Y si no quiere que vayamos al cole a por ¨¦l, le diremos que si nos habla con ese mal tono s¨ª iremos, y que adem¨¢s, haremos lo posible para que se nos vea bien vistos, pero si lo hace con educaci¨®n actuaremos de acuerdo a lo que consideremos necesario¡±, expone Otaduy. El objetivo es transmitir el mensaje de que el respeto y las normas son necesarias para la convivencia, y en este caso, se escriben y se cumplen.
3. Es un tirano con sus hermanos
Si un menor la paga con otro hermano, es necesario, seg¨²n la experta, hacerle sentir fuera de la manada. ¡°El mensaje es que como familia, nos ayudamos unos a otros, pertenecemos a un grupo. Si todo se hace con respeto y consideraci¨®n, se permanece unido¡±. Y para quien no respeta, la cosa cambia.
C¨®mo reaccionar: Se trata de excluirle del grupo de forma temporal. ¡°Alejarle de lo que yo denomino el c¨ªrculo de las palabras. Dejarle en silencio. Y mostrarle que como no ha cumplido la norma del respeto al grupo, no se hablar¨¢ con ¨¦l, pero s¨ª con los hermanos; no se le besar¨¢, no se le abrazar¨¢ y se ir¨¢ solo a la cama. La exclusi¨®n depender¨¢ de la gravedad del maltrato a los otros¡±, advierte la psic¨®loga Otaduy.
4. Es destructivo: aficionado a romper juguetes ajenos o vaciar el bote de gel por placer
Para corregir y prevenir, conviene explicarle al cr¨ªo que aquello que rompe o malgasta tiene un precio. ¡°Son ni?os que no dan valor a lo material porque lo obtienen gratis, y no les cuesta esfuerzo obtener esas cosas¡±, afirma Otaduy. Y si es demasiado peque?o para que entienda lo que es un "precio", h¨¢gaselo saber oblig¨¢ndole a subsanar el desperfecto con algo personal (si ha desperdiciado la plastilina de otro ni?o, haga que le regale la suya).
C¨®mo reaccionar: ¡°Si se trata del gel que acabamos de comprar, le retiraremos de la hucha o del valor de sus cromos de f¨²tbol o de su colecci¨®n de mu?ecas, el valor del gel, por ejemplo. Y para ser precavidos, ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil si en lugar de un bote grande de gel, le dejamos un recipiente peque?o, para que se acostumbre a otras cantidades. Esto se puede aplicar a todo lo que suele despilfarrar¡±.
5. Es de los de "no, no y mil veces no"
Puede ser una negativa a pasar un d¨ªa en el campo, a merendar en casa de una t¨ªa, a ba?arse, a ingerir alimentos¡ Es una actitud bastante habitual entre los cuatro y seis a?os y, si es reiterativa en situaciones concretas (por ejemplo, salir al campo) conviene averiguar si no esconde alg¨²n mal recuerdo o miedo a los bichos.
C¨®mo reaccionar: Seg¨²n Silvia ?lava, ¡°lo primero es no hacerle mucho caso y lo segundo, ponerle un reto. Por ejemplo, decirle: ¡®Mira, vamos a ir a pasar el d¨ªa en el campo y t¨² vas a ser el encargado de llevar el picnic de la comida o de escoger el sitio donde vamos a comer¡¯. O si se trata de ir al supermercado, asignarle la tarea de que ser el responsable de encontrar y colocar en el carro tres cosas de la lista. El objetivo es darle una atenci¨®n en positivo, de que sea tambi¨¦n protagonista del plan, pero no a trav¨¦s de una rabieta con la que se acostumbra a tener nuestra atenci¨®n solo si nos enfadamos¡±. Ante todo, no se agobie. Como sospechamos, los hijos no est¨¢n en contra de sus padres y, como asegura Susana Cruylles, ¡°las rabietas son algo evolutivo y sano para mostrar sus necesidades y preferencias¡±. As¨ª que, sea paciente y conf¨ªe en los consejos de las expertas.
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