?Un choque de modernizaciones?
El actual mandatario, Xi Jinping, lidera el tercer impulso de cambio en China
Contempor¨¢neamente, China experiment¨® tres impulsos modernizadores principales. El primero fue liderado por el movimiento nacionalista Kuomintang (KMT) y acab¨® por triunfar en la isla de Taiw¨¢n. El segundo fue protagonizado por el Partido Comunista de China (PCCh) en el continente y pilotado por Mao Zedong. El tercer impulso, tambi¨¦n en el continente, lo promovi¨® Deng Xiaoping y lo lidera el actual mandatario chino, Xi Jinping.
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Los proyectos del KMT y del PCCh, enfrentados en la guerra civil, coexistieron paralelamente durante la guerra fr¨ªa en un marco de escaramuzas y tensiones. Deng impuso la v¨ªa pac¨ªfica frente a los coqueteos de Mao con la tentaci¨®n de la conquista. El PCCh no ignor¨® el ¨¦xito econ¨®mico en la isla ¡°rebelde¡± de Taiwan, uno de los cuatro tigres asi¨¢ticos, e incorpor¨® parte de esa experiencia a su agenda en el segundo impulso modernizador. En lo pol¨ªtico, sin embargo, mientras que el KMT evolucion¨® desde la dictadura abri¨¦ndose a una democracia pluralista, el PCCh persiste en su modelo unipartidista con ligeros retoques de incierto futuro. Cuando Deng formul¨® su propuesta de ¡°un pa¨ªs, dos sistemas¡±, imaginaba un arreglo entre ambos partidos que resolviera la cuesti¨®n pendiente de la reunificaci¨®n dejando que el paso del tiempo resolviera todo lo dem¨¢s. Tras la democratizaci¨®n taiwanesa, esto no era posible. El PCCh reaccion¨® aprobando una ley que precept¨²a la guerra caso de Taiwan elegir el rumbo independentista.
La p¨¦rdida de significaci¨®n pol¨ªtica del KMT en Taiwan, consumada tras una humillante derrota en enero de este a?o de la que tardar¨¢ en reponerse, plantea al PCCh una disyuntiva dif¨ªcil. Sectores influyentes del Partido Democr¨¢tico Progresista (PDP), aunque bajo el liderazgo una moderada, Tsai Ing-wen, sugiere culminar la modernizaci¨®n en lo pol¨ªtico liquidando los ¨²ltimos vestigios de la Rep¨²blica de China. A diferencia del KMT, el PDP no sue?a con ¡°reconquistar¡± el continente. Tsai, con mayor¨ªa holgada, supedita cualquier avance en la reunificaci¨®n al respeto a la decisi¨®n soberana de los taiwaneses. En la pr¨¢ctica, a la vista de lo que avanzan las encuestas, equivale a su rechazo. De ah¨ª la insistencia continental en presionarla para que reconozca el principio de la existencia de una sola China. Este desencuentro se agrava con las prisas de Xi Jinping por dejar encaminado el diferendo.
En lo econ¨®mico, con matices, ambas modernizaciones podr¨ªan confluir y de hecho se ha operado ya un considerable intercambio que tambi¨¦n el PDP quiere moderar propiciando una estrategia de amortiguaci¨®n de la dependencia a trav¨¦s del acercamiento a los pa¨ªses del sudeste asi¨¢tico.
Para el PCCh, la modernizaci¨®n es sin¨®nimo no solo de desarrollo y bienestar sino de superaci¨®n de las humillaciones
Pero en lo pol¨ªtico, el choque se antoja dif¨ªcilmente evitable. Por m¨¢s que el PCCh adjetive su pretendido proyecto democratizador, su esencia es el reforzamiento de la hegemon¨ªa partidaria. El papel reservado a la sociedad, aun con f¨®rmulas de democracia consultiva o deliberativa, nunca ser¨¢ equiparable al pluralismo vigente en Taiwan que el PDP quiere profundizar. El PCCh no aceptar¨¢ que la isla decida en solitario el futuro hist¨®rico de China.
El proyecto modernizador abanderado por el KMT logr¨® configurar una sociedad desarrollada y democr¨¢tica. El promovido por el PCCh, especialmente tras la adopci¨®n de la reforma y apertura, sugiere un ¨¦xito de naturaleza diferente. En el primer caso evolucion¨® a la par que la holgura de la base que relativiza la importancia de la reunificaci¨®n de la naci¨®n china. En el segundo, sin embargo, este sigue siendo un casus belli que abunda en los peores presagios.
Para el PCCh, la modernizaci¨®n es sin¨®nimo no solo de desarrollo y bienestar sino de superaci¨®n de las humillaciones derivadas de un tiempo de extrema debilidad del pa¨ªs. Hoy, de regreso en las posiciones de primac¨ªa, la reparaci¨®n territorial tiene en Taiwan ¨Ccomo en los archipi¨¦lagos en disputa en los mares contiguos- un referente irrenunciable. La impaciencia que se advierte en dichos litigios, en los que, parad¨®jicamente, coincide con Taipei en los posicionamientos b¨¢sicos, invoca una estrategia envolvente de Taiwan.
Los ideales que inspiran los sistemas pol¨ªticos a uno y otro lado del estrecho les alejan, pero es incluso improbable que una China continental democr¨¢ticamente homologable renunciara de buen grado a la reunificaci¨®n aunque la confluencia de ambas modernizaciones podr¨ªa facilitar v¨ªas pac¨ªficas. De otro modo, el posible choque entre ambas seguir¨¢ pesando como una losa sobre la estabilidad de la regi¨®n.
Xulio R¨ªos es director del Observatorio de la Pol¨ªtica China.
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