Premiar y castigar
He visto a Olivia Palermo recoger m¨¢s premios que a Phelps medallas
Sin buscarlo, el lunes me encontr¨¦ sentado al lado de Baltasar Garz¨®n. Como muchas celebridades, resulta bastante m¨¢s guapo en persona que en la tele. No le dije eso, porque me choca cuando me lo dicen a m¨ª. ?l estaba m¨¢s relajado que yo, esperando pacientemente los discursos de las premiadas en la gala anual del Club de las 25, presentada por Rosa Mar¨ªa Calaf. Miraba con frecuencia mi reloj porque tambi¨¦n estaba convocado en otra entrega de premios. ¡°?Vas a entregar o recoger?¡±, me preguntaron, y Garz¨®n se mostr¨® atento. Lo juzgu¨¦ elegante y profesional, es el recurso en el que Isabel II est¨¢ m¨¢s entrenada: mostrar inter¨¦s, que no es lo mismo que interesarse realmente. ¡°En Madrid todo es simultaneo, se juntan los juicios y los premios. Muy espa?ol¡±, avanc¨¦. ¡°Premiar y castigar¡±, conclu¨ª. ¡°Cu¨¢nta raz¨®n¡±, dijo el juez estrella, sonriendo con unos dientes que son m¨¢s chispeantes de cerca que en los peri¨®dicos. ¡°Cu¨¢nta raz¨®n¡±, repiti¨®.
Con raz¨®n o no, sin castigo pocas veces hay premio. Y es un calvario intentar ir a todo, un h¨¢bito que no he conseguido erradicar, quiz¨¢ por la adrenalina del corre corre. En los premios Club de las 25 estaba como invitado, en los de la revista Interiores, presentados por M¨¢xim Huerta, deb¨ªa entregar un galard¨®n al c¨¦lebre dise?ador Karim Rashid. Igual que en los juicios hay acusados y fiscales, en las ceremonias de premios hay entregadores y galardonados. Una idea que viene de los Oscar pero que en las galas de premios que se dan en Madrid adquiere aires de festival y de colegueo masivo. Vi¨¦ndolo bien, en los macrojuicios tambi¨¦n anida el colegueo. Siempre hay matices y personalidad en la manera en que se presentan los premios. Los del Club de las 25 era todo progresista, ?la pol¨ªtica estaba en el aire! Y el sal¨®n lleno de pelos de colores. Record¨¦ a mis padres pero con ese glamour europeo que aporta el hotel Palace con sus columnas y sus l¨¢mparas de cristal. En los discursos de agradecimiento de los decoradores de Interiores tambi¨¦n hab¨ªa mensaje, pero mucho m¨¢s empresarial. Sin duda mi premio favorito fue al mejor material vers¨¢til. Y el discurso favorito fue el minimalista de una sola frase de Javier Mariscal: ¡°El interior es lo m¨¢s bello¡±. Rashid felicit¨® a los espa?oles por mantener el optimismo en tiempos de incertidumbre cuando ya se respiraba ese aire tranquilo de saber que, por fin, tenemos gobierno y eso parece calmar mucho las siempre nerviosas aguas del interiorismo.
Aguas minerales y aguas enriquecidas. Uno de los decoradores coment¨® que en los ¨²ltimos meses ciudadanos venezolanos han comprado 35 edificios en el centro de Madrid, eso supone mucha rehabilitaci¨®n, mucha decoraci¨®n y mucha tela. El barrio de Salamanca se ha convertido en Little Venezuela. El mismo decorador explica que Madrid es un 30% m¨¢s barato que Miami para los venezolanos enriquecidos mete¨®ricamente en los ¨²ltimos a?os.
Al d¨ªa siguiente, un expresidente de Caja Madrid declar¨® que las tarjetas black se hicieron m¨¢s oscuras y refinadas cuando lleg¨® el se?or Blesa a la instituci¨®n. Y esa misma noche, la revista Elle cumpli¨® 30 a?os en Espa?a convocando, ?c¨®mo no?, a unos premios, sin comida, con Sara Carbonero y Ram¨®n Arang¨¹ena y toda una constelaci¨®n de invitados y premiados servidos en bandeja. Despu¨¦s de la aparici¨®n de Gwyneth Paltrow, Elizabeth Hurley y Olivia Palermo la parte posterior de la chaqueta de Eugenia Mart¨ªnez de Irujo aportaba humor y toda una declaraci¨®n de principios: Je m¡¯en fous. Me da igual, pero pareciera que hay una agencia que lleva a estas se?oras a todos los premios de revistas. He visto a Olivia Palermo recoger m¨¢s premios en nuestra ciudad que a Michael Phelps ganar medallas ol¨ªmpicas. Yo mismo le entregu¨¦ uno de la revista Marie Claire. Con tanta experiencia como cursiler¨ªa, Olivia recoge sus trofeos con dos frasecitas y voz de que es la primera vez. Paltrow se lanz¨® a hablar castellano con esa alegre incongruencia con la que hablamos ingl¨¦s cuando nos venimos arriba y termin¨® agradeciendo con un ligeramente populista: ¡°?Viva la madre que me pari¨®!¡±, que cosech¨® la mayor ovaci¨®n de la noche. Hurley fue, sin duda, la que mejor ingl¨¦s habl¨®, acad¨¦mica y un poquito reivindicativa al recordar la importancia de las revistas femeninas en la lucha contra el c¨¢ncer de mama. Solidaridad y glamour, palabrotas y escotes, Garz¨®n, todo forma parte del ritual de premiar y castigar.
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