Los animales contagiar¨¢n la tuberculosis a un mill¨®n de personas
Los expertos alertan de que la variante animal de la enfermedad apenas se estudia
¡°El neum¨®logo que me trat¨® es uno de los mejores del pa¨ªs, y no fue capaz de distinguir los s¨ªntomas de mi enfermedad. Ese es el nivel de desconocimiento que hay¡±. Jonathan Cranston, veterinario ingl¨¦s de 35 a?os, repite varias veces durante la entrevista la palabra ¡°suerte¡±. No es la que uno elegir¨ªa para describir su periplo: Un animal salvaje, un ?u, le contagi¨® de tuberculosis mientras trabajaba en un proyecto de investigaci¨®n en Sud¨¢frica, cerca del parque Kruger. Al enfermar, ya en su pa¨ªs, a ninguno de los m¨¦dicos con los que consult¨® se le pas¨® por la cabeza esa posibilidad, as¨ª que le medicaron primero para la neumon¨ªa, despu¨¦s para una tuberculosis humana. ¡°Llegu¨¦ pensar que no lo contaba¡±, relata.
La enfermedad que padeci¨® Cranston, llamada tuberculosis zoon¨®tica, es sorprendentemente desconocida pese a que se calcula que afectar¨¢ a m¨¢s de un mill¨®n de personas en todo el mundo en la pr¨®xima d¨¦cada. Se estima que unas 149.000 personas la contrajeron el a?o pasado, y que 13.400 de ellas murieron. Sin embargo, todos los expertos consultados coinciden en que la cifra est¨¢ extremadamente infraestimada. B¨¢sicamente porque ning¨²n pa¨ªs tiene datos reales sobre cu¨¢ntas personas enferman por la tuberculosis humana, provocada por el bacilo M. tuberculosis, y cu¨¢ntas por la animal, M. bovis. La mayor¨ªa de los casos se dan en pa¨ªses africanos y del sudeste asi¨¢tico, que carecen de los medios para hacer los an¨¢lisis que distinguen entre uno y otro.
¡°La v¨ªa de transmisi¨®n m¨¢s habitual de M. bovis a los humanos es a trav¨¦s de la comida, cuando se bebe leche sin pasteurizar o al comer carne de animales infectados¡±, explic¨® Paula Fujiwara, directora cient¨ªfica de la Uni¨®n contra la tuberculosis y enfermedades respiratorias (The Union), durante el congreso anual que se celebra estos d¨ªas en Liverpool. ¡°Sin embargo, y aunque a¨²n hay mucho que no sabemos, el contagio tambi¨¦n se produce por v¨ªa a¨¦rea, es decir, que afecta a personas que tienen contacto directo con los animales, como ganaderos, veterinarios, trabajadores de mataderos o carniceros¡±, a?adi¨®.
Cranston se contagi¨® durante una investigaci¨®n sobre los niveles de estr¨¦s que sufr¨ªan los ?us que pasaban tiempo aislados en cuarentena antes de ser trasladados a otra reserva. Los cient¨ªficos dorm¨ªan a los animales, les sacaban sangre y analizaban las muestras. ¡°Yo en particular me ocupaba de la anestesia, es decir, de mantener las v¨ªas respiratorias abiertas. Era muy habitual que tuviera las manos metidas en la boca de los animales¡±. Es decir, un contacto muy estrecho. Los s¨ªntomas empezaron a las seis semanas de volver de Sud¨¢frica, en la primavera de 2013: ¡°Tos¨ªa, me quedaba sin aire y me levantaba por las noches empapado en sudor¡±. Le diagnosticaron una neumon¨ªa y tom¨® antibi¨®ticos durante dos semanas. ¡°En lugar de mejorar me deterior¨¦ r¨¢pidamente: fiebre muy alta, debilidad, me desmay¨¦ en el trabajo¡±.
Una radiograf¨ªa mostr¨® un derrame pleural, lo que el m¨¦dico interpret¨® como resultado de una neumon¨ªa grave. ¡°Para entonces yo ya me hab¨ªa documentado y sospechaba que pod¨ªa ser tuberculosis. Incluso alert¨¦ de que hab¨ªa estado en contacto con animales en ?frica, pero el m¨¦dico dijo que era poco probable¡±. Una biopsia confirm¨® d¨ªas despu¨¦s que era tuberculosis, pero no la forma. ¡°Estuve tres meses con un tratamiento para la forma humana, hasta que hicieron un cultivo y se vio que era M. bovis y en concreto una cepa africana resistente a dos de los f¨¢rmacos¡±.
As¨ª que tuvo que empezar de nuevo con otra medicaci¨®n. En total, 12 meses de tratamiento. ¡°En noviembre de 2014 me dieron el alta. No tuve secuelas ni desarroll¨¦ resistencias. Tuve mucha suerte¡±, dice con una sonrisa. ¡°Imagino que en ?frica la primera sospecha hubiera sido la tuberculosis, pero en Europa ya nadie piensa en esta enfermedad, y , menos a¨²n, en que te pueda haber contagiado un animal¡±, a?ade. Ha vuelto varias veces a ?frica desde que se cur¨®. "Pero ahora tomo m¨¢s precauciones", asegura. Ya no trabaja sin guantes ni m¨¢scara; sus compa?eros tampoco. Aquella primera noche que pas¨® en el hospital, mientras un drenaje recog¨ªa 2,5 litros de l¨ªquido del derrame pleural, es un recuerdo medio borroso: "Me dol¨ªa y no pod¨ªa dormir, as¨ª que la cabeza se me iba. Pens¨¦ en que quiz¨¢ no saldr¨ªa vivo, y en lo que quer¨ªa hacer antes de morir".
Se diagnostica m¨¢s tarde
El tratamiento de la tuberculosis zoon¨®tica o bovina supone un enorme desaf¨ªo, explica a Planeta Futuro Francisco Olea-Popelka, investigador de la Universidad de Colorado (Estados Unidos). En primer lugar, porque M. bovis es naturalmente resistente a la pirazinamida, uno de los cuatro f¨¢rmacos que se emplean en el tratamiento de primera l¨ªnea de la tuberculosis humana. Es decir, en muchos casos, como el de Cranston, empiezan a tratarse de forma inadecuada hasta que se da con el culpable. Adem¨¢s, ¡°la tuberculosis bovina suele ser de tipo extrapulmonar, lo que complica el diagn¨®stico¡±, se?ala el experto. ¡°Si se ve una tuberculosis extrapulmonar, habr¨ªa que sospechar de M. bovis, pero para eso hay que saber lo que est¨¢ sucediendo¡±.
Alejandro Perera Ortiz, veterinario especializado en tuberculosis bovina, a?ade que la enfermedad provocada por la M. bovis suele ser extrapulmonar porque tiene un inicio digestivo u oral, ya que se contrae por la ingesta de productos l¨¢cteos sin pasteurizar. ¡°A nivel mundial las recomendaciones de tratamiento est¨¢n orientadas a la presentaci¨®n pulmonar; para la extrapulmonar no hay un esquema, por lo que muchas veces hay que hacer un diagn¨®stico diferencial, y descartar el c¨¢ncer, por ejemplo, lo que retrasa el tratamiento correcto¡±. Adem¨¢s, los tratamientos son m¨¢s largos y m¨¢s caros que para M. tuberculosis, la probabilidad de encontrar resistencias es mayor y la mortalidad es superior.
Solo Estados Unidos tiene perfectamente controlado el n¨²mero de casos de tuberculosis animal, dice Olea-Popelka. De las alrededor de 10.000 infecciones anuales que se detectan, el 1,5% est¨¢n provocadas por la bacteria M. bovis. ¡°Es un pa¨ªs rico y hay tan pocos casos que siempre, por defecto, se hacen cultivos para saber qu¨¦ bacteria es¡±, se?ala. ¡°Sin embargo, sus datos no pueden servirnos para extrapolar la prevalencia, porque Estados Unidos no tiene nada que ver con pa¨ªses africanos o del sudeste asi¨¢tico. Hay que estudiarlo mejor¡±, a?ade.
Los expertos aseguran que se necesita m¨¢s investigaci¨®n y m¨¢s recursos para tratar adecuadamente este tipo de tuberculosis si se quiere conseguir el objetivo de la eliminaci¨®n para 2035 que se ha marcado la comunidad internacional. Olea-Popelka y Perera, entre otros, publicaron hace unos d¨ªas un art¨ªculo en la revista The Lancet en el que alertan de que ¡°los desaf¨ªos que afrontan los pacientes con tuberculosis zoon¨®tica no son proporcionales a la atenci¨®n cient¨ªfica y a los recursos que se han destinado estos ¨²ltimos a?os a otras enfermedades¡±. Y a?aden que es prioritario conocer la prevalencia, ¡°especialmente en ¨¢reas donde la tuberculosis bovina es end¨¦mica y donde la poblaci¨®n vive en condiciones que favorecen el contacto directo con animales infectados¡±.
¡°La tuberculosis zoon¨®tica es la enfermedad de los pobres entre los pobres¡±, dice Olea-Popelka. ¡°Tenemos una obligaci¨®n moral, ¨¦tica, de preocuparnos de esas personas, que generalmente viven en ¨¢reas rurales y se dedican a producir la comida que luego comemos todos¡±, a?ade.
Un reto para ?frica
El problema de la tuberculosis bovina en humanos puede convertirse en un aut¨¦ntico reto de futuro en pa¨ªses como Etiop¨ªa, que tiene la mayor caba?a bovina de ?frica, con unos 53 millones de vacas. Un grupo de cient¨ªficos ¨Cepidemi¨®logos, genetistas, inmun¨®logos¡-- de la Universidad de Cambridge est¨¢n ahora en el pa¨ªs trabajando en un proyecto de cinco a?os que pretende minimizar los contagios entre la poblaci¨®n m¨¢s expuesta: trabajadores de las granjas y de los mataderos, veterinarios, poblaci¨®n que consume leche sin pasteurizar y carne cruda¡
El profesor James Wood, que lidera el proyecto, explic¨® que el riesgo es cada vez mayor porque Etiop¨ªa est¨¢ intentando doblar su capacidad ganadera para poder alimentar a una poblaci¨®n creciente. El pa¨ªs lleva a?os importando razas extranjeras, como la Holstein o frisona, de Estados Unidos, porque producen mucho m¨¢s que las aut¨®ctonas de raza Zebu, y se han creado enormes explotaciones ganaderas cerca de las zonas m¨¢s pobladas.
¡°El 50% de los animales est¨¢n infectados de tuberculosis debido a la intensificaci¨®n masiva. La poblaci¨®n bebe leche sin hervir y come carne cruda, as¨ª que estamos frente a la tormenta perfecta¡±, explic¨® durante el congreso de The Union en Liverpool. ¡°Y esto que est¨¢ sucediendo en Etiop¨ªa podr¨ªa trasladarse a otros pa¨ªses que tambi¨¦n fomenten la ganader¨ªa intensiva¡±, a?adi¨®. Se calcula que un 30% de los casos de tuberculosis en humanos son extrapulmonares, una de las caracter¨ªsticas de la infecci¨®n bovina.
A¨²n es pronto para saber qu¨¦ recomendaciones pueden tener ¨¦xito, pero Wood adelant¨® que se est¨¢n planteando promover la pasteurizaci¨®n en los hogares. ¡°El factor cultural es muy importante. Cualquiera que haya probado la leche sin pasteurizar sabe lo distinto que es el sabor. Tratar de modificar h¨¢bitos alimenticios mediante intervenciones de salud p¨²blica puede ser muy complicado¡±, explic¨®.
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