Obligadas a ser madres en Chile
El transandino es uno de los cinco pa¨ªses del mundo donde el aborto todav¨ªa est¨¢ penalizado en todas sus formas
El test de embarazo ha dado positivo. Repites la prueba. Ya no hay dudas, est¨¢s embarazada. No lo puedes creer o, simplemente, no lo quieres creer. Porque fuiste violada, porque no tienes ninguna capacidad econ¨®mica de mantener un hijo, porque el m¨¦dico te ha advertido de que el embarazado podr¨ªa matarte o porque el feto es inviable. Solo se te pasa por la cabeza una cosa, la interrupci¨®n del embarazo ser¨ªa la ¨²nica forma de salir adelante. Piensas que es t¨² cuerpo, t¨² decisi¨®n. Pero existe un problema, la legislaci¨®n chilena penaliza el aborto en todas sus formas. Hoy por hoy, la ley manda en el cuerpo de las mujeres. No hay excepci¨®n, en Chile eres una delincuente.
El C¨®digo Sanitario chileno prohibe cualquier acci¨®n cuyo fin sea provocar un aborto y el C¨®digo Penal establece penas de prisi¨®n para la mujer que lo realice y quien le ayude, sea o no un profesional de la salud. En la actualidad, s¨®lo cuatro pa¨ªses del mundo comparten un nivel punitivo tan alto: El Salvador, Nicaragua, Rep¨²blica Dominicana y Malta ¡ªcinco si se incluye El Vaticano¡ª. ¡°La criminalizaci¨®n total del aborto niega el derecho a la vida, a la salud, a la integridad f¨ªsica y ps¨ªquica, a la privacidad de las mujeres y ni?as e implica un trato inhumano y degradante¡±, explica Ana Piquer, directora ejecutiva de Amnist¨ªa Internacional Chile.
El pasado 17 de marzo y despu¨¦s de un a?o de debate, la C¨¢mara de Diputados aprob¨® el proyecto de ley tres causales, que regula el aborto en caso de peligro de vida de la mujer, inviabilidad fetal y violaci¨®n. Sin embargo, la nueva legislaci¨®n todav¨ªa tiene que ser ratificada por el Senado, donde duerme desde hace meses. ¡°Bajo la l¨®gica de que hay que escuchar a todos, se disfraza el no legislar m¨¢s r¨¢pidamente, el no votar¡±, critica Carolina Carrera, presidenta de la corporaci¨®n Humanas. ¡°El proyecto ya es bastante reducido y el temor que las organizaciones de mujeres y feministas tenemos es que todav¨ªa se reduzca aun m¨¢s¡±, concluye. A d¨ªa de hoy, el debate sigue abierto y la ley vigente, las mujeres que deciden abortar cometen un delito.
En el Senado lleva meses aparcada una ley para despenalizar el aborto en tres supuestos. El 73% de la poblaci¨®n lo apoya
El aborto terap¨¦utico fue legal en el pa¨ªs transandino hasta septiembre de 1989, cuando la dictadura de Pinochet, en uno de sus ¨²ltimos coletazos, modific¨® el C¨®digo Sanitario para que la interrupci¨®n del embarazo quedar¨¢ penalizada en todas sus formas. Sin embargo, las mujeres siguieron abortando, de m¨²ltiples maneras y por m¨²ltiples motivos. Seg¨²n cifras del Ministerio de Salud, los egresos hospitalarios de mujeres por aborto son m¨¢s de 33.000 al a?o. ¡°La penalizaci¨®n no evita que las mujeres aborten, solo provoca que lo hagan en condiciones inseguras. Las mujeres en Chile abortamos¡±, sentencia Siomara Molina, directora de la campa?a Yo decido y Soy libre. La prohibici¨®n impide establecer cifras totales precisas, pero diversos estudios estiman que el n¨²mero de abortos por a?o va desde los 60.000 hasta los 160.000.
La ilegalidad ha condenado al aborto a la clandestinidad. Sin embargo, existen diversos m¨¦todos para interrumpir el embarazo. Desde viajes al extranjero o abortos en cl¨ªnicas privadas hasta la introducci¨®n de instrumentos en la vagina o el uso de hierbas que provocan infecciones. Normalmente, la capacidad econ¨®mica ser¨¢ la que determine la capacidad de hacerlo en condiciones m¨¢s o menos seguras. ¡°Hay mujeres que s¨ª van a poder practicarse un aborto seguro, fuera de la legalidad, pero seguro. Y mujeres que no van a tener la posibilidad y en la desesperaci¨®n puedan recurrir a mecanismos terriblemente peligrosos¡±, explica Ana Piquer. En la actualidad, el uso del Misotrol, un medicamento aprobado para tratar ¨²lceras g¨¢stricas, ocupa un lugar principal. Se puede conseguir a trav¨¦s de las redes sociales y permite interrumpir el embarazo entre las 9 y las 12 semanas.
M¨¢s de 60 mil mujeres abortan en Chile cada a?o en condiciones inseguras
La falta de garant¨ªas ha motivado la aparici¨®n de redes de apoyo de mujeres, colectivos que informan, ayudan y acompa?an a aquellas que toman la decisi¨®n de abortar. ¡°Somos mujeres que estamos a favor del aborto y que sabemos que no podemos hacerlo solas. Es una medida de protecci¨®n¡±, explica Valentina Aguilera, estudiante secundaria e integrante del colectivo Lemebel. La organizaci¨®n y el crecimiento de los grupos feministas, ha permitido que las redes de apoyo crezcan cada d¨ªa. ¡°El aborto se produce en condiciones de riesgo, de estigmatizaci¨®n social, de persecuci¨®n jur¨ªdica y persecuci¨®n policial; por eso son tan importantes las redes. No abortamos solo en nuestro cuerpo, si no en el de todas las mujeres que acompa?amos¡±, cuenta Siomara Molina.
Durante el ¨²ltimo a?o, la discusi¨®n sobre el aborto ha estado muy presente en la sociedad chilena. Se estima que el 73% poblaci¨®n est¨¢ a favor de despenalizar el aborto en los casos de riesgo de vida de la mujer, inviabilidad del feto y violaci¨®n. No obstante, las tres causales representan menos del 5% del total de abortos que se realizan en Chile, lo que implica que la mayor¨ªa de mujeres seguir¨¢n abortando en la clandestinidad. Una reflexi¨®n m¨¢s profunda se vuelve necesaria. La capacidad de las mujeres de decidir sobre sus cuerpos y la legitimidad del Estado para tutelar sus vidas es una pregunta de la que no se puede escapar.
V¨ªctimas de una moral impuesta
Marisol Garc¨¦s ¡ªa la que todos llaman Sol¡ª, estudia hoy en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. En diciembre del 2014 ten¨ªa 20 a?os y viv¨ªa en Valdivia. Pocas semanas despu¨¦s de acabar una relaci¨®n de m¨¢s de un a?o, se empez¨® a sentir extra?a. Estaba embarazada. Lo primero que se le pas¨® por la cabeza fue abortar porque no ten¨ªa la capacidad de tener ni mantener una guagua (beb¨¦). Tuvo miedo. Sab¨ªa que ten¨ªa que hacerlo de forma clandestina, que el Estado y la sociedad la juzgar¨ªan. Tambi¨¦n tuvo verg¨¹enza. Pero se acompa?¨® de su hermana y no se resign¨® a ser una v¨ªctima, quiso tener la oportunidad de decidir. Su historia le pertenece a ella, pero hoy ha decido contarla.
Luego de vivir un aborto y despu¨¦s de sentir como todos decid¨ªan sobre su cuerpo y su vida, se ha dispuesto a tomar su experiencia por bandera. Salir a la calle junto a muchas otras y pelear junto a tantas m¨¢s. ¡°El aborto es algo muy real que nos afecta a much¨ªsimas de nosotras y la ¨²nica soluci¨®n pasa por concebir la libre determinaci¨®n sobre nuestros cuerpos como un derecho¡±, explica.
Sin alternativas seguras
Francisca Gonz¨¢lez es soci¨®loga y lleg¨® desde La Serena a Santiago hace m¨¢s de un a?o, donde vive con su marido y su hijo Lucas de tres a?os. En febrero del 2015, cuando estaba embarazada de siete meses, los m¨¦dicos le comunicaron que su guagua ven¨ªa con una cardiopat¨ªa cong¨¦nita. A los trece d¨ªas de nacer y tras una dif¨ªcil operaci¨®n, falleci¨® su hija Trinidad.
Meses despu¨¦s, mientras intentaban seguir adelante, se enter¨® de que de nuevo estaba embarazada. Se alegr¨® por la nueva oportunidad de ser madre, pero a las doce semanas el doctor observ¨® que, una vez m¨¢s, algo no estaba bien. La guagua ten¨ªa anencefalia, una enfermedad incompatible con la vida. El mundo se le vino abajo. Despu¨¦s de lo que hab¨ªa sufrido, estaba preparada para casi todo, pero no pod¨ªa vivir un embarazo de nueve meses sabiendo que su hijo morir¨ªa al nacer. El aborto era la ¨²nica opci¨®n.
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