Por qu¨¦ a¨²n no tenemos una p¨ªldora masculina
Un estudio sobre la eficacia de un m¨¦todo anticonceptivo para hombres se ha suspendido por los efectos secundarios
Un estudio reciente que analizaba la eficacia de una inyecci¨®n anticonceptiva masculina se suspendi¨® despu¨¦s de que los hombres que participaban en ¨¦l notificasen una mayor incidencia del acn¨¦ (casi la mitad de ellos), trastornos del estado de ¨¢nimo (m¨¢s de la quinta parte) y un aumento de la libido (m¨¢s de un tercio). De hecho, hab¨ªa 320 hombres en el estudio... y se notific¨® un total de 1.491 acontecimientos adversos. Quienes supervisaban el ensayo consideraron que estos efectos secundarios eran m¨¢s importantes que el hecho de que, aparentemente, la inyecci¨®n anticonceptiva funcionase bien a la hora de reducir la producci¨®n de esperma (y las pruebas parecen confirmar sus inquietudes).
Hab¨ªa 320 hombres en el estudio... y se notific¨® un total de 1.491 acontecimientos adversos
No obstante, muchas mujeres tendr¨¢n la impresi¨®n de que esos efectos secundarios parecen poco importantes comparados con los de la p¨ªldora anticonceptiva femenina (y tampoco les faltar¨¢ raz¨®n). Algunos de ellos son: ansiedad, aumento de peso, n¨¢useas, cefalea, disminuci¨®n de la libido y co¨¢gulos sangu¨ªneos. Lo que nos lleva a la pregunta de por qu¨¦ es tan dif¨ªcil fabricar un anticonceptivo masculino. Y si este se ha dejado de lado por sus efectos secundarios, ?habr¨ªa llegado a comercializarse la p¨ªldora anticonceptiva femenina de haberse inventado en la actualidad?
A primera vista, controlar la fertilidad del hombre deber¨ªa ser la opci¨®n m¨¢s sencilla. El esperma se produce de manera constante, y no por ciclos, como los ¨®vulos de la mujer. Lo cual significa que, salvo que exista un problema de salud subyacente, los hombres siempre son f¨¦rtiles. Adem¨¢s, como conocemos bien el proceso biol¨®gico de la producci¨®n de esperma, los m¨¦todos para interrumpirlo tambi¨¦n est¨¢n claros.
De hecho, el estudio antes mencionado utilizaba la relaci¨®n de sobra conocida entre la testosterona ¡ªla hormona que confiere al hombre sus caracteres masculinos¡ª y la producci¨®n de esperma. Cuando se administra a los hombres testosterona sint¨¦tica combinada con un progest¨¢geno, que es otra hormona ¡ªsimilar a las que suele contener la p¨ªldora¡ª, la producci¨®n de esperma en los test¨ªculos se reduce dr¨¢sticamente.
Y si este se ha dejado de lado por sus efectos secundarios, ?habr¨ªa llegado a comercializarse la p¨ªldora anticonceptiva femenina de haberse inventado en la actualidad?
Antes de que se interrumpiese el estudio, los investigadores de la Universidad Mart¨ªn Lutero (Alemania) observaron que las tasas de embarazo de los hombres del ensayo se reduc¨ªan hasta una cifra equivalente a tan s¨®lo 1,5 beb¨¦s concebidos por cada 100 parejas. Si se compara con la tasa de embarazo de las mujeres que toman la p¨ªldora combinada, nueve beb¨¦s por cada 100 parejas, la creaci¨®n del anticonceptivo masculino parece de caj¨®n.
Entonces, ?cu¨¢l es el problema?
A pesar de lo anterior, nos encontramos con el final de otro estudio (y no estamos m¨¢s cerca de la fabricaci¨®n de un anticonceptivo masculino viable). En consecuencia, las mujeres vuelven a estar solas a la hora de hacerse cargo de su fertilidad, y tambi¨¦n de soportar el peso de los efectos secundarios. Puede que muchas mujeres consideren que esos efectos son un mal menor comparados con un embarazo no deseado, y puede que muchas tambi¨¦n se pregunten si ser¨¢ efectivo dejar la responsabilidad de la anticoncepci¨®n en manos de los hombres.
Pero los efectos secundarios del anticonceptivo masculino podr¨ªan tener, de hecho, una consecuencia beneficiosa insospechada. Si los dos tomasen anticonceptivos ¡ªy ambos pasasen por la experiencia de los efectos secundarios¡ª, se crear¨ªa un sentimiento compartido de responsabilidad sobre la fertilidad de la pareja. Adem¨¢s, si uno de ellos tuviese que interrumpir el uso del anticonceptivo, el otro podr¨ªa empezar a tomar el suyo, con lo que se repartir¨ªan las repercusiones de los efectos secundarios.
Cuando se administra a los hombres testosterona sint¨¦tica combinada con un progest¨¢geno, que es otra hormona, la producci¨®n de esperma en los test¨ªculos se reduce dr¨¢sticamente
Entonces, ?por qu¨¦ resulta tan dif¨ªcil crear un anticonceptivo masculino eficaz, cuando las mujeres toman la p¨ªldora, y soportan sus efectos secundarios, desde principios de la d¨¦cada de 1960? De hecho, si nos fijamos en los resultados del estudio original de 1956, resulta dif¨ªcil entender que la p¨ªldora anticonceptiva llegase a comercializarse.
El primer ensayo a gran escala en mujeres se llev¨® a cabo en Rio Pi¨¦dras, un complejo de viviendas subvencionadas de Puerto Rico. Las mujeres que participaron recibieron poca informaci¨®n sobre el producto que se les administr¨®, en parte porque se sab¨ªa poco y en parte, quiz¨¢s, porque ninguna de las personas que dirig¨ªan el ensayo lo consider¨® necesario. As¨ª eran los ensayos cl¨ªnicos en la d¨¦cada de 1950.
Las mujeres vuelven a estar solas a la hora de hacerse cargo de su fertilidad, y tambi¨¦n de soportar el peso de los efectos secundarios
Aunque ya entonces las mujeres notificaron efectos secundarios como cefaleas, mareos, n¨¢useas y co¨¢gulos sangu¨ªneos, se les quit¨® importancia en la mayor¨ªa de los casos. Menos mal que, desde entonces, la p¨ªldora ha conocido mejoras y modificaciones constantes, hasta convertirse en un m¨¦todo anticonceptivo utilizado por unos 225 millones de mujeres en todo el mundo.
No cabe duda de que la p¨ªldora ha transformado la libertad sexual de la mujer, y le ha permitido tener un mayor control sobre el momento en que tener hijos. De hecho, en 2012, las mujeres brit¨¢nicas eligieron la p¨ªldora como su invento preferido del ¨²ltimo siglo (por delante de formas de entretenimiento como Internet y la televisi¨®n).
En consecuencia, resulta extra?o que las grandes farmac¨¦uticas no hayan invertido m¨¢s recursos en una p¨ªldora masculina. El propio ¨¦xito del anticonceptivo femenino parece ser uno de los responsables. Como muchas empresas farmac¨¦uticas obtienen suculentos beneficios con los anticonceptivos femeninos, no muestran demasiado inter¨¦s por centrarse en otras opciones.
Como muchas empresas farmac¨¦uticas obtienen suculentos beneficios con los anticonceptivos femeninos, no muestran demasiado inter¨¦s por centrarse en otras opciones
Tambi¨¦n da la impresi¨®n de que no todos los hombres desean este tipo de anticonceptivo. As¨ª lo refleja un estudio de 2005 en el que se encuest¨® a m¨¢s de 9.000 hombres de nueve pa¨ªses sobre si estaban dispuestos a tomar una p¨ªldora masculina. Aunque alrededor del 70 % de los hombres de Espa?a y Alemania afirm¨® que le gustar¨ªa tomarla, menos del 30 % de los hombres de Indonesia mostr¨® una actitud positiva al respecto.
?Responsabilidad compartida?
Mientras tanto, parece que, hasta que haya una mayor demanda de una ¡°p¨ªldora¡± propia por parte de los hombres, la responsabilidad recaer¨¢ en las mujeres. Lo cual significa que hoy sigue siendo tan necesario como siempre un regulador de la fertilidad tan potente como la p¨ªldora anticonceptiva femenina.
Hay que recordar que muchas mujeres toman la p¨ªldora por sus beneficios adicionales, como la disminuci¨®n del sangrado y el dolor menstruales, la reducci¨®n del acn¨¦ y el alivio del s¨ªndrome premenstrual. Con la aparici¨®n de nuevas p¨ªldoras anticonceptivas mejoradas, que contienen dosis menores de hormonas, los efectos secundarios negativos de este f¨¢rmaco tambi¨¦n parecen reducirse.
De hecho, a la luz de los enormes beneficios que la p¨ªldora anticonceptiva ha reportado a las mujeres y a su salud sexual, resulta dif¨ªcil imaginar un mundo sin ella. Pero quiz¨¢s tambi¨¦n debamos preguntarnos por qu¨¦, en pleno siglo XXI, la idea de que un hombre tome una ¡°p¨ªldora¡± anticonceptiva sigue resultando tan llamativa.
Adam Watkins es investigador asociado de Biomedicina Celular y Tisular en la Universidad de Aston.
Cl¨¢usula de divulgaci¨®n: Adam Watkins no trabaja para ninguna empresa ni organizaci¨®n que pueda beneficiarse de este art¨ªculo, ni asesora ni posee participaciones en ninguna, y no ha comunicado ninguna afiliaci¨®n digna de menci¨®n, aparte del puesto acad¨¦mico antes mencionado.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la web The Conversation.
Traducci¨®n de News Clips.
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