Los macacos de Yamaa El Fna ya tienen padrinos
Arranca en el marco de la Cumbre del Clima una campa?a de sensibilizaci¨®n contra el tr¨¢fico ilegal de especies
En las vitrinas de la exposici¨®n que la Asociaci¨®n marroqu¨ª AGIR y la Fundaci¨®n Franz Weber han instalado en el aeropuerto de Marrakech para captar la atenci¨®n de los acreditados para la reciente Cumbre de Cambio Clim¨¢tico, se ven expuestas botas de piel de boa y anaconda, una billetera de pit¨®n, pieles de grandes felinos y camaleones disecados. La muestra, integrada por objetos decomisados en las aduanas, forma parte de la campa?a de sensibilizaci¨®n que AGIR y FFW han iniciado justamente en esta ciudad, donde en la emblem¨¢tica plaza de Yamaa El Fnaa es habitual ver a actuar a macacos encadenados y con pa?ales. El macaco es una especie gravemente amenazada en el Magreb, como ha documentado la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN.
¡°Yamaa El Fna es la puerta giratoria del tr¨¢fico internacional de estos simios, porque todav¨ªa no est¨¢n censados y los que han sido comprados legalmente pueden ser revendidos, para adquirir otros nuevos ilegalmente, cambiar los anteriores, y as¨ª continuar con la cadena del lucro¡±, advierte Houssine Nibani, experto marroqu¨ª y fact¨®tum de esta campa?a. ¡°Est¨¢ previsto comenzar a ponerles chips identificatorios para, al menos, limitar el estrago en cuanto a la cantidad de individuos¡±, agrega.
Nuestra convivencia depredadora con la naturaleza, en este caso, especialmente con la fauna del planeta, adquiere formas m¨²ltiples. Desde nuestra alimentaci¨®n a la desidia de la construcci¨®n y contaminaci¨®n que dejamos a nuestro paso, pasando por nuestro af¨¢n de diversi¨®n o de decoraci¨®n ex¨®tica, nos empe?amos en imponer nuestro poder caprichoso a las dem¨¢s especies. Abonados a la noci¨®n de ecosistema, los cient¨ªficos nos alertan de que la desaparici¨®n de una especie (o la dr¨¢stica disminuci¨®n de sus individuos) conlleva desequilibrios que afectan nuestra salud y nuestra calidad de vida.
A¨²n sin compasi¨®n alguna por los seres vivos de otra especie, el hombre deber¨ªa considerar su posibilidad de supervivencia en medio de un paisaje de ciclos naturales totalmente alterados. Los cambios en los patrones de lluvia, la posibilidad de absorci¨®n del di¨®xido de carbono de la atm¨®sfera por las masas forestales, la construcci¨®n de presas y desv¨ªo de cauces, la salinizaci¨®n de los suelos y la extensi¨®n de zonas de excesiva aridez son fen¨®menos asociados a la p¨¦rdida de especies de flora y fauna. Y en este escenario, el comercio ilegal de animales salvajes (o sus partes) afecta a m¨¢s de 35.000 especies, entre ellas, cinco mil especies de los dos primeros anexos del convenio CITES (especies en peligro por excesiva explotaci¨®n) que regula el comercio internacional de espec¨ªmenes de animales y plantas silvestres. Se estima que el mercado ilegal de animales mueve m¨¢s de 200.000 millones de d¨®lares por a?o, y se considera (a pesar de la escasez de c¨¢lculos certeros), como el tercer comercio il¨ªcito internacional despu¨¦s de la droga y las armas.
Esta es una actividad que se extiende hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de la Tierra, pero tanto Europa como Estados Unidos tienen ya amplia experiencia, legislaci¨®n, dotaci¨®n y conocimiento por parte de los agentes forestales y de aduanas. El problema es atajar el comercio il¨ªcito en pa¨ªses menos expertos, de frontera o triangulaci¨®n, como son Marruecos (con puertos tan a tiro de piedra de Europa) y Egipto (la ruta hacia el Sudeste asi¨¢tico), en el norte de ?frica.
El destino ¨²ltimo de los animales es variado: hay demanda de peces ex¨®ticos para poblar los acuarios de Estados Unidos, simios para animaci¨®n de ferias, grandes animales salvajes (o sus pieles) para ornamentaci¨®n o art¨ªculos como zapatos y billeteras de piel de serpientes o reptiles, accesorios de marfil o de cuernos de rinoceronte, a lo que hay que agregar los animales que se matan para elaborar pociones m¨¢gicas o medicinas supuestamente afrodis¨ªacas, o para aprovechar solo las aletas, como pasa con el tibur¨®n. En el caso de los animales vivos, se transportan much¨ªsimos m¨¢s de los necesarios porque la mayor parte muere en el camino. Por ejemplo, entre los peces, llega vivo solamente alrededor del dos por ciento de lo que se embarca.
Se estima que el mercado ilegal de animales mueve m¨¢s de 200.000 millones de d¨®lares al a?o
Tras las grandes cumbres no solo quedan ampliaciones de aeropuertos y plazas con flores en las ciudades que las albergan. En Marrakech, tras la COP 22, el aeropuerto es otro ¡ªamplio y reluciente¡ª, pero tambi¨¦n su poblaci¨®n, que ya puede explicar los procesos de degradaci¨®n ambiental y, a partir de all¨ª, exigir medidas a sus gobernantes. Los que trabajan cotidianamente en protecci¨®n de la biodiversidad aprovechan el envi¨®n de grandes eventos como las COP para promover mejores pr¨¢cticas entre los ciudadanos y para animar a los cargos pol¨ªticos a tomar cartas en los asuntos. As¨ª, a principios de noviembre, se firm¨® en Marruecos un acuerdo de colaboraci¨®n entre el Alto Comisariado de Aguas y de Bosques y la Direcci¨®n General de Aduanas para luchar contra el tr¨¢fico ilegal de animales salvajes. En el marco de este acuerdo, se formar¨¢ a los agentes aduaneros para que aprendan a reconocer los materiales provenientes de fauna amenazada o que conozcan las condiciones y los trucos del transporte de especies.
Quienes trabajan de cerca, y desde hace muchos a?os, en defensa de los animales (la Fundaci¨®n Franz Weber, por caso, que se hizo conocida con aquella recordada campa?a de Brigitte Bardot contra la matanza de focas) comentan que, en la actualidad, hay algunos emigrantes africanos que eligen cargar marfil en lugar de dinero en efectivo, para ir pasando de una frontera a otra de su ardua traves¨ªa. El marfil va valoriz¨¢ndose camino al Norte. Hay pa¨ªses como Sud¨¢frica (entre los productores), algunos miembros de la Uni¨®n Europea, China y Jap¨®n (entre los receptores), que no quieren prohibir totalmente el negocio del marfil. Los elefantes siguen, as¨ª, seriamente amenazados, y con ellos, nosotros, todos.
Mientras tomamos consciencia de nuestras propias compras, la campa?a itinerante contra el tr¨¢fico ilegal va a continuar por todos los aeropuertos y puertos de Marruecos, y en los alrededores de la emblem¨¢tica plaza marraquech¨ª, para que los vecinos y visitantes de los simp¨¢ticos macacos estemos alertas.
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