Aurora Zubillaga, la ojeadora de las subastas
N O FUE la fascinaci¨®n por un cuadro o el inter¨¦s por un creador, sino que un c¨²mulo de circunstancias se conjur¨® para que Aurora Zubillaga (Ciudad de M¨¦xico, 1971) entrara en el mundo del arte y acabara en un puesto que, echando la vista atr¨¢s, parec¨ªa predestinado para ella: el de CEO de la oficina espa?ola de Sotheby¡¯s. Detr¨¢s hab¨ªa una tradici¨®n familiar: su padre colecciona obras y tiene hermanos en el arte y la arquitectura. Del lado personal, realiz¨® sus estudios de dise?o de interiores y gr¨¢fico hasta que, en 1999, hizo un curso de bellas artes en el Sotheby¡¯s Institute of Art de Londres. ¡°Coincidi¨® que pude hacer pr¨¢cticas en el departamento de pintura del siglo XIX justo cuando se empezaban a hacer subastas tem¨¢ticas de cuadros espa?oles¡±.
Cuatro a?os despu¨¦s, la entonces responsable de la delegaci¨®n de la casa de subastas en Madrid se interes¨® por su perfil y la incorpor¨® a sus filas. Con estrellas desde un Goya tard¨ªo a un Sorolla temprano, la ¨¦poca en la que se hab¨ªa especializado result¨® ser ¡°uno de los fuertes de Espa?a en ventas internacionales¡±. Tras pasar por la hoy extinta oficina de Barcelona, en 2010 volv¨ªa a la capital como directiva.
En una ma?ana soleada, la luz inunda su local, una entreplanta se?orial cercana a la Puerta de Alcal¨¢. La jornada, como el d¨ªa, parece presentarse apacible, pero Zubillaga sabe que la calma es solo aparente. ¡°Mi d¨ªa a d¨ªa consiste en solucionar problemas¡±, cuenta con una sonrisa que no abandona en toda la conversaci¨®n. Desde el nuevo milenio, Sotheby¡¯s no lleva a cabo subastas en Espa?a, as¨ª que la labor que realizan consiste, principalmente, ¡°en la captaci¨®n de obra¡±. ¡°No suele ocurrir, pero existe el factor sorpresa y alguien puede venir, por ejemplo, de Salamanca con un mir¨® que desconoc¨ªas¡±.
Con una plantilla de seis mujeres, en esta oficina tambi¨¦n hacen de puente para los tr¨¢mites que deben resolver los compradores espa?oles y proporcionan servicios como la tasaci¨®n de ventas. Para fijar el valor, se rigen por cuestiones como ¡°la trayectoria de precios del artista, los de otras obras comparables, el tama?o o la procedencia¡±. ¡°Este trabajo se basa en el ojo, en lo que te transmite la obra¡±.
Con medio centenar de grandes clientes en Sotheby¡¯s, Espa?a no puede presumir de estar al nivel de pa¨ªses como EE UU o Reino Unido. El inter¨¦s aqu¨ª, no obstante, va en aumento ¡°desde hace un a?o y medio¡±, a contracorriente de las p¨¦rdidas de en torno a 50 millones de euros que ha declarado la empresa a nivel global en el tercer trimestre de 2016 con respecto al mismo periodo anterior. Aunque por cuestiones de confidencialidad no desvela qui¨¦nes son los compradores sobresalientes, algunos ¨CPilar Citoler, Elena Ochoa Foster¡¨C son de sobra conocidos. Entre los artistas locales m¨¢s cotizados, la CEO menciona en primer lugar a los tres mitos: Picasso, Dal¨ª, Mir¨®. De los nombres m¨¢s recientes, salen a relucir T¨¤pies, Chillida o Barcel¨®. ¡°Desafortunadamente, hay muy pocos j¨®venes¡±.
A la hora de recomendar una compra, Zubillaga aconseja seguir los dictados del coraz¨®n frente a los de la raz¨®n. Fijarse solo en el factor econ¨®mico puede acabar por fallar como transacci¨®n y dejar al cliente con una adquisici¨®n con la que no se sienta conectado. ¡°Una colecci¨®n es para disfrutarla¡±. A¨²n incipiente, a un ritmo ¡°de una obra al a?o¡±, ella misma hace acopio de su propio repertorio. Como ya le ocurri¨® en su casa, su hija, de solo tres a?os, tambi¨¦n apunta maneras: no hace mucho, de paso por la estaci¨®n de Atocha, cuyo exterior est¨¢ decorado por dos esculturas de Antonio L¨®pez, Zubillaga se vio enfrentada a la pregunta decisiva: ¡°Mam¨¢, ?esto cu¨¢nto cuesta?¡±.
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