¡°Se tarda m¨¢s en usar un l¨¢piz de labios que en desfigurar con ¨¢cido¡±
Reshma Qureshi sufri¨® una agresi¨®n que le destroz¨® la cara. Hoy es modelo y hace campa?a para acabar con la venta de abrasivos
¡°No¡±, espeta Reshma Qureshi (1997) poco despu¨¦s de saludar. ¡°Ese es el problema: la negativa. Estos hombres nunca aceptan un no por respuesta¡±. Sentada al borde de la cama, las cicatrices de su cara marcada por el ¨¢cido contrastan con las s¨¢banas lisas y las paredes tersas. Chocan la pulcritud y los tonos monocrom¨¢ticos de la estancia con el caos del slum del barrio de Kurla, en el centro de Bombay. Fuera, las grietas del empedrado absorben las ¨²ltimas lluvias del monz¨®n arrastrando desechos, mientras las hendiduras de las tapias aplacan la llamada al rezo de la mezquita y el ruido del tr¨¢fico. Dentro, las huellas de su rostro tambi¨¦n arrostran una decena de dolorosas cirug¨ªas y ahogan el grito de una generaci¨®n de mujeres atemorizadas por la violencia machista en India.
Seg¨²n datos oficiales del Ministerio del Interior, 222 indias sufrieron ataques con ¨¢cido en 2015. Menos que en 2014 ¡ª309 v¨ªctimas¡ª, pero una cifra inexplicablemente alta comparada con el escaso centenar de casos registrados en los a?os precedentes. M¨¢s a¨²n si se tiene en cuenta que muchas de las agresiones no se denuncian por miedo a represalias y por falta de apoyo social e institucional. Pero no se trata de un problema exclusivo de India. Tambi¨¦n las mujeres colombianas padecen esta lacra, aunque la mayor¨ªa de los casos se concentran en Pakist¨¢n, Afganist¨¢n, Bangladesh, Camboya o India. La Fundaci¨®n Internacional de Supervivientes de ?cido estima que entre 500 y 1.000 mujeres de la regi¨®n asi¨¢tica sufren estos ataques anualmente.
El problema en India es la impunidad. De los m¨¢s de 200 casos del pasado a?o, s¨®lo 11 han sido juzgados. No es de extra?ar que la agresi¨®n a Reshma ocurriese en Uttar Pradesh; el Estado septentrional en el que suceden m¨¢s de la mitad de los ataques con ¨¢cido y uno de los que registra m¨¢s incidentes de violencia machista: tanto casos de feticidios femeninos como de asaltos sexuales y violaciones.
¡°El ¨¢cido es demasiado accesible y barato para el da?o que puede hacer. S¨®lo cuesta 20 rupias [25 c¨¦ntimos de euro]¡±, dice Reshma, sec¨¢ndose la oquedad de la cuenca del ojo ausente. En 2014, su hermana mayor y ella iban a hacer el examen de Alim ¡ªcurso b¨¢sico de entendimiento del Cor¨¢n¡ª cuando fueron asaltadas en su ciudad natal, Allahabad. Su hermana se estaba divorciando de su pareja, acusado de maltratos y denunciado por el secuestro de su hijo. Irreconocibles bajo el niqab, fueron agredidas por el marido y otros dos hombres; que confundieron a Reshma por su hermana. Parte de sus 17 a?os de belleza y felicidad se carcomieron en pocos segundos.
El ¨¢cido es demasiado accesible y barato para el da?o que puede hacer. S¨®lo cuesta 20 rupias [25 c¨¦ntimos de euro]
La corrosiva burocracia se uni¨® a la decena de cirug¨ªas por las que Reshma tuvo que pasar. Alrededor de un mill¨®n de rupias (13.700 euros) en tratamiento m¨¦dico; de las que el Gobierno s¨®lo sufrag¨® la insuficiente ayuda estipulada por ley. En 2013, una sentencia del Tribunal Supremo indio endureci¨® la regulaci¨®n para vender sustancias qu¨ªmicas ¡ªcomo el ¨¢cido sulf¨²rico¡ª utilizadas en este tipo de ataques, limit¨® las existencias de estos productos, estipul¨® el registro de la identidad de los compradores y oblig¨® a los gobiernos estatales a compensar a las v¨ªctimas con 300.000 rupias (4.000 euros) en un m¨¢ximo de dos meses tras el ataque. Sin embargo, Reshma tuvo que esperar un a?o para recibir la insignificante cantidad por parte de la misma administraci¨®n estatal que sigue sin enjuiciar a su agresor.
Pese a la hiriente pesadilla administrativa, Reshma casi debe sentirse tristemente afortunada, ya que el 80% de las supervivientes nunca llegan a recibir la cantidad compensatoria; seg¨²n informa Make Love Not Scars (Haz Amor No Cicatrices). Creada para sensibilizar a la poblaci¨®n india sobre los ataques con ¨¢cido, esta organizaci¨®n tambi¨¦n ofrece atenci¨®n m¨¦dica urgente y rehabilitaci¨®n, as¨ª como apoyo legal y vocacional a las afectadas. Su fundadora, Ria Sherma, ayud¨® econ¨®micamente a Reshma Qureshi desde el primer momento e ide¨® la campa?a para acabar con la venta de ¨¢cido en India: #EndAcidSale. Entonces, los carteles con el rostro Reshma marcado por el ¨¢cido tuvieron el doble efecto deseado: hacer publicidad sensibilizando a los ciudadanos de Mumbai y transformar a una v¨ªctima en superviviente cumpliendo su sue?o de ser modelo.
¡°Este tipo de campa?as ayudan a la gente a entender el problema y a respetar a las mujeres que hemos sido atacadas¡±, dice Rehsma en referencia a sus v¨ªdeos disponibles en la red. En uno de sus tutoriales de belleza, la modelo explica c¨®mo aplicar contorno de ojos en menos de un minuto, aclarando que un l¨¢piz delineador cuesta m¨¢s que el ¨¢cido con el que desfigurar un rostro. La campa?a de belleza y sensibilizaci¨®n gan¨® tres premios en el ¨²ltimo Festival Internacional de Creatividad de Cannes (Francia) y permiti¨® visibilizar esta lacra en la semana de la moda de Nueva York. El pasado mes de septiembre, la campa?a #TakeBeautyBack (#RetomarLaBelleza) hizo posible que la modelo india desfigurada y una adolescente con s¨ªndrome de Down caminasen por la pasarela de la ciudad de los rascacielos para recordar a compa?¨ªas y consumidores que la hermosura no est¨¢ marcada por estereotipos.
La movilizaci¨®n de Reshma y de otras tantas supervivientes para acabar con estas agresiones parece estar ejerciendo presi¨®n en estamentos institucionales indios. Este mismo septiembre, un tribunal especial de Bombay sentenci¨® a un hombre a pena de muerte por acabar con la vida de una mujer a la que agredi¨® con ¨¢cido hace tres a?os. Se trata de la primera vez que se impone este castigo por una agresi¨®n de este tipo en India. Aunque d¨ªas despu¨¦s del in¨¦dito veredicto otras tres chicas fueron atacadas con ¨¢cido, el caso sienta un precedente sin parang¨®n en el pa¨ªs asi¨¢tico.
El agresor deber¨ªa sufrir tanto dolor como nosotras hasta morir
Dada la importancia de esta sentencia, la pregunta era inevitable. Reshma contesta sin vacilar: ¡°No estoy de acuerdo con este tipo de castigo. La mujer atacada sufri¨® lo indecible durante un mes antes de morir; como muchas otras. Mientras que ¨¦l tendr¨¢ una muerte r¨¢pida. El agresor deber¨ªa sufrir tanto dolor como nosotras hasta morir¡±.
La modelo, sin embargo, prefiere hablar de belleza que de venganza. ¡°La cara no es el ¨²nico rasgo que nos define. La belleza est¨¢ dentro¡±, repite desde la ¨²nica estancia que comparte con cuatro familiares. Los angostos recodos y los empinados escalones de entrada a su casa distan mucho de las anchas avenidas neoyorquinas y las alfombras rojas de los hoteles por las que pisaba no hace tanto. Lejos en el tiempo tambi¨¦n est¨¢ la adolescente que hace dos a?os no pod¨ªa salir a la calle. Ahora Reshma detesta la idea de v¨ªctima, acepta su rol como cara visible de mujeres desfiguradas y disfruta maquill¨¢ndose. Pero hay huellas permanentes y visibles por todas partes; como el aire acondicionado ¡ªprobablemente el ¨²nico de esta barriada¡ª que acompa?a al ventilador de la estancia. Su familia tuvo que gastar una fortuna para comprarlo y evitar as¨ª que Reshma se despertarse cada noche a causa del dolor de las cicatrices que abrasaban su cara.
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