El a?o en que solo progres¨® el conocimiento

S¨ª, este ha sido el a?o aciago del Brexit y Donald Trump, el a?o en que Europa ha consolidado su desprestigio y la poblaci¨®n siria ha sido masacrada por su propio Gobierno con la ayuda de otros, en que la xenofobia, el nacionalismo y la miop¨ªa se han impuesto sobre la raz¨®n pr¨¢ctica, en que el autoritarismo se ha extendido por Hungr¨ªa y Polonia como una plaga medieval, el a?o en que el paro y la pobreza se han instalado entre nosotros con la espontaneidad de una cat¨¢strofe natural. Y en que las ¨²nicas buenas noticias han provenido de la ciencia. En mitad del caos y la desesperanza, el conocimiento ha progresado con m¨¢s firmeza que nunca. Aferr¨¦monos a eso como a una ascua ardiendo.

Llevamos d¨¦cadas oyendo que, si el XX fue el siglo de la f¨ªsica, el XXI lo ser¨ªa de la biolog¨ªa. Pero lo cierto es que la f¨ªsica goza en nuestros d¨ªas de mejor salud que nunca. El mayor descubrimiento de 2016, seg¨²n un consenso dif¨ªcil de cuestionar, ha sido el de las ondas gravitatorias, una predicci¨®n de la relatividad general de Einstein que el propio Einstein consider¨® imposible de confirmar. Ha hecho falta un siglo, la colisi¨®n de dos agujeros negros gigantescos y un sistema de detecci¨®n (el LIGO) que se cuenta entre las obras m¨¢s brillantes y refinadas del intelecto humano, pero el fen¨®meno se ha confirmado por encima de toda duda razonable. La gravedad no es una fuerza instant¨¢nea, como pens¨® Newton, sino que se propaga en forma de ondulaciones del espacio-tiempo que viajan a la velocidad de la luz, como predijo Einstein. Es un paso de gigante en el conocimiento que, como es habitual, abrir¨¢ un nuevo continente de exploraci¨®n y progreso.

Pero tambi¨¦n es cierto que la biolog¨ªa est¨¢ en un momento espl¨¦ndido, y sobre todo en dos campos que prometen aplicaciones cl¨ªnicas a medio plazo: la edici¨®n gen¨®mica y la reprogramaci¨®n de c¨¦lulas. En el primer caso, la estrella se llama CRISPR, y consiste en un sistema tan simple, eficaz y vers¨¢til que ha puesto la modificaci¨®n del genoma humano (y de cualquier otro) al alcance de cualquier laboratorio de gen¨¦tica del planeta; su primera aplicaci¨®n, sometida ya a una investigaci¨®n muy activa, ser¨¢ sin duda la correcci¨®n de las mutaciones que causan las enfermedades raras: una forma por fin eficaz de terapia g¨¦nica. En segundo lugar, la reprogramaci¨®n de c¨¦lulas ¨Cretrasar el reloj de una vulgar c¨¦lula de la piel para convertirla en una c¨¦lula madre¡ª est¨¢ logrando progresos espectaculares en la reparaci¨®n de lesiones y el retraso del envejecimiento.

Pero este a?o no se puede hablar solo de f¨ªsica y biolog¨ªa, porque la inteligencia artificial ha irrumpido con poder¨ªo en la actualidad cient¨ªfica y tecnol¨®gica. Drones, robots y autom¨®viles, por no hablar de tel¨¦fonos, relojes y casi cualquier otra cosa, exhiben ya notables habilidades cognitivas: hacen cosas que ser¨ªan consideradas inteligentes si las hubiera hecho un humano (as¨ª defini¨® la inteligencia artificial uno de sus creadores, el gran Marvin Minsky, que muri¨® en enero de este a?o). Y los ordenadores se han hecho en 2016 con el t¨ªtulo mundial de Go, una proeza mucho m¨¢s espectacular que aquella de ganar a Kasp¨¢rov al ajedrez. Las discusiones filos¨®ficas sobre la inteligencia de las m¨¢quinas parecen haberse enranciado de forma definitiva.

El conocimiento ha seguido progresando entre la mediocridad pol¨ªtica y el malestar social. Naturalmente, esto no tiene por qu¨¦ seguir siendo as¨ª. Ya el Brexit puede constituir un lastre notable para la ciencia brit¨¢nica, y los planes xen¨®fobos de Trump pueden convertirse en un escollo formidable para la norteamericana, pues buena parte de los grandes cient¨ªficos de ese pa¨ªs son inmigrantes. Pero, de momento, 2016 ha ido bien para la ciencia. Es un consuelo.

LA CIENCIA DE LA SEMANA es un espacio en el que Javier Sampedro analiza la actualidad cient¨ªfica.Suscr¨ªbete a la newsletter de Materia y lo recibir¨¢s cada s¨¢bado en tu correo, junto con una selecci¨®n de nuestras mejores noticias de la semana.