Se supone que estudi¨®
DESDICHADOS LOS tiempos en los que frases aberrantes no se tienen por tales y caen en la indiferencia porque ya forman parte de la an¨®mala ¡°normalidad¡±. Trump dijo que, si uno es una celebridad, puede hacer lo que quiera con las mujeres ¨Clo que quiera¨C y ¡°agarrarlas por el co?o¡± (eso es lo que significa ¡°pussy¡±, o a lo sumo ¡°conejo¡±, y no los eufemismos absurdos de los que se ha valido la prensa espa?ola, faltando as¨ª a la verdad). Y eso no lo descalific¨® para ocupar el m¨¢s alto puesto de su pa¨ªs. Asegur¨® que los mexicanos, sin distinci¨®n, eran criminales y violadores, lo cual no impidi¨® que al poco lo recibiera y le estrechara la mano el Presidente Pe?a Nieto, que no se vio obligado a dimitir al instante por ello. Los ejemplos abundan en todas partes, por lo que quiz¨¢ no es extra?o que las declaraciones de nuestro Ministro de Justicia a EL PA?S, Rafael Catal¨¢, el 28 de noviembre, no hayan causado estupefacci¨®n a casi nadie y que nadie ¨Cque yo sepa¨C haya pedido su destituci¨®n. No leo toda la prensa ni veo ni oigo las infinitas tertulias (eso ser¨ªa un castigo excesivo hasta para el mayor asesino), pero leo y veo y oigo bastante, y, aparte de una impecable columna de Julio Llamazares en este diario, no he detectado la menor reacci¨®n.
?Por qu¨¦ se deber¨ªa haber juzgado a Franco o a Hugo Ch¨¢vez, de haber sido posible, cuando las masas de sus respectivos pa¨ªses los adoraban?.
Una cosa es que lo que declar¨® Catal¨¢ lo digan (como han hecho) tertulianos o periodistas al servicio del PP; incluso que lo digan otros miembros del Gobierno (como tambi¨¦n han hecho). Es algo que en realidad venimos soportando desde hace a?os. Pero lo que es imposible es que sea el Ministro de Justicia ¨C¨¦l no es cualquier miembro del Gobierno, no lo puede ser¨C y que eso no acarree consecuencias; que permanezca en su cargo como si nada; que los jueces y magistrados no se hayan negado a seguir bajo su autoridad; que a casi ning¨²n articulista ni editorialista le haya parecido mal. Veamos. A la pregunta ¡°La responsabilidad pol¨ªtica por la corrupci¨®n, ?est¨¢ saldada?¡±, el Ministro contest¨®: ¡°En nuestro sistema se salda con las elecciones. Cuando vamos a votar hacemos balance y valoramos qu¨¦ nos parece la gesti¨®n de un Gobierno o las propuestas de la oposici¨®n, y en los ¨²ltimos dos a?os y medio ha habido todo tipo de elecciones y ha habido ocasi¨®n para que los ciudadanos hayan emitido su veredicto¡±. Se entiende que ese veredicto ha sido, seg¨²n ¨¦l, de absoluci¨®n del PP, o ni siquiera: los ciudadanos no han considerado, siempre seg¨²n ¨¦l, que al PP debiera juzg¨¢rselo por corrupci¨®n. Esto, soltado por un Ministro de Justicia ¨Cde Justicia¨C, es una aberraci¨®n. Para ¨¦l, de repente, las leyes no cuentan, no existen. Por encima de ellas est¨¢ lo que podr¨ªamos llamar el ¡°afecto popular¡±, que exime de responsabilidad. Siguiendo el razonamiento hasta la exageraci¨®n, a los jerarcas nazis no deber¨ªa ni hab¨¦rseles iniciado proceso porque es innegable que contaron, durante sus a?os de poder, con el benepl¨¢cito y el entusiasmo de los alemanes; porque estuvieron arropados y legitimados por ese ¡°afecto popular¡±. Otro tanto habr¨ªa que decir de Milosevic, Karadzic y Mladic, principales carniceros de la Guerra de los Balcanes. ?Por qu¨¦ se los juzg¨® o juzga en La Haya, si cuando cometieron sus cr¨ªmenes eran jaleados por su pueblo, y el primero ganaba elecciones sin discusi¨®n? ?Por qu¨¦ se deber¨ªa haber juzgado a Franco o a Hugo Ch¨¢vez, de haber sido posible, cuando las masas de sus respectivos pa¨ªses los adoraban, y el segundo fue votado hasta la saciedad?
?C¨®mo puede un Ministro de Justicia sostener que las elecciones sustituyen a los tribunales y est¨¢n por encima de la ley? ?Para qu¨¦ diablos tenemos leyes, entonces, si los pol¨ªticos no est¨¢n sometidos a ellas y ventilan sus delitos fuera de los juzgados, las investigaciones, los procesos y los sumarios? No es que est¨¦n aforados, que adem¨¢s lo est¨¢n (en Espa?a hay 280.000 individuos aforados, reconoce Catal¨¢; l¨¦anlo de nuevo: 280.000); es que, en tanto que partido, no est¨¢n sujetos a la ley, sino al capricho o a la adhesi¨®n de sus votantes. Son ¨¦stos quienes los condenan o exoneran, seg¨²n el Ministro. Lo m¨¢s alucinante, con todo, es que ¨¦ste no tiene empacho en contradecirse de manera flagrante, en la misma entrevista. Hablando ya no del PP al que sirve, sino del ¡°problema de Catalu?a¡±, afirma: ¡°En un Estado de derecho quien incumple la ley debe tener la respuesta de la Justicia ¡ Si un Presidente de la Generalitat, un consejero o una Presidenta del Parlament han incumplido una ley, deben responder ante los tribunales¡±. Me parece bien, pero ?no hab¨ªamos quedado en que quien es elegido o reelegido salda su responsabilidad pol¨ªtica? Se supone que el se?or Catal¨¢ estudi¨® Derecho para llegar a su important¨ªsimo cargo. Uno no tiene m¨¢s remedio que preguntarse c¨®mo logr¨® aprobar las asignaturas.
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