Cuando habla el tambor
Louga reivindica el papel de la percusi¨®n en la cultura tradicional africana en el FESFOP
Un d¨ªa, el ni?o Ndiawar Seck, hijo del c¨¦lebre percusionista lougatois El Hadji Mbol Seck, le pregunt¨® a su abuelo Mateugue que por qu¨¦ era tan importante la m¨²sica, a lo que ¨¦ste respondi¨®: ¡°Porque la vida no se puede entender sin ella, el primer sonido que escucha el ni?o es la percusi¨®n del latido del coraz¨®n de su madre. Haz una prueba, ve solo por la noche al bosque y detente un instante en silencio, escucha al viento, a los ¨¢rboles, a los p¨¢jaros. Todo es m¨²sica¡±. Cada a?o, la ciudad senegalesa de Louga rinde homenaje a sus or¨ªgenes con el Festival Internacional de Folclore y Percusi¨®n (FESFOP), con los tambores y la danza bien en el centro de su alma.
El ruido se escucha desde lejos. Atronador, r¨ªtmico, potente. Los 13 grupos invitados este a?o al FESFOP hacen su presentaci¨®n en una de las calles m¨¢s c¨¦ntricas de Louga. Procedentes de distintos rincones de Senegal, pero tambi¨¦n de pa¨ªses vecinos como Burkina Faso, Mal¨ª o Mauritania. Los percusionistas y los bailarines se van turnando sobre el asfalto en una muestra de la infinita diversidad cultural de esta regi¨®n del mundo. Sin embargo, el plato fuerte estaba reservado para el final. Los guineanos de la compa?¨ªa El P¨¢jaro Blanco colocan el balaf¨®n y los yemb¨¦s y, en cuanto empiezan a tocar y bailar, irrumpe una docena de acr¨®batas que dibujan figuras imposibles los unos sobre los otros. Imposible apartar la vista de estos j¨®venes que vuelan, saltan y se dejan caer desde impresionantes alturas humanas.
El FESFOP s¨®lo acaba de comenzar y ya promete. ¡°?Los guineanos? Ah¨ª est¨¢n, en esa habitaci¨®n¡±. Ngary Mbaye, miembro de la organizaci¨®n, se?ala una puerta cerrada. Durante este festival que vio la luz en el a?o 2000, numerosos edificios p¨²blicos de Louga se convierten en improvisados albergues. Nada m¨¢s abrir la puerta, Ibrahima Soumah, director de El P¨¢jaro Blanco, inicia la ronda de presentaciones, que incluye tanto a personas, m¨²sicos y acr¨®batas, como a las grandes m¨¢scaras que sacan al escenario: Demba, diosa de la fecundidad, Atshol, el dios supremo cuyo nombre significa literalmente medicamento o el caim¨¢n Banda, que en realidad se llama Lab¨¦, el dios guerrero.
Sidati Never sufri¨® la polio de peque?o y ahora se mueve en silla de ruedas, lo que no le impide bailar sobre sus manos
¡°Nosotros somos bagas procedentes de Kakand¨¦, en la regi¨®n guineana de Bok¨¦¡±, asegura Soumah. M¨¢s que un grupo, el P¨¢jaro Blanco es una gran familia. Hay primos, t¨ªos, sobrinos, hijos, padres, novios, amigos y hasta dos gemelas, la directora adjunta Jean C¨¢mara y su id¨¦ntica hermana Jeanette. ¡°Empezamos en 1994¡±, explica Jean C¨¢mara, ¡°al principio toc¨¢bamos en Matoto, nuestro barrio de Conakri, por pura diversi¨®n. Us¨¢bamos bidones y palos, lo que se nos ocurr¨ªa. Luego fuimos comprando instrumentos poco a poco y nos profesonalizamos¡±. Con el tiempo han ido afinando una suerte de combinaci¨®n que muestra, por un lado, su polite¨ªsmo ancestral y tradiciones y, por otro, introduce elementos de un espect¨¢culo moderno. ¡°Los acr¨®batas los metimos para atraer la atenci¨®n¡±. Y tanto que la atraen.
En una habitaci¨®n cercana, tres j¨®venes mauritanos beben t¨¦ con parsimonia. Son los miembros del grupo Bamtar¨¦ Sukabe Pelital que se atreve a mezclar el reggae cantado en pulaar, hassania, b¨¢mbara o ingl¨¦s con la danza africana y los yemb¨¦s. Atoumane Kane asegura que denuncian el racismo, "el analfabetismo o la corrupci¨®n en nuestras letras¡±. Sidati Never sufri¨® la polio de peque?o y ahora se mueve en silla de ruedas, lo que no le impide bailar sobre sus manos en el escenario mientras el cantante ciego Sidi Beil¨¦ se esfuerza por hacer oir su voz sobre el bullicio. ¡°La discapacidad es mental, si no la tienes en la cabeza puedes hacer cualquier cosa¡±, explica Hamadi Dir¨¦, quien sufri¨® un accidente laboral, se rompi¨® la columna y ahora camina con la ayuda de muletas.
En un edificio cercano est¨¢ el grupo de percusionistas de Ziguinchor, integrado por unos 15 miembros. Al mediod¨ªa hace calor en Louga, incluso en diciembre, y los m¨²sicos se refugian del sol en las frescas habitaciones de este inmueble. Desde Casamance han tra¨ªdo su colecci¨®n de bougarabs y souroubas, dos tipos de tambor sure?os que marcan el ritmo del ekon y el linding, la danza de la circuncisi¨®n. Por la noche, ya sobre el escenario, los diolas sacan de paseo lo mejor de s¨ª mismos en danzas fren¨¦ticas. Igualmente, el grupo de percusi¨®n de Louga y sus tambores acompasados ponen los pelos de punta.
Existe una especie de hilo invisible que conecta a Louga con el estruendoso sonido de la percusi¨®n
¡°Los tambores hablan. Transmiten mensajes. Siempre lo han hecho¡±, asiente Ndiawar Seck desde su casa. Donde se respira una pasi¨®n casi gen¨¦tica por la m¨²sica tradicional. Su bisabuelo se llamaba Gale? (el nombre del palo con el que se toca) y su abuelo Mateugue (literalmente, tocar el tambor). Su padre, Mbol Seck, fue durante a?os el tambor mayor de Louga, uno de los m¨¢s grandes percusionistas que ha dado Senegal. ¡°Con ellos se llama al curandero, se anuncia el nacimiento de un ni?o o se advierte de un peligro. Cada ritmo es una se?al¡±, explica el descendiente de esta estirpe de griots que hoy difunde en Espa?a la importancia y el sentido de la percusi¨®n africana gracias a organismos como la Fundaci¨®n Yehudi Menuhin.
Fue all¨¢ por el a?o 1976. Un grupo de emprendedores de Louga encabezados por el gran m¨²sico y dinamizador Mademba Diop alumbraba el Festival de Folclore Internacional FIFOL, que consolidaba a Louga como la capital cultural de Senegal. Aquel naciente se convirti¨® a partir del a?o 2000 en este r¨ªo llamado FESFOP, un encuentro dirigido por Babacar Sarr que hace revivir cada fin de diciembre a esta capital regional situada cerca de la carretera que une a Dakar y Saint Louis. ¡°Desde el mes de abril estamos trabajando para que todo salga bien¡±, asegura Ibrahima Ndoye, uno de los coordinadores del festival. ¡°Somos unas 200 personas repartidas en 12 comisiones. El FESFOP es la puerta de entrada a Louga, uno de los festivales m¨¢s importantes del pa¨ªs que cuenta con su propia emisora de radio¡±, a?ade.
A la noche siguiente, todos los grupos vuelven a subir al escenario. La plaza est¨¢ a reventar de gente que ha venido a disfrutar de la fiesta, mientras en una calle cercana las luces de una feria iluminan los puestos de artesan¨ªa y juguetes para los ni?os. Algunas mujeres se arrancan con un baile entre el p¨²blico. Existe una especie de hilo invisible que conecta a Louga con el estruendoso sonido de la percusi¨®n. Cuenta la leyenda que el poder de Lat Dior, el rey de Cayor que se opuso con todas sus fuerzas a la colonizaci¨®n francesa, resid¨ªa en sus tambores. En noches de invierno como esta es como si ese poder cabalgara de nuevo por los campos de esta regi¨®n de Ndiambour, como si un hilo invisible conectara de nuevo a Louga con los mensajes escritos en el viento que los no iniciados jam¨¢s comprender¨¢n.
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