Las fosas m¨¢s profundas del oc¨¦ano tienen niveles ¡°extraordinarios¡± de contaminaci¨®n

En m¨¢s de 50 a?os de exploraci¨®n espacial, una docena de hombres han pisado la Luna, nuestro sat¨¦lite a m¨¢s de 300.000 kil¨®metros. En cambio, solo tres han llegado a la fosa de las Marianas, el punto m¨¢s profundo del oc¨¦ano a casi 11.000 metros. La inaccesibilidad de estos territorios casi alien¨ªgenas los convierte en uno de los pocos lugares del planeta donde no ha llegado la huella contaminante de la humanidad. Al menos eso se pensaba hasta hoy.

Un nuevo estudio acaba de demostrar que, en realidad, las fosas marinas son un enorme sumidero de la contaminaci¨®n industrial global. Un equipo de investigadores de Reino Unido ha descendido a m¨¢s de 10.000 metros en la fosa de las Marianas y la fosa de Kermadec, ambas en el Oc¨¦ano Pac¨ªfico. Los investigadores han accedido a estos hostiles h¨¢bitats donde la presi¨®n es 1.000 veces mayor que en la superficie con robots submarinos equipados para capturar los pocos seres vivos que consiguen sobrevivir en ellos. Los cient¨ªficos, de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido), han analizado los tejidos grasos de crust¨¢ceos carro?eros recogidos en ambos puntos y han encontrado concentraciones ¡°extraordinarias¡± de bifenilos policlorados (PCB, en ingl¨¦s) y polibromodifenil ¨¦teres (PBDEs), compuestos usados en electrodom¨¦sticos y otros aparatos el¨¦ctricos.

Los crust¨¢ceos de las Marianas presentan una concentraci¨®n de PCB 50 veces mayor que los cangrejos del Liahoe, ¡°uno de los r¨ªos m¨¢s contaminados de China¡±, explican los autores del estudio, publicado hoy en Nature Ecology and Evolution. ¡°El ¨²nico otro punto del Noroeste del Pac¨ªfico con valores comparables a los de las Marianas es la Bah¨ªa de Suruga, en Jap¨®n, una zona muy industrializada con un alto uso de qu¨ªmicos organoclorados¡±, advierten. La contaminaci¨®n por PCB en la fosa Kermadec es menor, al igual que la de PBDEs, pero, ¡°lo que destaca¡± es que los niveles de contaminaci¨®n en las profundidades son equiparables a los de zonas costeras, mucho m¨¢s cercanas al origen de los contaminantes, resaltan los investigadores.

Ambos productos se engloban en el grupo de contaminantes org¨¢nicos persistentes (POC). El m¨¢s famoso de ellos es el insecticida DDT, cuyos efectos nocivos para la fauna y la salud humana a nivel mundial salieron a la luz con el libro Primavera Silenciosa, de Rachel Carson, en 1962. En este grupo de contaminantes se incluyen algunas de las sustancias qu¨ªmicas m¨¢s t¨®xicas, ya que no desaparecen ni se diluyen en agua, y su concentraci¨®n se multiplica en los seres vivos a lo largo de la cadena tr¨®fica.

En 2004, 180 pa¨ªses acordaron limitar o eliminar el uso de estos productos. EE UU es la ¨²nica gran potencia mundial que a¨²n no ha ratificado el acuerdo. El a?o pasado, un grupo internacional de cient¨ªficos consider¨® la presencia global de estos productos qu¨ªmicos como una de las pruebas de que el mundo ha entrado oficialmente en una nueva era geol¨®gica caracterizada por el impacto de las actividades humanas, el Antropoceno.

Aunque no est¨¢ claro c¨®mo se han podido alcanzar niveles de contaminaci¨®n tan elevados en zonas tan inaccesibles, los autores apuntan a la poluci¨®n por pl¨¢sticos y a la ca¨ªda de animales muertos al fondo marino. Esa carro?a es despu¨¦s consumida por los crust¨¢ceos multiplicando en sus tejidos las concentraciones de estos qu¨ªmicos. Los investigadores creen que la contaminaci¨®n avanza a un ritmo muy r¨¢pido desde el origen hasta lo m¨¢s profundo del oc¨¦ano, como se demostr¨® tras el accidente en la central nuclear de Fukushima, cuyos is¨®topos radioactivos se hundieron en la columna de agua a unos 70 metros al d¨ªa. ¡°Se estima que hay unas 370.000 toneladas de PCB en el oc¨¦ano¡±, lo que, unido a su r¨¢pido avance, explicar¨ªa las concentraciones detectadas en las fosas marinas, se?alan.

Este estudio ¡°aporta evidencias claras que el oc¨¦ano profundo, lejos de ser una zona remota, est¨¢ muy conectado con la superficie y que ha estado expuesto a concentraciones significativas de contaminantes¡±, resalta Katherine Dafforn, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), en un comentario independiente publicado en la misma revista cient¨ªfica. ¡°Las simas m¨¢s profundas del oc¨¦ano ya no est¨¢n exentas de contaminaci¨®n¡±, se?alan los autores del trabajo, y sus efectos en la fauna a¨²n est¨¢n por determinar.