La pregunta ahora es: ?podremos comer todos ma?ana?
La FAO compendia los enormes retos a los que se enfrentan la alimentaci¨®n y la agricultura
Nadie podr¨¢ decir que no se le avis¨®. Decenas de instituciones y centenares de estudios llevan a?os advirti¨¦ndolo. Que el cambio clim¨¢tico ¡ªya una realidad¡ª, el crecimiento de la poblaci¨®n ¡ªotra realidad¡ª y la escasez de los recursos ¡ªagua, tierra, combustible¡ª hace rato que bullen juntos en la misma olla. Y que para evitar que todo el guiso se desborde y se eche a perder, hay que actuar ya. La FAO, cuyos informes de los ¨²ltimos tiempos urgen a cambiar la forma en que producimos, transportamos, comercializamos, repartimos y comemos alimentos, ha querido pegar un nuevo aldabonazo recogiendo en un mismo documento las tendencias que est¨¢n reconfigurando el mundo y los retos que presentan. Por si alguien quiere meterse en harina.
El desaf¨ªo ¨²ltimo, en lo que compete a la agencia (la Organizaci¨®n de Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura), es saber si, por este camino, en 2050 la Tierra dar¨¢ de s¨ª para alimentar a los casi 10.000 millones de personas que la habitar¨¢n. M¨¢xime, cuando el crecimiento econ¨®mico har¨¢ que cada vez m¨¢s gente tenga capacidad para demandar carne, verduras y frutas (alimentos que requieren muchos m¨¢s recursos para producirse que los cereales). La respuesta, una vez m¨¢s, es no.
El problema de fondo, obvio, es que el planeta y sus recursos son finitos. "Puede parecer que a¨²n tenemos tierra de sobra, y agua de sobra", ilustraba Kostas Stamulis, director general adjunto de la FAO, al presentar el informe a un grupo de periodistas. Pero hay tierras potencialmente arables cuyo uso para cultivo puede provocar m¨¢s trastornos que beneficios (por ser bosques, por d¨®nde se encuentran...). Por eso se insiste en evitar llegar a un punto donde la urgencia ¡ªla amenaza del hambre inminente¡ª obligue a tomar decisiones perjudiciales. "Lo mismo ocurre con el agua. Puede que haya, pero d¨®nde cae, c¨®mo cae y cu¨¢ndo cae, son cuestiones que marcan grandes diferencias", a?ad¨ªa Stamulis, en referencia a las sequ¨ªas e inundaciones que el cambio clim¨¢tico multiplica.
La receta, por tanto, tiene que ser producir m¨¢s con menos. Con menos agua, con menos tierra. Y tambi¨¦n, contaminando menos. Un mensaje reiterado hasta la saciedad por la agencia: la agricultura tiene que adaptarse al cambio clim¨¢tico (con variedades resistentes a la sequ¨ªa, con m¨¦todos de conservaci¨®n de agua...) y tambi¨¦n contribuir a mitigarlo, reduciendo sus emisiones de gases de efecto invernadero (es responsable de m¨¢s del 20%). En este cap¨ªtulo, la tecnolog¨ªa puede ser de gran ayuda. "Pero ya hay avances disponibles que podr¨ªan ayudar a multiplicar las cosechas en muchas zonas de ?frica, por ejemplo", apuntaba Stamulis. "Sin embargo, muchas veces los agricultores no ven que les compense adoptarlas". Ah¨ª es donde Gobiernos, instituciones y cooperaci¨®n tienen que trabajar con incentivos.
La receta tiene que ser producir m¨¢s con menos. Con menos agua, con menos tierra. Y contaminando menos
Y de nuevo, esa escasez de recursos y ese cambio clim¨¢tico que algunos a¨²n niegan, burbujean y salpican por todas partes: afectan a las poblaciones m¨¢s vulnerables y ensanchan su pobreza, generan cada vez m¨¢s migraciones y conflictos, aumentan la desigualdad y limitan el desarrollo.
Mientras todo eso se va cocinando a fuego (no tan) lento, millones de personas siguen como si nada. Haciendo business as usual. Tirando un tercio de la comida que se produce, desperdiciando recursos, o utilizando pr¨¢cticas que agravan la situaci¨®n. El cl¨¢sico pan para hoy, hambre para ma?ana, en su versi¨®n m¨¢s grave. ?Hemos llegado a un punto de no retorno? Rob Vos, director de Desarrollo Econ¨®mico Agr¨ªcola de la FAO, no cree que haya un punto ¨²nico que no permita la vuelta atr¨¢s, sino distintas metas volantes que ya estamos cruzando. "Por ejemplo, cuanto m¨¢s avance la degradaci¨®n de la tierra, menos capacidad tendr¨¢ esta para secuestrar carbono y mitigar el cambio clim¨¢tico". Es decir, vamos perdiendo oportunidades que no volver¨¢n.
?Puede este en¨¦simo mensaje de urgencia contribuir a cambiar las cosas? Los Estados llegaron hace poco m¨¢s de un a?o a un pacto?¡ªlos Objetivos de Desarrollo Sostenible¡ª para meterse en la cocina y tratar de bajar el fuego al que se calienta la olla y seleccionar mejor los ingredientes. Pero, por ahora, muchos siguen sin ponerse el delantal. "Al menos ahora se habla de cosas de las que antes no se hablaba", se consolaba Stamoulis.
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