Palabras vecinas
Inmiscuirse o intercalarse, suplantar o suplir, calcinar o carbonizar... Algunos t¨¦rminos resbaladizos
Algunas palabras mantienen entre s¨ª una relaci¨®n de vecindad conflictiva.
Un narrador de ciclismo dijo durante la contrarreloj de los Juegos: ¡°S¨®lo Tony Martin ha podido inmiscuirse entre Wiggs y Frome, los dos mejores del Tour¡±. La voz ¡°inmiscuirse¡± se inmiscuy¨® as¨ª en el espacio de ¡°intercalarse¡± para hacernos creer que Tony Martin fue un vulgar entremetido.
Una cr¨®nica inform¨® meses atr¨¢s de que los dirigentes de Ciudadanos ¡°desean suplantar a UPyD¡± en el centro pol¨ªtico. Pero ¡°suplantar¡± implica una ilegalidad, y ese verbo suplant¨® a ¡°reemplazar¡±, ¡°suplir¡±, ¡°relevar¡± o ¡°sustituir¡±.
Palabras pr¨®ximas son tambi¨¦n ¡°mapa¡± y ¡°plano¡±. El ¡°mapa¡± representa una parte de la Tierra, y el ¡°plano¡± muestra un esquema en dos dimensiones. Si al comprar por Internet una localidad para el teatro le aparece el letrero ¡°ver mapa de zonas¡±, desconf¨ªe del gestor cultural.
A veces las palabras vecinas terminan por aceptarse como sin¨®nimas, pero un uso exigente sigue distingui¨¦ndolas. As¨ª sucede con ¡°tanque¡± y ¡°carro de combate¡±. Los militares evitan el vocablo ¡°tanque¡± (que tambi¨¦n designa un dep¨®sito de l¨ªquido) para quedarse con el m¨¢s preciso ¡°carro de combate¡±. En caso de guerra m¨¢s vale no confundirlos.
De igual modo, un ingeniero hablar¨¢ de ¡°embalses¡± donde el Diccionario admite ¡°pantanos¡±, pues ¡°embalse¡± se ci?e al almacenamiento artificial de agua.
A menudo se citan de corrido de ¡°las tres carabelas¡± de Col¨®n, quien sin embargo llev¨® s¨®lo dos (adem¨¢s de la nao Santa Mar¨ªa). Un historiador no caer¨ªa en esa confusi¨®n.
En la prensa se leen como sin¨®nimas ¡°Constituci¨®n¡± y ¡°Carta Magna¡±. Y el Diccionario lo permite. No obstante, la Carta Magna fue otorgada por Juan I de Inglaterra (1215) tras la presi¨®n de sus nobles, mientras que la Constituci¨®n espa?ola se elabor¨® democr¨¢ticamente. La Carta Magna supuso un avance para los derechos humanos, sin duda, pero consagraba los privilegios feudales y, por ejemplo, uno de sus preceptos dec¨ªa que ning¨²n hombre pod¨ªa ser detenido por la acusaci¨®n de una mujer, salvo que le imputara haber matado a su marido. Algunos o¨ªdos finos se duelen con raz¨®n al o¨ªr que se llama Carta Magna a nuestra ley fundamental.
Tambi¨¦n hablamos de ¡°direcci¨®n prohibida¡± a pesar de que la direcci¨®n es la l¨ªnea sobre la que se desplaza un punto, mientras que ¡°sentido¡± indica la orientaci¨®n en que se mueve. Por tanto, tomaremos la autov¨ªa en direcci¨®n Madrid-Burgos¡ y en sentido hacia Burgos. (El c¨®digo de circulaci¨®n no dice ¡°direcci¨®n prohibida¡± sino ¡°entrada prohibida¡±).
M¨¢s. El Diccionario avala ya que ¡°calcinar¡± desplace a ¡°carbonizar¡±; pero ¡°calcinar¡± se refiere en puridad a objetos reducidos a cal, mientras que ¡°carbonizar¡± se aplica a cuerpos org¨¢nicos: personas, animales o plantas, que se reducen a carb¨®n.
Y los diarios alternan ¡°presunto homicida¡± con ¡°supuesto homicida¡±, aunque un jurista prefiera esta ¨²ltima y rechace la anterior, porque la presunci¨®n es s¨®lo de inocencia. A nadie se le presupone culpable, sino que se le supone a partir de unos datos. En cambio, a todos se nos presume inocentes.
La elecci¨®n entre palabras vecinas da pistas sobre el cuidado que cada cual pone al comunicarse. No se deben criticar los usos ambiguos ya acu?ados, que extendidos est¨¢n, pero s¨ª resaltar el gusto y el rigor de quien escoja los vocablos m¨¢s precisos.
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