Aquellos hombres barbudos a lo lejos...
Mientras los campamentos para los iraqu¨ªes que huyen de Mosul se llenan, el impacto psicol¨®gico del terror en los ni?os que han vivido bajo el dominio del Estado Isl¨¢mico empieza a manifestarse
En junio de 2014, dos combatientes del Estado Isl¨¢mico entraron en la casa de Kawther, en Mosul. Como era viuda y no ten¨ªa ning¨²n hombre a su lado, inmediatamente temi¨® por su seguridad, pero, a sus 32 a?os, ella no era de su inter¨¦s. Tampoco prestaron atenci¨®n a su hijo Yusuf, de siete a?os, quien paralizado por el miedo contemplaba c¨®mo los extra?os, con sus pesadas botas y su equipo militar, registraban la casa para acabar march¨¢ndose con el televisor de la familia.
Al cabo de pocas semanas, Yusuf se encontraba en un improvisado cine al aire libre con otros chicos de la zona, mirando ese mismo aparato. Kawther cuenta que el Estado Isl¨¢mico "utilizaba los televisores para mostrar ejecuciones y grabaciones en las que se ve¨ªa c¨®mo mataban a gente. Sab¨ªan que los ni?os tendr¨ªan curiosidad, y que, sin colegio ni nada que hacer, se reunir¨ªan y los mirar¨ªan¡±.
Actualmente, la familia est¨¢ instalada en el campamento de Hassan Sham, 20 kil¨®metros al este de Mosul, en el norte de Irak, una zona liberada por los peshmerga kurdos a finales de 2014. Al hijo mayor lo mataron cuando estaba trabajando en una f¨¢brica cerca de Kirkuk; su viuda de 17 a?os y sus hijas gemelas viven ahora con Kawther y Yusuf en una de las muchas tiendas proporcionadas por el organismo de la ONU para los refugiados (ACNUR) que se acaban de montar.
Yusuf, que ya tiene 10 a?os, sostiene en brazos a su peque?a sobrina Sof¨ªa. Mientras su madre est¨¢ hablando, deja pacientemente que la ni?a tire de sus gafas de gruesa montura, pero cuando esta se agita para soltarse, ¨¦l empieza a retorcerle el brazo para que se quede donde est¨¢, lo cual hace que se eche a llorar. ¡°Mi hijo tiene preferencia por una de sus sobrinas gemelas, aunque sean id¨¦nticas. Le tiene mucho cari?o a ella [Sof¨ªa], pero le cuesta expresar su afecto. Ver una y otra vez esas im¨¢genes violentas lo ha desconcertado. Antes nunca hab¨ªa sido as¨ª¡±.
Seg¨²n las ¨²ltimas estad¨ªsticas de Qandil, organizaci¨®n de ayuda humanitaria que trabaja en la protecci¨®n de las personas desplazadas, desde la operaci¨®n del Ej¨¦rcito iraqu¨ª y las fuerzas de los peshmergas para recuperar Mosul, iniciada en octubre de 2016, 61.603 personas se han instalado en los campamentos de Hassan Sham y Jazir. A medida que llegan y se asientan en ellos, se van haciendo patentes las secuelas duraderas de las t¨¢cticas deshumanizadoras del Estado Isl¨¢mico, sobre todo entre sus habitantes m¨¢s j¨®venes.
Innumerables descripciones de palizas, torturas psicol¨®gicas y proyecciones de ejecuciones salen a la luz para formar un cuadro del violento espect¨¢culo que el Estado Isl¨¢mico ha impuesto a los ni?os de Mosul.
A medida que los desplazados llegan a los campos de refugiados, se van haciendo patentes las secuelas de las t¨¢cticas deshumanizadoras del Estado Isl¨¢mico, sobre todo entre los m¨¢s j¨®venes
Muchas familias adoptaron la estrategia de evitar cualquier contacto con los combatientes del EI que patrullaban la zona permaneciendo dentro de sus casas. Seg¨²n la coalici¨®n contra el grupo insurgente liderada por Estados Unidos, al comienzo de la ofensiva solo hab¨ªa 10.000 combatientes apostados en Mosul, una ciudad cuya poblaci¨®n se calcula en m¨¢s o menos un mill¨®n de habitantes, lo cual significa que, en el caso de las familias que se quedaron en sus casas, el contacto con los milicianos del EI era poco frecuente.
Muqtada, un ni?o de seis a?os de la zona, describe lo que sinti¨® al ver a los combatientes con su caracter¨ªstico aspecto: ¡°Ve¨ªas a esos hombres [del EI] con la barba hasta aqu¨ª [a mitad del pecho] y las camisas as¨ª de largas [hasta la rodilla]. Cuando andaban por all¨ª, nos qued¨¢bamos en casa. Al cabo de dos d¨ªas te parec¨ªa que no pod¨ªas respirar¡±.
Muchos de estos ni?os siguen sufriendo una intensa ansiedad a pesar de que est¨¢n bajo la protecci¨®n de Asayish (el servicio secreto kurdo). El hecho de que su contacto con los combatientes del EI ¨Cesas personas a las que su familia ha temido durante tanto tiempo¨C fuese discontinuo, hace que para muchos de ellos sea dif¨ªcil entender que ya no est¨¢n amenazados. William Yule, de la Fundaci¨®n Los Ni?os y La Guerra y especialista en trastorno por estr¨¦s postraum¨¢tico infantil, lo explica as¨ª: ¡°Los ni?os peque?os tienen un sentido del tiempo muy diferente. Los adultos podemos darnos cuenta de que algo sucedi¨® en el pasado o de que las cosas ser¨¢n diferentes en el futuro¡±.
Mohamed y su familia, procedentes de los alrededores de Mosul, lograron evitar todo contacto con los miembros del EI, incluso cuando el padre y la madre se iban a trabajar: ¡°Vimos tres veces a aquellos hombres barbudos a lo lejos, y nos mudamos tres veces¡±.
En el campamento de Harsm, a las afueras de Erbil, en el norte de Irak, los ni?os intercambian historias en las que describen a los miembros del Estado Isl¨¢mico con una confusa mezcla de miedo y reverencia, como podr¨ªa hacerlo un escolar con un compa?ero mat¨®n cuando este no pudiese o¨ªrlo. Las experiencias reales parecen haberse entremezclado con mitos de extraordinaria violencia para producir unos cuentos espeluznantes.
Como explica Yule, ¡°no es raro que los ni?os interpreten esos recuerdos de manera err¨®nea o confusa. Si han sufrido un trauma, basta con un comentario o una malinterpretaci¨®n de los hechos en ese momento para que se convierta en un recuerdo completo¡±.
Jaled fue una de esas personas que quisieron que su familia evitase a los combatientes del EI. Empresario y fumador empedernido, sab¨ªa que si compraba los cigarrillos al por mayor le saldr¨ªan mejor y tendr¨ªa menos probabilidades de que lo pillasen las patrullas locales del EI. Le compr¨® 150 paquetes a un vendedor de Mosul y los guard¨® en el maletero de su coche antes de salir de casa con dos de sus j¨®venes hijas. A pocos kil¨®metros de all¨ª, aparecieron dos soldados del EI. Jaled sab¨ªa que estaba prohibido fumar y que hab¨ªa infringido las normas, pero no cu¨¢l ser¨ªa el castigo.
Cuenta la historia de lo que sucedi¨® a continuaci¨®n desde la seguridad de la tienda de su familia en Hassan Sham. Est¨¢ sentado en compa?¨ªa de sus dos mujeres, fumando y bebiendo el tradicional chai, con sus ocho hijos tumbados al calor del sol del invierno que penetra a trav¨¦s de las paredes. ¡°Me sacaron del coche a la fuerza, me golpearon, y cuando mis hijas empezaron a gritar, y les pegaron¡±.
Pas¨® cinco meses en la c¨¢rcel, donde le dieron latigazos y descargas el¨¦ctricas. Y lo amenazaron con la amputaci¨®n cuando los tobillos se le empezaron a hinchar a causa de la diabetes. A su familia la sometieron a tortura psicol¨®gica: ¡°[Los miembros del EI] les dijeron que me hab¨ªan ejecutado, y luego que segu¨ªa vivo, pero que me hab¨ªan mandado a Raqqa [la capital de facto del grupo terrorista en el norte de Siria]¡±.
Los hijos deHassan Sham, que estuvo apresado por el EI por fumar, a¨²n tienen pesadillas y temen por la vida de su padre
Sus hijos pasaron meses en una ansiedad constante, y varias veces creyeron que su padre hab¨ªa muerto. Siguen teniendo pesadillas, y despu¨¦s de vivir durante meses con el temor constante a que matasen a su progenitor, han trasladado su angustia, y ahora temen por sus familiares atrapados a¨²n en territorio bajo el control del Estado Isl¨¢mico.
¡°Los ni?os presentan los s¨ªntomas t¨ªpicos del estr¨¦s postraum¨¢tico: terror nocturno, visiones, recuerdos, rememoraci¨®n involuntaria de situaciones del pasado¡±, explica Yule. ¡°El efecto a largo plazo de esta clase de trauma puede ser desastroso. Cuando se trata de un suceso ¨²nico, como un accidente de tr¨¢fico, el trauma puede persistir 30 o 40 a?os. En este caso, sin embargo, se trata de un trauma acumulativo que posiblemente los acompa?ar¨¢ el resto de su vida¡±.
M¨¦dicos Sin Fronteras presta ayuda psicol¨®gica en los campamentos de Hassan Sham, Jazir y Debega, en las cercan¨ªas de Mosul. Los ni?os son registrados como desplazados internos, lo que significa que volver¨¢n a la ciudad cuando haya sido reconquistada. Sin embargo, seg¨²n Aram Abdulkarim, experto en derecho que se ocupa del tema de la identidad de los reci¨¦n llegados, los ni?os nacidos a partir de junio de 2014 en hospitales bajo control del EI recibieron documentos de identidad emitidos por el grupo terrorista. Esto significa que a sus familias les espera una larga estancia en los campamentos. Al cabo de un mes de tomar la ciudad, el EI hab¨ªa creado un sistema burocr¨¢tico que divid¨ªa la poblaci¨®n en distritos y contaba con sus propios documentos de registro civil en los que figuraba su distintivo y su sello. Seg¨²n Abdulkarim, puede que se tarde a?os en expedir nuevas identificaciones para estos ni?os: ¡°El Gobierno iraqu¨ª no reconoce estos documentos y, hasta que se encuentre una soluci¨®n, sus familias tendr¨¢n que quedarse en los campos de acogida¡±.
Lawk Ahmad, el director de Qandil en el pa¨ªs, considera que el asunto llevar¨¢ mucho tiempo: ¡°Los combates se est¨¢n prolongando m¨¢s de lo esperado, pero, aun cuando Mosul haya sido liberado, pasar¨¢n a?os hasta que todo est¨¦ en orden. No va a ser tan sencillo como volver a casa y ya est¨¢¡±.
?(*) Se han cambiado algunos nombres para proteger la identidad de quienes tienen a¨²n parientes viviendo bajo dominio del Estado Isl¨¢mico.
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