Si las mejores revistas cient¨ªficas publican cada d¨ªa un estudio sobre el sobrepeso, ?por qu¨¦ cada vez estamos m¨¢s gordos?
Un debate encendido sobre el papel de la ciencia en la lucha contra los kilos de m¨¢s
En las cosas del comer hay remedios para todos los gustos. Aquellos que han traspasado generaciones y los que emergen durante unos d¨ªas para quedar sepultados en el mont¨®n de las taras. Averiguar c¨®mo quitarse kilos de m¨¢s ha sido uno de los mayores objetivos de las sociedades actuales, donde el sobrepeso afecta al 39% de los mayores de edad (1.900 millones de personas) y la obesidad al 13% (unas 600 millones), seg¨²n datos de 2014 de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud.
Tanto la ciencia como la sabidur¨ªa popular han ido afinando sus postulados para que el adelgazamiento se concrete en algo real y no quede siempre en promesa incumplida de Nochevieja. Cada a?o, publicaciones especializadas y medios de comunicaci¨®n generalistas se hacen eco de los diversos estudios sobre c¨¦lulas implicadas en la digesti¨®n, pastillas contra el apetito o nutrientes que favorecen la eliminaci¨®n de grasas. Se elaboran listas, se presentan resultados obtenidos o se adelantan conclusiones a¨²n en curso. Es extremadamente dif¨ªcil cuantificar el n¨²mero de investigaciones en marcha sobre el origen o la cura del sobrepeso. Pero, ?tienen efecto real? ?Cambian sus soluciones los remedios de toda la vida?
No hay duda del papel positivo de cualquier disciplina y del avance social gracias al esfuerzo y la ambici¨®n de miles de profesionales dedicados a elaborar pruebas para mejorar nuestra salud. La pregunta que surge es por qu¨¦, a pesar de todas las averiguaciones de hospital, terminamos recurriendo a las decimon¨®nicas hojas impresas con una dieta y un n¨²mero de calor¨ªas que nos imprime el m¨¦dico de cabecera. Al vaso de agua o el caramelo antes de sentarnos a la mesa. Por qu¨¦ muchas de estas conclusiones se encaminan m¨¢s a la cura que a la prevenci¨®n.
¡°Todo va de la mano: el laboratorio, la alimentaci¨®n y el paciente¡±, adelanta ?ngela Quintas, qu¨ªmica de formaci¨®n y experta en nutrici¨®n cl¨ªnica. ¡°Desde la parte acad¨¦mica se pueden desgranar las cualidades de cada producto, pero hay que adaptarse a las necesidades de cada persona. Hay quien directamente ni quiere ni lo intenta. La medicina, en esos casos, no puede hacer nada¡±, remarca, a?adiendo la importancia del factor psicol¨®gico a la hora de perder peso. El control del apetito, esa mano invisible que manda se?ales al cerebro para que nos lancemos a la nevera, reside en la cabeza y no en el est¨®mago, sostiene. ¡°Es fundamental: hay que ser conscientes todo el rato de por qu¨¦ comemos, qu¨¦ nos echamos a la boca y qu¨¦ h¨¢bitos estamos generando¡±, dice la autora del recientemente publicado Adelgaza para siempre.
Sin pedagog¨ªa no hay talla menos
M¨¢s que de los informes obtenidos a golpe de probeta, de tremenda utilidad, la clave reside ¨Csiguiendo las recomendaciones de Quintas- en anteponer las necesidades de cada uno y en hacer pedagog¨ªa. ¡°Hay que construir unas costumbres sanas. Ahora mismo, la comida se utiliza como premio o como castigo. Se ofrece una bomba cal¨®rica como un trofeo, cuando en realidad el mayor regalo es un buen comportamiento hacia la comida¡±, aduce.
La ciencia, concede, es fundamental a la hora de tratar los problemas de sobrepeso. Sus trabajos han desarrollado una cultura de la alimentaci¨®n y han aportado multitud de datos favorables a la hora de prevenir, tratar y aliviar dolencias. Pero el impacto, por norma general, es ¡°m¨ªnimo¡± en el desempe?o pr¨¢ctico. ¡°Uno de los inconvenientes, sobre todo, es que muchos de estos estudios no tienen una robustez suficiente. Y no buscan -en el caso de los descubrimientos de ciertas propiedades de los alimentos- erradicar la obesidad, sino poner en alza un nuevo producto¡±, defiende con vehemencia el nutricionista Aitor S¨¢nchez Garc¨ªa, licenciado en Ciencia y Tecnolog¨ªa de los Alimentos, que, sin embargo, defiende la ciencia como instrumento fundamental en su trabajo: ¡°Nosotros somos sanitarios, somos cient¨ªficos, entonces todo lo que hacemos, todas las pautas de diet¨¦tica, est¨¢n basadas en una evidencia cient¨ªfica¡±.
?Para qu¨¦ sirve un estudio?
Hace unos meses, por ejemplo, se public¨® que una enzima ten¨ªa un papel importante en el control del hambre. Y este es el culpable, a la postre, de desequilibrios alimenticios que derivan en obesidad y problemas cardiovasculares, de diabetes o de cualquier ¨®rgano implicado en el funcionamiento de nuestro cuerpo. Saber c¨®mo manejar la insaciabilidad depend¨ªa de la existencia o no de la OGT, ap¨®cope de O-GlcNAc transferasa. Una prote¨ªna que, tal y como se divulg¨® en la revista Science,? provoca que las neuronas del hipot¨¢lamo (la parte cerebral que regula los est¨ªmulos corporales) responsables de mandar la se?al para cesar de comer dejen de comunicarse entre s¨ª. Esto es: que su ausencia deriva en un apetito infinito.
?Sirve conocer esto para un ciudadano medio cuyo m¨¢ximo deseo es bajar tripa? Miguel L¨®pez, neuroendocrin¨®logo de la Universidad de Santiago de Compostela, explica: "Cualquier estudio cient¨ªfico es v¨¢lido porque proporciona informaci¨®n, pero tienen que hacerse con proyecci¨®n muy a largo plazo para que se traduzca en una soluci¨®n firme. Hay un problema conceptual en estos y otros muchos casos. Los que trabajamos con la obesidad lo hacemos para gente que ya la padece, no para personas delgadas que quieran comer de forma pantagru¨¦lica y les valga siempre el mismo ba?ador. Y hasta ahora, que esta enfermedad llegue a curarse con pastillas es algo muy lejano", apunta: "Hay trabajos muy interesantes, como este ¨²ltimo de la enzima, pero es a¨²n muy preliminar para poder extraer conclusiones".
El valor de la psicoterapia
¡°No todos los remedios est¨¢n avalados por la ciencia. Si fuera as¨ª, podr¨ªamos haber puesto fin ya a la obesidad y es algo que no est¨¢ pasando. No est¨¢ ocurriendo porque muchos m¨¦todos adelgazantes son propuestas que quieren poner un parche a una situaci¨®n muy grave. Y la gente no necesita planes de adelgazamiento, sino pol¨ªticas saludables", apostilla el autor del blog y libro Mi dieta cojea: ¡°Nosotros defendemos que la sintomatolog¨ªa debe ser interdisciplinar. Es decir, que si hay una persona que necesita psicolog¨ªa y nutrici¨®n, las dos disciplinas trabajen de la mano. Solo si lo necesitan".
La ciencia es crucial, pero no resuelve nada si no se acompa?a de cambios alimentarios duraderos. Y para eso est¨¢n los dietistas, los m¨¦dicos, los terapeutas e incluso los conocidos que empujan al interesado en la direcci¨®n correcta. ¡°Un r¨¦gimen de una revista o de caj¨®n no tiene ning¨²n sentido para cambiar un problema que es de conducta. Lo que hay que hacer es incorporar rutinas y entornos saludables¡±, remata S¨¢nchez. Para p¨ªldoras m¨¢gicas, como para el crecepelo, a¨²n queda.
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