¡®Agente OO7 contra el Doctor No¡¯ | Los terribles dos a?os
Cuando los cr¨ªos llegan a esta edad les llega una mini edad del pavo, su primera adolescencia, un 'teaser' de lo que nos vendr¨¢ en una d¨¦cada
En muchos cursos de paternidad, de los que imparten padres y madres experimentados que adem¨¢s han dormido toda la noche de un tir¨®n, suele aparecer una expresi¨®n que suena a peli de Tarantino: ¡°los terribles dos¡±.
Eso traducido a lenguaje no-especializado, viene a ser que cuando los cr¨ªos llegan a los dos a?os les llega una mini edad del pavo, su primera adolescencia, un teaser de lo que nos vendr¨¢ en una d¨¦cada.
Eso es porque los ni?os van tomando conciencia de s¨ª mismos, ganando en autonom¨ªa, y sacan car¨¢cter para ver hasta d¨®nde pueden llegar.
Empiezan concretando todo este cambio reafirmando su opini¨®n. Antes a nuestra hija la vest¨ªamos como quer¨ªamos, le d¨¢bamos de comer lo que quer¨ªamos y m¨¢s o menos intent¨¢bamos que se durmiera cuando tocaba. Ahora no. Ella nos dice si una ropa le gusta o no, o pide la faldita porque le apetece m¨¢s, pide croquetas o palomitas porque le encantan y en cambio si le preparamos una hamburguesa -buena, ecol¨®gica y sana- de repente no la quiere o, peor, la coge con las manos y se la tira al perro para alimentarlo.
Otra consecuencia del cambio de actitud es la negaci¨®n. Aut¨®nomos, mujeres empoderadas y C¨¦sar, el simio rebelde, conocemos la importancia de soltar un buen NO a tiempo, pero de tan peque?itos quiz¨¢ no hace falta.
Pensad que un ni?o quej¨¢ndose ¡°No-no-no, No-no-no¡± taladra m¨¢s que una alarma de coche de las que suenan de madrugada cuando el cami¨®n de la basura le da un golpe.
A los padres nos molesta por partida doble.
Primero, porque hay un cambio palpable entre la criaturita adorable y el peque?o Hulk que quiere aplastar cuando le dan rabietas o quiere juguetes que no son suyos. Ahora la pl¨¢cida guarder¨ªa o el id¨ªlico parque son un sitio donde de repente todos tienen los terribles dos y todos van a lo suyo sin importarles las consecuencias, aplicando la ley del m¨¢s fuerte a lo Juego de Tronos.
Y segundo, porque alguien que rechaza tus propuestas y se enfada aleatoriamente de manera exagerada te obliga, para detener el numerito cuanto antes, a convertirte o en un blando que cede o en un represor gru?¨®n.
Los expertos aconsejan buscar un punto intermedio, poniendo l¨ªmites claros que los ni?os entiendan y aprendan a respetar. Pero tambi¨¦n debemos dejar margen para que se salgan con la suya y su autoestima salga reforzada (los ni?os, no los expertos, que con lo que cobran ya tienen suficiente autoestima).
No podemos re¨ªrnos cuando los peques la est¨¦n liando, porque saboteamos nuestra autoridad, ni podemos ponernos a su altura emocional, gritando, porque se supone que los sensatos y educados somos nosotros.
Como si fuera tan f¨¢cil, dir¨¦is. Lo mismo que hemos pensado nosotros de los expertos cada vez que ha coincidido un momento explosivo de la ni?a con nuestro cansancio acumulado.
Para bien o para mal, habr¨¢ ocasiones de sobra para probar todas las t¨¢cticas.
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