?Por qu¨¦ las marcas se empe?an en enviar sus productos al espacio?
Compa?¨ªas como Nike, Kia, Toshiba o Ballymaloe ponen en ¨®rbita zapatillas, raquetas, smartphones y mermeladadas para anunciarse. Por favor, basta
Hace apenas una semana, Nike, para celebrar el 30 aniversario de las Air Max y ya de paso intentar comerle un poco de terreno a su nuevo archienemigo Under Armour, cogi¨® un globo aerost¨¢tico y mand¨® al espacio su nuevo modelo de zapatillas, las Vapormax. Lo hizo a los pocos meses de cumplirse cuatro a?os de la ascensi¨®n a los cielos de F¨¦lix Baumangartner. Ese loco austriaco de nombre impronunciable, que convirti¨® su salto desde la estratosfera en el mayor hito del marketing: el Red Bull Stratos.
Es algo muy curioso, un patr¨®n que se repite una y otra vez (algo muy t¨ªpico entre los creativos publicitarios)¡ y consiste en que el espacio est¨¢ de moda. Y como toda moda que se precie, es repetitiva y aburrida. Y per se, peligrosa. En la ¨²ltima d¨¦cada las marcas han descubierto en ¨¦l un nuevo espacio (valga la redundancia) publicitario. Las marcas, no contentas con llenar de basura todo lo que nos rodea en este planeta, ahora han decidido colonizar algo que hasta hace poco era inocente y puro, como es el espacio sideral.
Red Bull y Nike no fueron la ¨²nicas que lanzaron su marca a lo m¨¢s alto. Lo hicieron otras tantas m¨¢s con estrategias y comunicaciones muy distintas. Como por ejemplo Kia, que lanz¨® una raqueta de Rafa Nadal?para que ¨¦ste volviera a lo m¨¢s alto del ranking ATP. O Toshiba, que envi¨® una silla para redefinir el punto de vista de su nueva tele desde tu sof¨¢. Tambi¨¦n Axe, que con su Apollo Academy, form¨® a adolescentes con granos en la cara para, m¨¢s tarde, enviar a uno de ellos a una misi¨®n espacial. A ¨¦stas se le suman otras tantas como Samsung, Natty Light Beer, Salsas Ballymaloe o la marca de cosm¨¦tica Kiehls¡
Ahora, las heces fecales de los astronautas rusos de la estaci¨®n MIR que vagan en gravedad 0 por el tranquilo y oscuro espacio, chocar¨¢n con otras ¡°mierdas¡± como zapatillas, raquetas, sillas, smartphones o mermeladas de frambuesa, defenestradas y olvidadas por las mismas marcas que las lanzaron (nunca mejor dicho otra vez). Los m¨¢s perjudicados por esto, adem¨¢s de los propios creativos y las marcas al perder originalidad e identidad, van a ser los pilotos de Ryanair, que si no ten¨ªan ya suficiente con sus l¨ªos diarios, ahora tendr¨¢n que estar atentos para que no se les cuele por sus maltrechas turbinas ning¨²n globo portador de alg¨²n est¨²pido objeto marketiniano.?
Hago desde aqu¨ª un llamamiento a los clientes y creativos nacionales e internacionales: no ensuci¨¦is m¨¢s el espacio con vuestros productos, porque quiz¨¢, dentro de unos cuantos a?os, tengamos que vivir all¨ª.
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