Ciudades (SOS)tenibles
Si la mayor amenaza para la sostenibilidad del planeta se origina en los entornos urbanos, desde este ¨¢mbito se tienen que buscar soluciones
Los retos medioambientales, y el car¨¢cter determinante de algunas de sus consecuencias, ya protagonizan la agenda de las ciudades. Las alarmas est¨¢n encendidas. El concepto de sostenibilidad, en todas sus dimensiones, ser¨¢ el gran eje del desarrollo urbano que ya se est¨¢ implementando a todos los niveles, como se evidenci¨® en las intervenciones del foro Las ciudades de Am¨¦rica Latina ante los desaf¨ªos globales, celebrado en Buenos Aires el pasado 29 de marzo, y que fue organizado por el diario El Pa¨ªs y el Gobierno porte?o.
El desaf¨ªo es may¨²sculo. Tanto la demograf¨ªa, con una poblaci¨®n urbana que crecer¨¢ hasta los 6.000 millones en 2050 seg¨²n estimaciones de Naciones Unidas, como la econom¨ªa, las grandes ciudades globales convertidas en actores capaces de competir con los Estados, plantean escenarios de extrema complejidad. Cada vez se necesitar¨¢n m¨¢s recursos y se generar¨¢n m¨¢s residuos y externalidades, como por ejemplo la contaminaci¨®n de los veh¨ªculos, que juegan un papel fundamental en la lucha global contra el cambio clim¨¢tico. Las ciudades saben que no tienen futuro, ni podr¨¢n competir, si no son sostenibles en su desarrollo, en su actividad y en su gesti¨®n.
Afortunadamente la concienciaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica y de los Gobiernos ha ido en aumento. Una muestra de ello son las medidas para la reducci¨®n del tr¨¢fico de veh¨ªculos en las ciudades, cuyo efecto, especialmente en la salud de los habitantes, est¨¢ cada vez m¨¢s demostrado. No es un camino sencillo. Los h¨¢bitos de la ciudadan¨ªa est¨¢n muy arraigados y mejorar o crear sistemas alternativos no es ni f¨¢cil, ni barato. El reto de los municipios est¨¢ en ser efectivos a la vez que flexibles.
A ra¨ªz de este cambio en el enfoque ha ganado protagonismo el dise?o urbano encaminado a crear espacios sostenibles. Se trata de llevar a cabo acciones como promover la peatonalizaci¨®n para crear ciudades m¨¢s caminables, repensar la convivencia de las urbes con la naturaleza, reconvertir antiguos barrios industriales en islas sostenibles dentro del ecosistema, o ¡ªcomo se?alan algunos urbanistas¡ª imaginar desarrollos urbanos con capacidad para regenerarse.
Las ciudades saben que no tienen futuro, ni podr¨¢n competir, si no son sostenibles en su desarrollo
En el caso de la regeneraci¨®n, hablamos de una tendencia global. Poco a poco se va extendiendo la idea de que una ciudad podr¨ªa ser capaz de adaptarse a los cambios en su entorno bas¨¢ndose en la capacidad de autoabastecimiento y de resiliencia. La estrategia para desarrollar este modelo es la econom¨ªa circular. Un nuevo ecosistema que va m¨¢s all¨¢ de las tradicionales tres erres ¡ªReducci¨®n, Reciclaje y Reutilizaci¨®n¡ª y que reinterpreta toda la cadena de producci¨®n y consumo. Expresiones como kil¨®metro cero (cuando hablamos de alimentaci¨®n), fab labs (en la industria o la producci¨®n), o el remunicipalismo (en la producci¨®n y gesti¨®n) de servicios b¨¢sicos y en la energ¨ªa, por ejemplo, son partes de un engranaje en el que vamos viendo las piezas sin ver el conjunto, todav¨ªa.
Sobre el papel puede parecer que estamos ante un retorno a pr¨¢cticas tradicionales, pero, en realidad, lo que se avecina es un cambio de paradigma las consecuencias del cual, al menos en el terreno econ¨®mico, se est¨¢n haciendo cada vez m¨¢s evidentes. As¨ª, cada vez hablaremos m¨¢s de compa?¨ªas que venden acceso a servicios y no productos; de compa?¨ªas que centran su actividad en la recuperaci¨®n de materiales para una futura venta; de otras que se dedican directamente a su transformaci¨®n; de nuevas especializaciones y avances en reciclaje; y, por supuesto, de consumo colaborativo. En este sentido, recomiendo leer el informe que public¨® el F¨®rum Econ¨®mico Mundial de la mano de la Fundaci¨®n de Ellen MacArthur: Towards the Circular Economy: Accelerating the scale-up across global supply chains.
Las ciudades est¨¢n en la punta de lanza para el desarrollo de este nuevo modelo, especialmente en lo que concierne a la producci¨®n y el consumo de alimentos. Prueba de ello fue la firma del Pacto de Mil¨¢n en octubre de 2015. En dicho documento se afirmaba la necesidad de "trabajar para desarrollar sistemas alimentarios sostenibles, inclusivos, resilientes, seguros y diversificados, para asegurar comida sana y accesible a todos en un marco de acci¨®n basado en los derechos, con el fin de reducir los desperdicios de alimentos y preservar la biodiversidad y, al mismo tiempo, mitigar y adaptarse a los efectos de los cambios clim¨¢ticos".
Una ciudad podr¨ªa adaptarse a los cambios bas¨¢ndose en la capacidad de autoabastecimiento y de resiliencia
Capitales como ?msterdam o Helsinki se han puesto manos a la obra. De hecho, la ciudad finlandesa acoger¨¢ el pr¨®ximo mes de junio el Congreso Mundal de Econom¨ªa Circular. Tambi¨¦n encontramos municipios de menor envergadura pero mucho m¨¢s avanzados, como el caso de Peterborough o el de la escuela de Jaureguiberry (Uruguay), el primer centro escolar completamente sostenible de Am¨¦rica Latina. De estas y otras cuestiones se habl¨® en la Semana de las Normas Verdes, celebrada en Manizales (Colombia) y que trat¨® sobre Econom¨ªa Circular y ciudades sostenibles; un tema alrededor del cu¨¢l girar¨¢, tambi¨¦n, el encuentro que C40 Cities organiza en Madrid el pr¨®ximo 20 de abril, Deadline 2020: Creating Peaceful and Equitable Cities, en el marco del Foro Mundial sobre las Violencias Urbanas y Educaci¨®n para la Convivencia y la Paz. En este sentido, recomiendo leer con atenci¨®n el informe Deadline 2020. How cities Will get the job done, realizado por el equipo de C40 y que pretende ser una hoja de ruta para que las ciudades puedan cumplir con los acuerdos de Par¨ªs.
Toda esta atenci¨®n hacia el modelo circular no es casual ni exagerada. En pocos a?os hemos pasado de un concepto casi desconocido a admitir que el futuro de las ciudades pasar¨¢, necesariamente, por adoptar estas nuevas pr¨¢cticas. Tiene sentido. Si la mayor amenaza para la sostenibilidad del planeta se origina en los entornos urbanos, es casi una obligaci¨®n que sea desde este mismo ¨¢mbito desde el que se imaginen y se pongan en pr¨¢ctica todas las soluciones posibles. Y este es precisamente el punto en el que estamos, imaginando cu¨¢les pueden ser estas soluciones.
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