El impacto del comercio justo: el cambio de mentalidad a largo plazo
La experiencia de una finca de bananos del Urab¨¢ Antioque?o
Hay muchos enfoques para identificar el impacto que est¨¢n teniendo las relaciones de comercio justo y solidario en las comunidades de pertenencia de peque?os productores y trabajadores, agr¨ªcolas y artesanales. Tambi¨¦n, naturalmente, hay muchas dimensiones del desarrollo que podemos considerar para ver qu¨¦ tipo de cambios est¨¢n ocurriendo: aspectos econ¨®micos, de ingresos, de sostenibilidad del negocio, entre otros; aspectos sociales, de educaci¨®n, salud, de fortalecimiento de la asociatividad o del tejido comunitario; aspectos ambientales, de manejo de los recursos naturales, adaptaci¨®n a los efectos negativos del calentamiento global; y aspectos pol¨ªticos, relacionados con el empoderamiento de actores econ¨®micos que nunca antes han entendido realmente su potencial. Quiz¨¢s porque no se lo hemos permitido.
Pero tambi¨¦n hay aspectos culturales profundos, que quiz¨¢s no sean tan f¨¢ciles de identificar o de cuantificar, pero que realmente resultan ser muy relevantes si queremos cambiar ciertos esquemas econ¨®mico preestablecidos. Aqu¨ª les presentar¨¦ una breve historia, un caso para m¨ª digno de ser contado y ojal¨¢ replicado por otras asociaciones de trabajadores que trabajan en plantaciones bananeras privadas certificadas Fairtrade.
Durante la primera semana de marzo pude acompa?ar en sus procesos a trabajadores rurales de varias empresas privadas del Urab¨¢ Antioque?o (Colombia), que comercializan sus bananos a trav¨¦s de los circuitos Fairtrade. Y tambi¨¦n tuve la oportunidad de visitar dos de ellas. Les contar¨¦ la experiencia que se est¨¢ viviendo dentro de la empresa ¡°Finca La Frontera¡±, donde los trabajadores de la empresa, asociados en la ¡°Corporaci¨®n Social Eurofrontera¡± (corporaci¨®n es el t¨¦rmino que se usa en Colombia para este tipo de asociaciones de trabajadores), se preguntaron: ¡°?Qu¨¦ haremos si un d¨ªa la empresa deje de vender bananos en condiciones de comercio justo?¡± La pregunta es muy pertinente, porque la existencia de la asociaci¨®n de trabajadores depende del premio de comercio justo (1 d¨®lar por caja de banano vendida bajo criterios Fairtrade), que representan los ingresos que los trabajadores de empresas certificadas reciben para implementar proyectos sociales y mejorar las condiciones de vida de sus familias y la comunidad de acuerdo a los criterios de comercio justo.
Me reciben Julieth, secretaria de la corporaci¨®n, Javier Antonio, representante de la junta de la corporaci¨®n, y Luis Carlos, administrador general de Finca La Frontera y representante de la empresa en el Comit¨¦ de Trabajadores Fairtrade de la misma.
¡°En marzo de 2007 conformamos la corporaci¨®n¡±, comenta Julieth, ¡°cuando empezamos a trabajar bajo est¨¢ndares Fairtrade. Ahora representamos a 37 trabajadores, de los cuales 4 de administraci¨®n, trabajando en una extensi¨®n de 48 hect¨¢reas bananeras. Realmente es una finca peque?a, una empresa familiar y las relaciones tambi¨¦n son as¨ª¡±. A parte una trabajadora, comenta Javier Antonio, ¡°todos vivimos en este corregimiento de Currulao (Turbo) y la edad promedio est¨¢n en los 40 a?os. Los m¨¢s antiguos llevan 20 o 25 a?os en la empresa¡±. Para responder a esa pertinente pregunta sobre la sostenibilidad de la asociaci¨®n, los trabajadores de la finca decidieron apostarle a un proyecto productivo propio: fue as¨ª que, con aportaciones del premio Fairtrade, compraron una parcela, donde se producen pl¨¢tanos (no los bananos convencionales como fruta para postre), tambi¨¦n para la exportaci¨®n. ¡°De momento solo estamos produciendo pl¨¢ntanos en la parcela, pero en un futuro quisi¨¦ramos incluir otros cultivos e incluso animales de corral para responder a diferentes necesidades¡±, explica Javier Antonio.
Al lado la parcela, se construy¨® la infraestructura necesaria para el manejo de la fruta y tambi¨¦n la vivienda de la familia del trabajador que cuida el terreno. ¡°El premio Fairtrade nos dio para la inversi¨®n, y ahora las mismas ventas de esta parcela, nos dan para cubrir el sueldo, la seguridad social y garant¨ªas prestacionales del trabajador, adem¨¢s de los gastos de la vivienda, ya que la familia no paga arriendo¡±, comenta Julieth. ¡°Finalmente, la parcela est¨¢ generando otros ingresos para la corporaci¨®n de trabajadores, as¨ª no dependemos solo del premio Fairtrade y podemos hacer mejores inversiones en los aspectos sociales identificados en las familias y la comunidad¡±, explica Javier Antonio.
¡°Este activo¡±, sigue Luis Carlos, ¡°ya est¨¢ contribuyendo a los proyectos sociales de la corporaci¨®n. Fundamentalmente en ¨¢mbito educativo, donde estamos apoyando concretamente a los procesos educacionales de muchos j¨®venes¡±. En la parcela, sigue Luis Carlos, ¡°estamos mejorando las condiciones de productividad, aunque el objetivo no es la alta rentabilidad: su objetivo de fondo es que, en la eventualidad de que ya dejemos de recibir premio Fairtrade, los trabajadores tengan otros ingresos para mantener sus apoyos a la comunidad desde la corporaci¨®n, y puedan manejar ellos mismos los activos que la corporaci¨®n tenga. Como es el caso de esta parcela de tres hect¨¢reas¡±.
Es el comienzo de un proyecto productivo que representa una apuesta clara a largo plazo, anticip¨¢ndose a cualquier eventualidad, pero tambi¨¦n siendo estrat¨¦gicos hacia la construcci¨®n de un compromiso y un rol m¨¢s protag¨®nicos de los trabajadores en la comunidad. Los trabajadores, hace tiempo est¨¢n pensando en la compra de otros terrenos, pero el precio de la tierra en el Urab¨¢ se ha disparado, y ya el tema no es tan sencillo. Luis Carlos, calcula que, hoy en d¨ªa, una hect¨¢rea en esta zona puede llegar a costar cien millones de pesos colombianos (34.000 d¨®lares). ¡°De por s¨ª, la compra de la tierra fue una buena inversi¨®n; en el peor de los casos, el dinero de la inversi¨®n nunca se va a perder; hay que ir m¨¢s all¨¢ claro, pero todo lo que se ha hecho hasta ahora es fruto del trabajo de los trabajadores de la finca. Todo depende de ellos y ellos se han dado cuenta que con el fruto de su trabajo le pueden ayudar a otros tambi¨¦n¡±.
Seg¨²n Luis Carlos, ¡°lo mejor que pudo haber pasado gracias al comercio justo, es que personas con muy bajos niveles educativos y ning¨²n conocimiento en gesti¨®n, como lo eran nuestros trabajadores al principio, ahora puedan asumir responsabilidades en los procesos internos de la finca y hasta puedan, a trav¨¦s de su asociaci¨®n, construir un proyecto a largo plazo propio, siendo propietarios de una peque?a parcela productiva. Lo mejor es el cambio de mentalidad que ha permitido el comercio justo¡±. Una cambio de perspectiva importante en el empoderamiento de los trabajadores agr¨ªcolas, especialmente en ¨¢mbitos rurales como el Urab¨¢ en Colombia, una zona con much¨ªsimas necesidades y duramente golpeado por el conflicto armado.
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