A la sombra del lujo lagosense
Miles de personas est¨¢n siendo expulsadas de los barrios m¨¢s empobrecidos de Lagos
La comunidad de Otodo Gbame, un asentamiento informal levantado frente el mar hace m¨¢s de ochenta a?os por miles de residentes en la capital comercial de Nigeria (Lagos), fue desalojado por la polic¨ªa a principios del mes pasado a golpe de porras y gas lacrim¨®geno. Tal fue el nivel de agresividad de los agentes que cientos de residentes tuvieron que huir en canoa, mientras sus casas eran derrumbadas. Seg¨²n testimonios de AlJazeera, algunos botes estuvieron hasta doce horas sin poder tocar tierra firme, amenazados por los agentes cada vez que intentaban atracar.
To d soulless media machinery employed by @AkinwunmiAmbode to cover up d crimes against humanity at #OtodoGbame: #Posterity cannot be bribed pic.twitter.com/SbiIs9DxlY
— Betty Abah #BringBackOurGirls 6 yrs on! (@bettyabah) April 11, 2017
Los motivos oficiales: la insalubridad y peligrosidad de construir m¨¢s casas hacinadas a orillas del Atl¨¢ntico, una zona donde las inundaciones y el cambio clim¨¢tico amenazan la vida de sus residentes. Las sospechas de los vecinos y vecinas del barrio: el recurrente desalojo de poblaci¨®n empobrecida, que no busca m¨¢s que liberar los solares para facilitar la construcci¨®n de espacios de ocio y residencias para la poblaci¨®n m¨¢s adinerada.
Sin embargo, este no es un caso aislado. El pasado mes de marzo, 4.700 personas ya vieron sus casas demolidas en el mismo asentamiento. Un caso que fue denunciado por Amnist¨ªa Internacional, acusando al gobernador de lagos, Akinwunmi Ambode de violar los acuerdos aprobados por la Corte Suprema del Estado de Lagos para detener las demoliciones y comenzar un proceso de mediaci¨®n entre el gobierno estatal y la comunidad. Este pacto fue acordado en enero, despu¨¦s de que en noviembre de 2016, otras 30.000 personas de Otodo Gbame perdieran sus casas por un monstruoso incendio que el gobierno atribuy¨® a "conflictos ¨¦tnicos" y en el que murieron quince personas.
Hoy, 300.000 personas m¨¢s de otros barrios ribere?os podr¨ªan verse pronto igualmente forzadas a abandonar sus casas seg¨²n informa el peri¨®dico The Guardian, convirti¨¦ndose en poblaci¨®n sin techo. Se trata de una din¨¢mica llevada a cabo desde la d¨¦cada de los noventa, y que pone en peligro la ya de por si carente vida de los habitantes de los barrios chabolistas de capitales africanas como Lagos.
No obstante, para la clase pol¨ªtica y la mayor parte de la clase media, proyectar una imagen de Lagos como una capital cosmopolita, repleta de centros comerciales y preparada para el lujo, para atraer a capital extranjero, parece estar por encima de los derechos de la mayor parte de su poblaci¨®n. Y en este sentido, maquillarla se ha convertido en una obsesi¨®n a toda costa. Una vez m¨¢s, las oportunidades lucrativas por parte de las inmobiliarias y la gentrificaci¨®n abofetea y aparta de los planes urban¨ªsticos a los moradores locales.?
Se estima que cerca del 70% de la poblaci¨®n lagosense, de cerca de 21 millones de habitantes conviviendo en un espacio equivalente a dos tercios del tama?o de Londres,?unos 3,000 kil¨®metros cuadrados, reside en barrios informales, y que cada d¨ªa llegan 3.000 nuevos residentes desde otros puntos del pa¨ªs o de pa¨ªses vecinos. L¨®gicamente, la mayor¨ªa de estos inmigrantes urbanos acaban instal¨¢ndose en los barrios donde pueden permitirse un alquiler.
Otodo Gbame, en el muelle de Lekki, era un barrio insalubre y peligroso por estar bajo riesgo de inundaciones constantes. Tal y como sucede con otros tugurios como el de Makoko, los sistemas de drenaje y canalizaci¨®n desembocan en el mar, cuyas aguas conforman muchas de sus calles, transitables en barca o en canoa. Las mismas aguas que sirven de carreteras y de cloacas son las que se utilizan para beber, limpiarse o cocinar, y como es de esperar, el c¨®lera es uno de los peores enemigos de sus habitantes.
Sin embargo, tal como apuntan algunos activistas nigerianos, los desalojos no son, ni mucho menos, ninguna soluci¨®n para su poblaci¨®n, que queda en una situaci¨®n de total desamparo, empeorando aun m¨¢s su realidad a todos los niveles.
Si Lagos no considera proporcionar viviendas adecuadas, asequibles y sostenibles para sus habitantes m¨¢s empobrecidos cada d¨ªa, su futuro estar¨¢ muy amenazado. Y como ya se sabe de experiencias similares, cuando la mayor¨ªa de la poblaci¨®n urbana vive en condiciones indignas y ve sus derechos constantemente amenazados, tiene muchas m¨¢s probabilidades de convertirse en caldo de cultivo para actividades delictivas o grupos criminales. Destruir un tugurio para construir un hotel, por m¨¢s que sea de cinco estrellas, empobrece a la poblaci¨®n que lo habitaba, y adem¨¢s no impide que se levante inmediatamente otro donde ¨¦sta pueda vivir. Si los gobiernos locales no dise?an y aplican pol¨ªticas urban¨ªsticas integradoras, la miseria y los conflictos urbanos estar¨¢n asegurados. Y a la larga, no habr¨¢ maquillajes posibles para una ciudad insostenible a todos los niveles.
De momento, los residentes m¨¢s empobrecidos de Lagos cuentan con dos puntales. El primero, y quiz¨¢s el m¨¢s importante: su capacidad de resiliencia m¨¢s que demostrada. El otro, indispensable, la Iniciativa Justice and Empowerment, una organizaci¨®n no gubernamental sin fines de lucro que lucha para que los pobres puedan tener un mayor acceso a la justicia y aboga por la gobernanza y pol¨ªticas urbanas en su favor. Junto a la Federaci¨®n de tugurios nigerianos y asentamientos informales, han querido rendir tributo a los habitantes de Otodo Gbame, que han recibido un enorme apoyo en twitter bajo los hashtags #OtodoGbame y #SaveTheWaterfronts.
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