Deje el gimnasio y eche la quiniela: los ricos viven m¨¢s

As¨ª de sencillo. No hay que darle m¨¢s vueltas. La receta para ser m¨¢s longevos no pasa (¨²nicamente) por llevar una vida saludable, sustentada en dietas equilibradas y ejercicio. Tambi¨¦n ayuda tener unos cuantos ceros en la libreta de ahorros. Aunque esta categ¨®rica y simple sentencia esconde unas cifras que invitan a la reflexi¨®n. La revista m¨¦dica The Lancet ha concluido que la esperanza de vida en EE UU puede variar hasta en 15 a?os en funci¨®n de la econom¨ªa de los ciudadanos. El acceso a seguros sanitarios de calidad camina parejo a los recursos, y por eso los ricos pueden vivir una d¨¦cada y media m¨¢s que los pobres. Pero, ?ocurre lo mismo en Europa? ?Tener dinero permite tambi¨¦n acercarse al centenario?

Una tesis elaborada por el Centro de Investigaci¨®n y Estudios de Sociolog¨ªa de Lisboa (Portugal) ha analizado el ¡°efecto protector¡± de las clases sociales, y las cifras vuelven a ser contundentes: los portugueses que se integran en los estratos altos de la comunidad viven hasta 10 a?os m¨¢s que los que cuentan con menos poder adquisitivo. "Las capas sociales con m¨¢s escolarizaci¨®n y recursos adoptan una actitud en temas de salud m¨¢s preventiva. Dejan antes de fumar, reducen el consumo de alcohol y practican m¨¢s deporte", afirma Ricardo Antues, soci¨®logo, enfermero y autor de este estudio cuantitativo, y a?ade que una mayor conciencia conlleva unos h¨¢bitos m¨¢s saludables.

En Espa?a no se ha hecho ninguna investigaci¨®n parecida, aunque el ?ndice de Bienestar publicado anualmente por la OCDE constata que los espa?oles viven mejor en funci¨®n de su renta per c¨¢pita. Este indicador se conjuga con los datos de empleo, la seguridad, el acceso a servicios p¨²blicos de calidad y otros elementos, y afirman que la mejor autonom¨ªa para echar ra¨ªces es el Pa¨ªs Vasco (con un 7,1 sobre 10), seguida de Navarra y Madrid (con un empate a 6,7), y sit¨²a al final de la lista a Extremadura, con un 5,4. Pero, en este caso, el an¨¢lisis se centra en estudiar la calidad de vida y no su duraci¨®n.

Privilegios que s¨ª soplan velas

Juli¨¢n L¨®pez es experto en Antropolog¨ªa Social y de la Alimentaci¨®n en la UNED, y confirma que la respuesta a la pregunta ¡°?con dinero se vive m¨¢s?¡± parece obvia: ¡°Muchas de las mejores cl¨ªnicas y especialistas que no est¨¢n en los sistemas p¨²blicos son solo accesibles para determinadas minor¨ªas, y las posibilidades de curaci¨®n est¨¢n muchas veces vinculadas a una mayor disponibilidad econ¨®mica¡±. Por su parte, Fernando S¨¢ez, director del Museo Nacional de Antropolog¨ªa, pone el foco en otro de los factores: ¡°L¨®gicamente, con dinero se abren las puertas a una mejor educaci¨®n y formaci¨®n, lo que trae consigo una mayor conciencia sobre los h¨¢bitos de vida¡±, asegura. No obstante, L¨®pez recuerda que los valores saludables son din¨¢micos, y ¡°comidas consideradas de alto standing hace d¨¦cadas o siglos ahora son denigradas, como las carnes grasas o el az¨²car, antes exclusivo de las clases pudientes¡±.

En este sentido, el docente de la UNED a?ade que los valores de una vida superior no son absolutos, y que ¡°tal vez, dentro de cien a?os, lo que hoy entendemos como saludable no sea concebido igual, y no solo en el plano de la alimentaci¨®n¡±. Quiz¨¢ los antrop¨®logos del siglo XXII se echen las manos a la cabeza al estudiar c¨®mo los individuos con un trabajo c¨®modo y bien remunerado pasaban su tiempo subidos en bicicletas est¨¢ticas y dentro de edificios en los que la m¨²sica estaba muy alta y los dem¨¢s sudaban sin parar. S¨ª, en gimnasios.

Si no tiene suerte, b¨²squese un amigo

No hay duda. Por mucho que las directrices saludables puedan someterse a cambios, seg¨²n los expertos consultados, los ricos tambi¨¦n viven m¨¢s en Europa, pero solo de forma tajante si se atiende al plano sanitario. De hecho, otras investigaciones, como las llevadas a cabo por la Universidad de Harvard (EE UU) o la London School of Economics (Reino Unido), afirman que por delante de la tarjeta de cr¨¦dito siempre est¨¢n las relaciones interpersonales. Compartir la vida con las personas que amamos provoca que el cuerpo y el cerebro permanezcan conectados, en alerta, sanos y que, por tanto, vivamos mejor¡­ y m¨¢s. No hay premio Gordo que haga sombra a un amigo. Y menos mal.