Productividad cultural
Cuando era ni?o, el 21 de diciembre era un d¨ªa m¨¢gico. Mi madre me vest¨ªa con el traje t¨ªpico de baserritarra y me bajaba a la parte vieja de San Sebasti¨¢n, donde nos mezcl¨¢bamos con la marea humana que marchaba en direcci¨®n a la plaza de la Constituci¨®n. All¨ª la estrella era el enorme cerdo ¨Cen realidad, cerda¨C que se exhib¨ªa dentro de un cerco de madera. Crec¨ª con esa imagen, que interioric¨¦ como una estampa id¨ªlica de la ?tradici¨®n vasca.
Lo que yo desconoc¨ªa en esos momentos era que ese animal rosado ten¨ªa su origen en el condado ingl¨¦s de Yorkshire, desde donde hab¨ªa colonizado medio mundo desplazando a las razas locales o r¨²sticas que, en muchos casos, conviv¨ªan con sus pobladores desde el Neol¨ªtico. Los estudios sobre restos de ADN se?alan que los primeros ejemplares de porcino se domesticaron en el Oriente Pr¨®ximo hace unos 13.000 a?os, desde donde llegaron a Europa y se hibridaron con jabal¨ªes aut¨®ctonos. Su cualidad de animal omn¨ªvoro, f¨¢cil de alimentar y reproducir, est¨¢ tras su desarrollo y expansi¨®n como fuente de prote¨ªnas.
En una publicaci¨®n de capacitaci¨®n agraria editada en 1969 por el Ministerio de Agricultura se se?alaba que ¡°el cerdo interesa como productor de carne pero no de grasa, y por lo tanto se deben obtener cerdos magros con el m¨ªnimo posible de grasa¡±. En vista de que los cerdos del pa¨ªs carec¨ªan de las condiciones de precocidad y calidad carnicera que caracterizaban a las razas selectas extranjeras, se inici¨® en Espa?a una labor de mejora sobre las razas locales. Esta se acompa?¨® con una campa?a de desd¨¦n por lo aut¨®ctono y admiraci¨®n por lo externo, que acab¨® derivando en la extinci¨®n de algunas variedades locales y en la dificultad, hoy d¨ªa, de dar con cerdos ib¨¦ricos de razas puras.
Desde un punto de vista objetivo, esa huida hacia una mayor productividad es solamente un eslab¨®n m¨¢s en la relaci¨®n que se ha mantenido con esta especie desde el inicio, y que muy probablemente continuar¨¢ en los pr¨®ximos a?os con el logro de una variedad modificada gen¨¦ticamente para surtir al mercado de tocineta light. Pero olvidamos que, en este entorno de prote¨ªna barata, crecimiento ultraprecoz y enorme productividad, hay tambi¨¦n hueco para los caracteres culturales, medioambientales, biol¨®gicos, tradicionales y locales, que adem¨¢s son muy rentables y lo van a ser todav¨ªa m¨¢s. De hecho, si la raza ib¨¦rica ha frenado su regresi¨®n ha sido gracias a la alta valoraci¨®n y calidad de sus productos. As¨ª que no queda otra que educar y formar a esos ocho de cada diez consumidores que aseguran no buscar certificaciones especiales cuando compran carne de cerdo; o a esos siete de cada diez ciudadanos que al ser preguntados si consideran la carne de este animal blanca o roja responden que blanca.
Entretanto, cada solsticio de invierno, siguiendo la tradici¨®n, mi hijo Haritz y yo bajaremos a saludar al protagonista de la plaza de la Constituci¨®n con la esperanza de encontrar alg¨²n d¨ªa un animal de patas cortas, orejas ca¨ªdas y manchas negras, como las que caracterizan al euskal txerria, el ¨²ltimo cerdo de raza aut¨®ctona vasca que se conserva.
Bizcocho sin az¨²car
Ingredientes
El bizcocho
- 3 huevos grandes
- 1 yogur natural sin az¨²car
- 50 gramos de estevia (edulcorante)
- 80 mililitros de aceite de oliva suave
- Sal
- Ralladura de un lim¨®n
- Canela
- Cardamomo molido
- Haba tonka
- Jengibre en polvo
- 150 gramos de harina de reposter¨ªa
- 50 gramos de f¨¦cula de ma¨ªz
- 5 gramos de levadura en polvo
Las hojas de chocolate
- 200 gramos de chocolate al 90%
- Hojas de ¨¢rbol
Acabado y presentaci¨®n
- El bizcocho
- Nueces
- Las hojas de chocolate
Instrucciones
1. El bizcocho
Precalentar el horno a 180 grados. Batir bien los huevos. Añadir el aceite, el yogur, la estevia, la ralladura de limón, la canela, el cardamomo molido y el haba tonka rallada.
Tamizar la harina, la maicena y la levadura. Incorporarlas en forma de lluvia; mezclar con movimientos envolventes hasta conseguir una masa homogénea. Poner la mezcla en un molde de silicona y hornear 40-45 minutos a 180 grados. Para comprobar si está cocido, pinchar el bizcocho con un palillo. Debe salir limpio. Dejar enfriar antes de desmoldar para evitar que se rompa.
3. Las hojas de chocolate
Recoger hojas de un árbol o arbusto. Deben ser hojas duras, de roble, platanero, hiedra… Lavar las hojas con agua y secarlas bien entre dos paños. Fundir el chocolate en un baño María.
Disponer las hojas sobre un papel encerado y, con una cuchara, cubrirlas con el chocolate fundido. Enfriar en la nevera. Cuando el chocolate se enfríe, se separará de la hoja, que habrá dejado impresas sus nervaduras. Reservar en frío.
5. Acabado y presentaci¨®n
Con ayuda de un rallador fino, rallar nuez sobre el bizcocho. Terminar decorando con las hojas de chocolate.
La estevia
Definici¨®n. La estevia se usa como sustituta del az¨²car com¨²n en elaboraciones, bebidas y como edulcorante de mesa.
Origen. Se obtiene a partir de las hojas de la planta Stevia rebaudiana, que aportan un sabor dulce intenso.
Proporci¨®n. El producto comercial suele ser entre 200 y 300 veces m¨¢s dulce que el az¨²car de mesa.
Calor¨ªas. Su menor aporte cal¨®rico respecto a la sacarosa permite desarrollar productos con menos calor¨ªas.
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