Los padres atienden antes a las ni?as que a los ni?os
La investigaci¨®n, que combina resonancias magn¨¦ticas con la observaci¨®n de la conducta, muestra que los hombres tratan de forma distinta a hijos e hijas
?Tratan los padres de forma diferente a sus hijas y a sus hijos? Esta es la pregunta que se hicieron investigadores de la Universidad de Emory (Atlanta, Estados Unidos). Y parece que la respuesta es s¨ª, "tanto desde un punto de vista conductual, como del tipo de lenguaje elegido y en relaci¨®n con cu¨¢nta atenci¨®n les prestan a sus reto?os". La conclusi¨®n principal es clara: ¡°Parece que las respuestas cerebrales de los hombres est¨¢n relacionadas con la forma de actuar de diferente manera hacia ni?as o ni?os¡±.
"Cuando una ni?a llama a gritos o pregunta por su padre, este contesta con m¨¢s inmediatez que si lo hace un ni?o", explica en un comunicado Jennifer Mascaro, autora principal del estudio estadounidense. "A partir de este resultado, deber¨ªamos tener en cuenta qu¨¦ papel juega el inconsciente en la diferencias sobre el g¨¦nero", a?ade.
La investigaci¨®n pone de manifiesto que los padres con ni?as cantan m¨¢s y usan m¨¢s palabras asociadas a emociones como llanto, l¨¢grimas o soledad. Y tambi¨¦n usan m¨¢s t¨¦rminos relacionados con el f¨ªsico de sus ni?as como tripa; cara; gorda o alta. "Adem¨¢s, los padres de ni?as usan lenguaje m¨¢s anal¨ªtico, con t¨¦rminos como todo, al lado o mucho, que nosotros relacionamos con el ¨¦xito acad¨¦mico en el futuro", a?ade la autora. Por el contrario, padres con hijos "juegan m¨¢s con ellos y usan lenguaje m¨¢s relacionado con el poder y c¨®mo mejorar, con palabras como ganar, s¨²per o llegar a la cima".
El estudio no aclara si las diferencias en el comportamiento de los padres hacia su hijo se deben a un componente biol¨®gico, evolutivo, o cultural de c¨®mo se debe actuar, o de una combinaci¨®n de ambos, seg¨²n los autores. "Tampoco sabemos los efectos que tendr¨¢ este comportamiento en el futuro. Lo que s¨ª sabemos es que los padres lo intentan lo mejor que pueden con sus hijos. Es un punto de partida, pero hay que hacer m¨¢s investigaci¨®n para determinar su efecto a largo plazo", concluyen.
Los resultados se han publicado en la revista Behavioral Neuroscience, y es la primera investigaci¨®n que ha combinado resonancias magn¨¦ticas de los padres con recogida de datos conductuales de c¨®mo estos se relacionan con sus beb¨¦s. Muchos de los estudios anteriores hab¨ªan evaluado estos comportamientos en laboratorio, pero esta investigaci¨®n lo hace en entornos reales. En ella, han participado 52 padres de 30 ni?as y 22 ni?os de Atlanta.
El estudio consisti¨® en dar a los padres unos aparatos que grabaron lo que ocurr¨ªa, unos 50 segundos cada nueve minutos, en un total de 48 horas. Incluso, se les pidi¨® cargarlo en el cuarto de su hijo por si pasaba algo durante la noche. Adem¨¢s, los progenitores se sometieron a resonancias magn¨¦ticas mientras ve¨ªan varias fotos de un adulto desconocido, un ni?o desconocido y su propio hijo feliz, triste o con una expresi¨®n neutra. "Los padres de las ni?as tuvieron una respuesta m¨¢s fuerte en las ¨¢reas cerebrales encargadas de las emociones, recompensas y valores cuando ve¨ªan a su peque?a feliz. En cambio, los cerebros de los padres de ni?os respondieron de una forma m¨¢s rotunda ante expresiones neutrales en sus caras", seg¨²n la investigaci¨®n.
"Hasta ahora, se hab¨ªan realizado diversos estudios con determinaciones hormonales, escalas de evaluaci¨®n del estr¨¦s en padres de beb¨¦s, pero no nos consta que haya trabajos similares con resonancia magn¨¦tica funcional (RMF). Esta t¨¦cnica permite conocer qu¨¦ ¨¢reas del cerebro est¨¢n m¨¢s activas cuando se est¨¢ realizando una determinada actividad", explica por correo electr¨®nico Jos¨¦ Antonio Portellano P¨¦rez, neuropsic¨®logo y profesor titular del Departamento de Psicobiolog¨ªa en la Facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad Complutense. "Adem¨¢s", prosigue, "la mayor¨ªa de los trabajos realizados en este campo han sido realizados con madres de beb¨¦s. Lo novedoso del estudio es que eval¨²a a los padres, lo que no se ha hecho hasta ahora".
"Aunque hombres y mujeres somos seres dim¨®rficos, con caracteres sexuales y anat¨®micos diferenciados, nuestro cerebro no dispone de ¨¢reas espec¨ªficas que permitan diferenciar el g¨¦nero del beb¨¦. Disponemos de un centro de regulaci¨®n emocional en el interior del cerebro que se denomina sistema l¨ªmbico, responsable de activar las emociones, tanto positivas como negativas. Aunque las emociones tienen una base neurobiol¨®gica, su expresi¨®n siempre est¨¢ influida y tamizada por la educaci¨®n y por el contexto cultural. Este hecho puede condicionar que el nivel de activaci¨®n dentro del sistema l¨ªmbico pueda ser diferente al percibir a un ni?o o a una ni?a", explica Portellano.
Un sesgo no siempre negativo
"Es importante a?adir que el posible sesgo en la conducta paterna no necesariamente tiene una connotaci¨®n negativa. Son sesgos que pueden estar ah¨ª de forma inconsciente o pueden reflejar los esfuerzos deliberados y motivados, de forma altruista, para educar a los ni?os en l¨ªnea con las expectativas sociales adultas de los roles de g¨¦nero, que los padres sienten que pueden beneficiar a sus hijos", afirman los autores de la investigaci¨®n.
"Muchas veces, los padres educan a sus hijos con los mismos sesgos educativos que han recibido previamente de sus progenitores, y probablemente eso se traduzca en la forma de educar de manera diferenciada a sus propios hijos, seg¨²n se trate de ni?os o de ni?as", confirma Portellano. "En general, una relaci¨®n m¨¢s emotiva con el beb¨¦ por parte del padre o de la madre facilita un mayor apego y podr¨ªa facilitar el desarrollo de una mayor emotividad y empat¨ªa en el beb¨¦. Es indudable que los estilos educativos, que hasta ahora han diferenciado excesivamente a ni?os y a ni?as, est¨¢n en la base de las mayores muestras de afecto de los padres hacia sus hijas, comparativamente con el modo en el que se expresan con sus hijos, seg¨²n revela el estudio, pero faltan estudios confirmatorios", subraya el experto.
"El modelamiento de la personalidad del ni?o empieza en la biolog¨ªa, pero siempre termina en la educaci¨®n", a?ade Portellano. "La epigen¨¦tica explica c¨®mo es posible que la acci¨®n del ambiente pueda modelar la expresi¨®n de ciertos genes. Si un padre o una madre mantienen sesgos afectivos a la hora de relacionarse con el beb¨¦, es posible que se siga creando una correa de transmisi¨®n, porque las diferencias que presenten los hijos se seguir¨¢n manifestando sucesivamente generaci¨®n tras generaci¨®n", prosigue el experto.
El contexto cultural
El estudio se hizo con padres porque existe menos investigaci¨®n en relaci¨®n con su comportamiento en la crianza con respecto a las madres. "El v¨ªnculo biol¨®gico que se crea entre la madre y el beb¨¦ tiende a ser m¨¢s arraigado que el del padre hacia su hijo, por razones biol¨®gicas. En concreto, el apego, como v¨ªnculo emocional que desarrolla el ni?o con sus padres para adquirir seguridad y bienestar, ha sido mucho m¨¢s estudiado en la madre, demostr¨¢ndose que tiene una relevancia universal porque se manifiesta en todas las culturas", subraya Portellano.
"Efectivamente, habr¨ªa que hacer m¨¢s estudios comparativos en otras culturas y en otros sistemas educativos para demostrar este hecho. No olvidemos que es un estudio cient¨ªfico, pero que se ha realizado en un contexto cultural determinado, en Estados Unidos, pero no refleja un patr¨®n de conducta parental universal que pueda ser extrapolable a todas las sociedades", termina el neuropsic¨®logo.
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