Mercados turistificados en Madrid
La privatizaci¨®n, 'gourmetizaci¨®n' y turistificaci¨®n de los mercados de abasto ponen en peligro la distribuci¨®n de cercan¨ªa, la socializaci¨®n y la convivencia
Algunos mercados de abasto en Madrid se encuentran cercados entre la decadencia y la renovaci¨®n, lo que ha convertido a algunos de ellos en espacios donde invertir en el negocio hostelero, modificando los usos, los precios y los productos de consumo para nuevos clientes: nuevas clases medias, turistas, visitantes, etc. Evidentemente, esto est¨¢ teniendo consecuencias inmediatas, tanto por la desaparici¨®n de ciertos comerciantes o modelos de negocio considerados obsoletos, como por la exclusi¨®n de clientes con menos recursos.
Si nos detenemos brevemente en el Plan de innovaci¨®n y transformaci¨®n de los mercados de Madrid 2003-2011 -con una inversi¨®n de 142 millones de euros- ¨¦ste se desarroll¨® sobre tres l¨ªneas estrat¨¦gicas:
- la renovaci¨®n y modernizaci¨®n de la estructura de los mercados;
- la promoci¨®n de una imagen en com¨²n, mediante la marca ¡°Mercados de Madrid¡±;
- y la profesionalizaci¨®n de la gesti¨®n.
Estas pol¨ªticas urbanas sobre el comercio habitual han influido en que dichos procesos de transformaci¨®n favorezcan los mercados gourmet a trav¨¦s de l¨®gicas de emprendimiento, que son atravesadas por la exclusividad o la experiencia gastron¨®mica, en detrimento de los usos tradicionales de abastecimiento a precios razonables de los mercados.
En la actualidad, nos encontramos con diversos tipos de mercados renovados en la ciudad de Madrid, desde los que han sido demolidos y reconstruidos bajo un nuevo concepto, como el de San Ant¨®n en Chueca, con una mezcla entre supermercado, peque?o comercio y restauraci¨®n, al ya famoso Mercado de San Miguel, icono de la privatizaci¨®n, la gourmetizaci¨®n y la turistificaci¨®n. Estos nuevos modelos han generado una debacle de buena parte de los mercados de abasto en la almendra central, que no han sido reconducidos por ninguna pol¨ªtica p¨²blica participada o de informes de impacto social, sino que han replicado el paradigma de los mercados turistificados barceloneses, rebasando estos espacios de convivencia por una l¨®gica bien distinta: la desaparici¨®n del abasto y la implementaci¨®n de un consumo oneroso, que mercantiliza el acto mismo del abastecimiento.
Una de las novedades en los mercados de Madrid, y en este caso, en el situado en Lavapi¨¦s, que utilizar¨¦ como ejemplo, fue su conversi¨®n en espacio de oportunidad para una capa importante de la poblaci¨®n, que tras la crisis que comenzara en 2008, tuvo que reciclarse laboralmente.
Seguimos #mercadohabitado, analizando e investigando datos cc @intermediae @MER_SANFERNANDO @jorgegcastano pic.twitter.com/gfXbnLLv7i
— Urbanismo Social (@oficinaus) May 25, 2016
En un primer momento, emergieron nuevas formas de relacionarse laboral y afectivamente al interior del mercado, con la creaci¨®n de nuevas formas cooperativas y asociativas de gestionar los puestos del mercado, articulando el servicio p¨²blico que debe ser un mercado municipal con la econom¨ªa social y solidaria, la agroecolog¨ªa y la soberan¨ªa alimentaria. En solo 5 a?os, ese modelo laboral del mercado se reajustaba de forma abrupta junto con el modelo abrasivo de la hosteler¨ªa, y aquellas formas empresariales que han encontrado cobijo en tiempos de crisis en la hosteler¨ªa (food trucks, lounges, gastrobares, el negocio de la ca?a y tapa low cost, las franquicias hosteleras o los gintonics bars), penetr¨® en el mercado como un elefante en una cacharrer¨ªa.
Al potencial cliente, ahora visitante, turista, consumidor de rutas tur¨ªsticas y de la agenda Time Out, se le promete la esperanza de encontrar la verdadera experiencia popular de adentrarse en un mercado mientras se consumen tapas y vinos. Poco a poco, el mercado de San Fernando en Lavapi¨¦s se ha convertido en un gran ¡°bar encubierto¡± donde los fines de semana no se puede casi entrar y donde entre semana el 80% de los puestos permanecen cerrados (contrario a la propia ordenanza municipal de 2010 y considerado como infracci¨®n muy grave), generando un paisaje desolador.
Como resultado de la entrada de estos procesos especulativos al interior del mercado de suelo de titularidad p¨²blica, permitido ¡°con pinzas¡± por la flexible ordenanza de 2010 con Gallard¨®n como Alcalde, nos encontramos con perversos, dolorosos y persistentes problemas:
- comercios de titularidad p¨²blica que se ¡°subarriendan¡± a altos precios;
- espacios comunes (y abandonados) que son puestos en alquiler para grandes firmas empresariales que quieran promocionarse;
- traspases de negocio (en puestos concedidos por la Administraci¨®n P¨²blica) a precios desorbitados;
- presiones por el sector hostelero para abrir los fines de semana hasta las 2h de la madrugada y poder cerrar entre diario;
- la adaptaci¨®n forzada de carniceros y charcuteros reconvertidos en camareros los fines de semana, incluidos domingos y festivos;
- ocupaci¨®n de los espacios comunes por mesas y sillas como si de terrazas indoor se trataran;
- venta de bebidas alcoh¨®licas de alta graduaci¨®n no permitidas en algunos de los establecimientos; etc.
A este modelo fomentado por una ordenanza desarrollada en 2010, hemos de a?adir la confianza por parte del nuevo gobierno municipal de Ahora Madrid en la hosteler¨ªa y la gourmetizaci¨®n como el eje vertebrador de la revitalizaci¨®n de los mercados municipales, como as¨ª hemos o¨ªdo en distintas declaraciones del Concejal de Centro o de la Teniente Alcalde.
En la mayor¨ªa de los casos, este perverso modelo est¨¢ generando la concentraci¨®n y monopolizaci¨®n de concesiones que son p¨²blicas y por tanto con alquileres realmente bajos (varios de los propietarios de estos negocios tienen otros similares en zonas estrat¨¦gicas de Madrid, algunos incluso en otros mercados municipales), con alquileres de entre 10 y 20 veces menos que en los locales privados, lo que incrementa exponencialmente el car¨¢cter lucrativo de sus negocios, adem¨¢s de fomentar el trabajo precario y el intento de desregulaci¨®n de horarios de los mercados p¨²blicos.
En el ¨²ltimo a?o, ya se ha superado el porcentaje de hosteler¨ªa en la superficie comercial (conviene recordar que el m¨¢ximo permitido es del 65% de los puestos), bajo formatos ¡°encubiertos¡± y posibilitados por la actual regulaci¨®n municipal (barras de degustaci¨®n en comercios de alimentaci¨®n) superando con creces a los puestos de abastecimiento cl¨¢sicos del mercado. Esta incesante llegada de la hosteler¨ªa, est¨¢ acompa?ando a un proceso m¨¢s amplio de ciudad destinada al consumo de bienes y servicios relacionados con el turismo y la propuesta de ¡°tapa y ca?a¡±: recordemos que estamos a escasos metros de un experimento de una multinacional del comercio, el Carrefour 24 horas y de un nuevo hotel low cost que se est¨¢ construyendo en la plaza Lavapi¨¦s, al que sus vecinos a¨²n le plantan cara.
Como estamos viendo, los mercados de abastos municipales est¨¢n sufriendo en Madrid una ¨¦poca en la que su futuro est¨¢ en pugna. El esfuerzo de los comerciantes que ostentan la concesi¨®n de su gesti¨®n y de las propias gentes de los barrios puede posibilitar que los mercados vuelvan a cumplir la funci¨®n estrat¨¦gica y b¨¢sica de servir de espacio para la distribuci¨®n de cercan¨ªa, en circuito corto, de bienes esenciales para la vida cotidiana, adem¨¢s de configurarse como un espacio de socializaci¨®n y convivencia. Pero adem¨¢s, necesitamos dotarnos de una ordenanza municipal que sea capaz de defender el lugar y uso de unos mercados de abasto p¨²blicos que son de todos y todas, para el abastecimiento de los pobladores del barrio de productos frescos y perecederos a precios asequibles. Y no el espacio para que algunos se lucren de manera r¨¢pida, desorbitada y a expensas de los espacios p¨²blicos.
Jorge Sequera (@jorgesekera) es profesor e investigador en la Universidad Carlos III de Madrid y miembro de la Oficina de Urbanismo Social (@oficinaus) y de la red LXNIGHTS.?
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