El planeta est¨¢ perdiendo su biodiversidad m¨¢s r¨¢pido de lo que cre¨ªa
Diversos estudios advierten de que se deber¨ªa elevar el rango de amenaza de extinci¨®n, calculado en entre 150 y 200 especies de animales al d¨ªa
¡°Esta actualizaci¨®n de la Lista Roja muestra que la magnitud de la crisis global de extinci¨®n podr¨ªa ser todav¨ªa mayor de lo que pens¨¢bamos¡±. A finales de 2016, durante la presentaci¨®n de la ¨²ltima actualizaci¨®n de la lista que cataloga las especies de fauna y flora amenazadas por parte de la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN), su directora general, Inger Andersen, lanzaba esa advertencia que esta primavera dos estudios cient¨ªficos se han encargado de corroborar: perdemos biodiversidad a un ritmo mayor del estimado hasta ahora.
A principios de abril, el Centro de Investigaci¨®n Ecol¨®gica y Aplicaciones Forestales (CREAF) daba a conocer un estudio publicado en la revista Nature, con participaci¨®n de investigadores de este centro, en el que se advert¨ªa que ¡°se podr¨ªa estar subestimando la cantidad de especies que la civilizaci¨®n moderna ha extinguido¡±. Adem¨¢s, esta limitaci¨®n influye de manera negativa en las pol¨ªticas y objetivos de conservaci¨®n, ya que ¡°partimos de informaciones inevitablemente incompletas¡°, sostiene Nicolas Titeux, investigador del Centro Tecnol¨®gico Forestal de Catalu?a (CTFC) y firmante tambi¨¦n el estudio.
M¨¢s recientemente, Biological Conservation publicaba otro trabajo, liderado por investigadores de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), donde se pon¨ªan cifras a esa subestimaci¨®n a ra¨ªz de un trabajo realizado en la cadena monta?osa de los Ghats Occidentales, en la India, con aves presentes en la Lista Roja de la UICN. Su conclusi¨®n principal es que para al menos diez de las dieciocho especies estudiadas, la UICN deber¨ªa elevar el rango de amenaza por deficiencias en el c¨¢lculo del h¨¢bitat de distribuci¨®n.
Esta investigaci¨®n llueve sobre mojado, ya que en noviembre de 2016 la revista Science reflejaba otro trabajo m¨¢s amplio con 586 especies de aves forestales end¨¦micas y amenazadas de seis puntos calientes de la biodiversidad mundial: bosque atl¨¢ntico de Brasil, Centroam¨¦rica, Andes Occidentales de Colombia, Madagascar, Sumatra y el Sureste Asi¨¢tico. En este caso, tras el an¨¢lisis de datos con teledetecci¨®n remota, aparte de recomendar a la UICN elevar la categor¨ªa de amenaza a especies ya incluidas en la Lista Roja, propone incluir a 189 que ni siquiera aparecen.
La investigaci¨®n en la que participan miembros del CREAF y el CTFC resalta que los estudios sobre el impacto humano y la p¨¦rdida de biodiversidad que gu¨ªan las pol¨ªticas de conservaci¨®n son muy recientes, a pesar de que hace siglos que comenzamos a ejercer una gran presi¨®n sobre la fauna y la flora. ¡°El crecimiento de la poblaci¨®n, la emisi¨®n de gases de efecto invernadero, la contaminaci¨®n o la fertilizaci¨®n excesiva tienen su origen mucho antes del auge en el seguimiento y monitorizaci¨®n de la biodiversidad¡±, explican.
La investigaci¨®n del CREAF y el CTFC se?ala que los estudios sobre la p¨¦rdida de biodiversidad son muy recientes, a pesar de que hace siglos que comenzamos a ejercer una gran presi¨®n sobre la fauna y la flora
En este caso se propone ampliar este conocimiento acudiendo a las colecciones de museos de ciencias naturales, la paleobiolog¨ªa o los sedimentos del fondo de los lagos donde aparecen restos antiguos de polen, semillas y microorganismos. ¡°La ecolog¨ªa hist¨®rica (estudio de las interacciones humanas con el medioambiente a lo largo del tiempo) nos ha permitido comprobar que la anguila ha perdido en Espa?a m¨¢s del 96 por ciento de su ¨¢rea de distribuci¨®n por la alteraci¨®n contin¨²a de los cauces, especialmente para construir presas¡±, pone como ejemplo Llu¨ªs Brotons, investigador del CSIC en el CREAF y el CTFC y uno de los autores del trabajo publicado en Nature.
En 2014, en unas jornadas sobre colecciones y documentaci¨®n del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN/CSIC) se incidi¨® en la relevancia de esas colecciones como ¡°herramienta insustituible para documentar la biodiversidad¡±. Y se expuso como ejemplo lo err¨®neo de establecer la distribuci¨®n original de algunas especies de cole¨®pteros bas¨¢ndose ¨²nicamente en las citas extra¨ªdas de la literatura cient¨ªfica: ¡°Cuando no se consultan los datos de la colecci¨®n del MNCN se pierden hasta el 50 por ciento de las localidades en las que est¨¢n o estuvieron presentes dichas especies¡±.
Han pasado m¨¢s de treinta a?os desde que se advirtieron los primeros riesgos del cambio clim¨¢tico, pero es ahora cuando se estudia su impacto sobre la biodiversidad¡±, se?ala un experto de Ecologistas en Acci¨®n.
Theo Oberhuber, coordinador del ¨¢rea de conservaci¨®n de la naturaleza de Ecologistas en Acci¨®n, subraya tambi¨¦n otras lagunas: ¡°Hay ciertas especies y grupos de especies, sobre todo aves y mam¨ªferos, que por resultar m¨¢s f¨¢cil su seguimiento o, por qu¨¦ no, venderse mejor su investigaci¨®n, est¨¢n m¨¢s estudiados que la flora o la fauna que pasa m¨¢s desapercibida, pero que sufre un mayor impacto que, a su vez, perjudica a esas especies mayores¡±. Y pone otro ejemplo de retraso: ¡°Han pasado m¨¢s de 30 a?os desde que se advirtieron los primeros riesgos del cambio clim¨¢tico, pero es ahora cuando se estudia su impacto sobre la biodiversidad, probablemente cuando hay especies que no se han podido adaptar al mismo¡±.
Tanto Oberhuber y Brotons valoran positivamente el uso de la ciencia ciudadana, herramienta que exponen como recurso a a?adir los estudios que cuestionan los datos de la lista roja de la UICN. Seg¨²n Brotons, ¡°existen vac¨ªos muy importantes en la investigaci¨®n de invertebrados, y la ciencia ciudadana ayuda a ofrecer visiones m¨¢s generales sobre la p¨¦rdida de algunos de ellos que nos permiten apreciar cambios, los factores que los desencadenan y qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de ellos¡±.
Tanto la UICN como Craig Hilton-Taylor, jefe de la Unidad de la Lista Roja de este organismo, han salido al paso de las cr¨ªticas a sus m¨¦todos de catalogaci¨®n de amenaza, defendiendo que tambi¨¦n disponen de informaci¨®n procedente tanto de la teledetecci¨®n remota m¨¢s avanzada como de la ciencia ciudadana. ¡°Las evaluaciones de aves de la Lista Roja ya usan datos procedentes de eBird, BirdTrack o Xeno-Canto para mapear las distribuciones de especies con la mayor precisi¨®n posible, y seguiremos aprovechando esa riqueza de datos¡±. Pero siempre como complemento de la investigaci¨®n cient¨ªfica, aclaran tanto Hilton-Taylor, como Oberhuber y Brotons.
La UICN defiende la validez de sus criterios de evaluaci¨®n
¡°La forma en que evaluamos la amenaza de extinci¨®n evoluciona a medida que surgen nuevas t¨¦cnicas, dando datos cada vez m¨¢s precisos. Pero a medida que la Lista Roja cambia, es crucial respetar el riguroso proceso de evaluaci¨®n, desarrollado a lo largo de medio siglo y que la convierte en un bar¨®metro e confianza y coherente sobre la vida en la Tierra¡±.
Craig Hilton-Taylor, jefe de la Unidad de la Lista Roja de la UICN, defiende as¨ª el trabajo de este cat¨¢logo de referencia mundial ante los estudios cient¨ªficos que subrayan especialmente la sobrestima que se hace del territorio que ocupan algunas especies y que condiciona su aparici¨®n como m¨¢s o menos amenazadas, o incluso no amenazada.
Para Hilton-Taylor el error de los trabajos referidos reside en confundir la ¡°extensi¨®n de ocurrencia¡±, lugar m¨¢s amplio donde podr¨ªa desarrollarse la especie, con el ¡°¨¢rea de ocupaci¨®n¡±, que es donde efectivamente aparece. ¡°Si se toma como referencia la extensi¨®n de ocurrencia, en contra de los criterios de la Lista Roja, inevitablemente, pero tambi¨¦n incorrectamente, el riesgo de extinci¨®n aumenta¡±, apostilla el representante de la UICN.
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