Sonny Mehta. La mirada cr¨ªtica de Manhattan
EL DESPACHO de Sonny Mehta ocupa una esquina del rascacielos acristalado donde se encuentra la sede de Penguin Random House en las inmediaciones de Columbus Circle (Nueva York). Pero este cuarto atestado de libros escapa a la frialdad corporativa de Midtown, y parece casi normal que en un momento dado Mehta, legendario director editorial del sello Alfred A. Knopf desde 1987, encienda un cigarrillo. Su carrera arranc¨® en la Inglaterra de mediados de los sesenta; fue uno de los fundadores de la editorial Paladin, donde present¨® al p¨²blico brit¨¢nico a escritores estadounidense que estaban cambiando las normas como Hunter S. Thompson, antes de dar el salto a Picador y publicar a la nueva generaci¨®n de Julian Barnes, Ian McEwan y Graham Swift, entre otros.
¡°Hoy luchamos contra muchas cosas; la oferta para ocupar el tiempo de ocio es inmensa¡±.
Nacido en 1942, hijo de uno de los primeros diplom¨¢ticos de la India independiente y licenciado en Historia y Literatura en Cambridge, Mehta habla de su pasi¨®n/obsesi¨®n lectora casi como si fuera un vicio. El exc¨¦ntrico Bob Gottlieb fue quien le se?al¨® como su sucesor cuando march¨® a dirigir The New Yorker y le trajo hasta Knopf. Varias fusiones despu¨¦s, ?Mehta sigue al frente. ?Qu¨¦ ha cambiado en estos a?os? ¡°Hoy hay m¨¢s conglomerados. En los cincuenta, sesenta y sesenta crecieron los libros de bolsillo, pero este mercado ha ca¨ªdo un poco en EE UU y Reino Unido. Otro gran cambio es Amazon y el auge del mercado online y del libro electr¨®nico, un nuevo formato. Lo que no ha cambiado es que la gente sigue leyendo libros¡±, explica. ¡°La edici¨®n se ha vuelto m¨¢s competitiva, pero nuestro negocio sigue siendo fundamentalmente el mismo. Compras lo que entusiasma a los editores que trabajan contigo. No puedes publicar todos los libros que te mandan, as¨ª que tomas decisiones y estas reflejan el gusto editorial del sello. Siempre ha sido as¨ª y esta es una de las satisfacciones de nuestro negocio¡±.
A lo largo del tiempo tambi¨¦n han variado los gustos, afirma ?Mehta: ¡°Los libros son simult¨¢neamente un influjo y un reflejo de una cultura cambiante¡±. Y reconoce que los escritores pueden haber perdido parte de su fulgurante fama en EE UU ¡ª¡°Hemingway, Mailer eran parte de grupos intelectuales muy vibrantes, eran tratados como celebridades; ahora parece que hay m¨¢s gente en esa categor¨ªa¡±¡ª y que los agentes desempe?an un papel mucho m¨¢s importante. Pero la conversaci¨®n entre editores y escritores permanece intacta: ¡°El editor sigue siendo uno de los primeros lectores. La escritura es un trabajo solitario, algo muy poco natural. Te sientas y escribes, te pasas as¨ª horas, meses, a?os; luego lo juntas todo y quieres el criterio de otras persona, una opini¨®n de la que te puedas fiar. Es entonces cuando un escritor acude a un editor y obtiene una mirada simp¨¢tica pero cr¨ªtica. Y si es alguien a quien respetas, con quien has trabajado antes y has construido una relaci¨®n de confianza, funciona. El libro sigue siendo del autor. Lo ¨²nico que puedes hacer es se?alar las partes sobre las que tienes reservas y normalmente el autor responde diciendo s¨ª veo lo que apuntas y quiero o no quiero cambiarlo¡±.
El creciente n¨²mero de libros publicados es otra de las batallas que afronta la edici¨®n, y Mehta siempre ha defendido que su trabajo no acaba en el texto: hay que pelear para que los libros triunfen en la calle a trav¨¦s del marketing, las portadas y todo lo que est¨¦ a su alcance. ¡°Hoy luchas contra muchas cosas, m¨¢s que antes, para ser escuchado. Navegas por Internet durante horas y horas hasta que dices ?qu¨¦ diablos! La oferta para ocupar el tiempo de ocio es inmensa. Este es un mundo mucho m¨¢s ruidoso, jam¨¢s est¨¢s solo porque hay un tel¨¦fono a mano¡±. La clave est¨¢ en no dejar de intentarlo. As¨ª que, a modo de despedida, Mehta pregunta: ¡°?Has o¨ªdo hablar de este libro que estamos a punto de publicar¡?¡±. Se trata de una distop¨ªa perfecta para la era Trump, American War.
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