¡°Condenaron a dos lesbianas a ser apedreadas hasta la muerte¡±
Tim Smith, director del Servicio Jesuita al Refugiado, entidad pionera en atenci¨®n a desplazados urbanos en el mundo, repasa los conflictos y violencia que est¨¢n viviendo personas y pa¨ªses en ?frica Austral
Pa¨ªses del este y el centro de ?frica son conocidos por estar entre los que m¨¢s refugiados acogen en el mundo, pero ?qu¨¦ pasa en el sur del continente? Angola hace frente este junio a la avalancha de refugiados que huyen de la violencia extrema en la provincia congole?a de Kasai. M¨¢s de 26.300 personas han cruzado la frontera desde marzo, el 75% de ellos mujeres, ni?os y menores no acompa?ados que escapan del reclutamiento por parte de grupos paramilitares, seg¨²n datos de la ONG Jesuit Refugee Service (JRS), una entidad pionera en la atenci¨®n a refugiados urbanos que atiende a cerca de un mill¨®n de personas en 50 pa¨ªses, adem¨¢s de promover la investigaci¨®n desde la Universidad de Oxford.
En el plano de las crisis cronificadas, est¨¢ el silencioso goteo de refugiados a Sud¨¢frica, en muchos casos supervivientes de violencia sexual en pa¨ªses como Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC) o miembros del colectivo LGTBI que huyen de pa¨ªses como Nigeria, Somalia y Etiop¨ªa. De estos refugiados que luchan por subsistir en la sombra habla el director del JRS para ?frica austral ¡ªSud¨¢frica, Angola, Malawi y Zimbabue¡ª, el sudafricano Tim Smith. Exjesuita y con tres d¨¦cadas de experiencia en el ¨¢mbito social, Smith recal¨® en Barcelona con motivo del D¨ªa del Refugiado para participar en un encuentro en escuela de negocios ESADE. Tambi¨¦n para presentar la campa?a?Educaci¨®n para el mundo junto con la ONG jesuita Entreculturas, en vista de que la educaci¨®n supone menos de un 2% de los fondos globales para acci¨®n humanitaria.
Pregunta. JRS es pionera en la asistencia a refugiados urbanos. ?Por qu¨¦ pone ¨¦nfasis en este colectivo?
Respuesta. En el ¨¢mbito global, m¨¢s del 60% de los refugiados y el 80% de los desplazados internos viven en entornos urbanos: simplemente, all¨ª es donde est¨¢n y all¨ª es donde debemos trabajar con ellos. En las ciudades, los refugiados est¨¢n cerca de servicios y de mercados para sus productos, pero tambi¨¦n corren riesgos ¡ªson mucho m¨¢s vulnerables a la explotaci¨®n y a las detenciones¡ª.
P. ?C¨®mo se gestiona este trabajo?
R. Trabajar con la creciente poblaci¨®n global de refugiados urbanos es diferente de hacerlo en un campo, y requiere una nueva forma de pensar. Bajo el lema Acompa?ar, servir y defender, JRS les escucha, les ofrece protecci¨®n legal, terapia psicosocial y asistencia ¡ªdesde alojamiento y comida, hasta formaci¨®n profesional y acceso a servicios de educaci¨®n y salud, y visitas a domicilio¡ª. Adem¨¢s, est¨¢ redoblando sus esfuerzos para defender la causa de los refugiados ante gobiernos e instituciones de todo el mundo.
P. ?Cu¨¢les son las principales barreras a la hora de mejorar la situaci¨®n de los refugiados urbanos?
R. En Sud¨¢frica, por ejemplo, hay 170.000 refugiados reconocidos y otros 800.000 solicitantes de asilo. Y de este total, 450.000 viven en Johannesburgo. Una de las grandes barreras para mejorar la situaci¨®n de los refugiados es la econom¨ªa ¡ªSud¨¢frica tiene una tasa de desempleo del 35%¡ª. El segundo obst¨¢culo es la falta de cohesi¨®n social, con brotes peri¨®dicos de violencia xen¨®foba. Incluso en ¨¦pocas de calma, se topan con la xenofobia institucional cuando intentan acceder a servicios b¨¢sicos. Finalmente, est¨¢ el rechazo de las solicitudes de asilo y la ineficiencia burocr¨¢tica: en 2016 solo se aprobaron un 4% de las solicitudes, y algunas personas llevan 12 a?os esperando.
P. ?A qu¨¦ retos y peligros se enfrentan las mujeres refugiadas en los pa¨ªses de acogida, y c¨®mo se las apoya?
R. Una gran parte de las mujeres procedentes de la RDC que alcanzan Sud¨¢frica han sufrido abusos sexuales durante el camino. Al llegar, se encuentran con una de las tasas de violencia de g¨¦nero m¨¢s elevadas del mundo: en Sud¨¢frica, una de cada de cuatro mujeres es violada a lo largo de su vida. En el caso de las somal¨ªes, la situaci¨®n se complica por sus continuos problemas derivados de la ablaci¨®n. Los centros de salud p¨²blicos sudafricanos no est¨¢n familiarizados con estas complicaciones y no son capaces de tratarlas. Por si fuera poco, las refugiadas somal¨ªes suelen ser analfabetas, lo que a¨²n dificulta m¨¢s su subsistencia. Entre otros servicios, JRS gestiona dos centros de formaci¨®n profesional en Sud¨¢frica. Estos centros apoyan a 400 mujeres cada a?o, acompa?¨¢ndolas desde la alfabetizaci¨®n hasta la creaci¨®n de peque?os negocios.
P. JRS tambi¨¦n atiende a refugiados de la comunidad LGTBI. ?A qu¨¦ dificultades espec¨ªficas se enfrenta este colectivo?
"Las personas LGTBI: est¨¢n condenadas al ostracismo por sus propios paisanos"
R. Los refugiados y solicitantes de asilo sobreviven en las urbes sudafricanas gracias al apoyo de sus compatriotas, pero esto no es posible para las personas LGTBI: est¨¢n condenadas al ostracismo por sus propios paisanos. Por ello, a menudo viven en la calle y se ven forzadas a prostituirse para sobrevivir, lo que las expone al VIH. Un caso especialmente duro es el de dos lesbianas de Somalia. Llevaban siete a?os como pareja cuando las condenaron a ser enterradas hasta el cuello y apedreadas hasta la muerte. Lograron escapar a Johannesburgo, pero un tribunal somal¨ª hab¨ªa emitido una fatwa ¡ªdecreto religioso¡ª conden¨¢ndolas. Un d¨ªa despertaron al son de los explosivos que les arrojaban por la ventana de su habitaci¨®n. JRS las ayud¨® a instalarse en un nuevo alojamiento, pero volvieron a por ellas. Tres hombres somal¨ªes reventaron su ventana a golpes de hacha. Una de ellas logr¨® escapar, pero la otra desapareci¨®. A d¨ªa de hoy, la superviviente sigue recibiendo amenazas de muerte y no se atreve a salir de casa. Otras personas, como la nigeriana Adeola, salen adelante. JRS encontr¨® a esta chica lesbiana durmiendo en un parque de Johannesburgo en noviembre de 2016. Solo siete meses despu¨¦s, ha logrado abrir una exitosa peluquer¨ªa especializada en rastas, un estilo extremadamente popular en Sud¨¢frica, e incluso ha contratado a un ayudante".
P. En materia de emergencias, JRS responde al alud de refugiados que llegan a Angola desde la provincia de Kasai (RDC). ?C¨®mo es la situaci¨®n sobre el terreno y c¨®mo se prev¨¦ que evolucione?
R. Es una situaci¨®n tr¨¢gica que empez¨® este marzo. Los refugiados huyen de Kasai, donde las milicias se mueven de pueblo en pueblo decapitando a los hombres y, a veces, mutilando a mujeres y ni?os. Hemos recibido a algunos sin brazos ni piernas. Nuestro equipo est¨¢ sobre el terreno desde el principio, cuando millares de refugiados estaban en una situaci¨®n desesperada ¡ªsin agua, comida ni saneamiento, agotados y heridos¡ª. Ahora tambi¨¦n est¨¢n ACNUR, UNICEF y ONGs como MSF.
P. ?C¨®mo evoluciona la situaci¨®n?
R. Ha mejorado, pero el gobierno sigue buscando un lugar para erigir un campo y queda mucho por hacer. ACNUR estima que los refugiados pueden pasar de los m¨¢s de 26.000 actuales a 50.000 en los pr¨®ximos meses. Cada d¨ªa recibimos heridos, menores solos, ni?os soldados y personas que llevan d¨ªas atravesando el bosque sin comida, escapando de la violencia horrible que han presenciado.
"En Sud¨¢frica, una de cada de cuatro mujeres es violada lo largo de su vida"
P. ACNUR y sus socios piden 65 millones de d¨®lares para responder al influjo de refugiados en Angola. ?Qu¨¦ posibilidades tiene esta crisis de atraer la atenci¨®n y el apoyo necesarios?
R. Hasta la fecha se ha recaudado solo un 16% del objetivo. El problema es que esta crisis, sobre la que apenas se est¨¢ informando en los medios, est¨¢ compitiendo con emergencias mucho m¨¢s notorias en lugares como Siria, Sud¨¢n del Sur y Rep¨²blica Centroafricana. Ser¨¢ dif¨ªcil lograr los recursos necesarios. Ahora mismo, hay un problema pol¨ªtico en el centro de ?frica: cuatro pa¨ªses deben celebrar elecciones este a?o o el que viene, pero sus presidentes no lo est¨¢n permitiendo. Ello es un caldo de cultivo de insurrecciones y rebeliones, y el efecto es el movimiento de refugiados. No veo una soluci¨®n a corto plazo.
P. JRS y Entreculturas lanzan una campa?a en defensa de la educaci¨®n para personas refugiadas y desplazadas. ?Por qu¨¦ han elegido esta cuesti¨®n y qu¨¦ se proponen lograr?
R. La educaci¨®n es cr¨ªtica, sobre todo teniendo en cuenta que un refugiado pasa una media de 17 a?os en campos, lo que equivale a toda una vida escolar. En todo el mundo hay 75 millones de ni?os y j¨®venes que han visto truncada su educaci¨®n por emergencias y crisis prolongadas. Perder el acceso a la educaci¨®n les hace m¨¢s vulnerables a la explotaci¨®n y al abuso, incluyendo la violencia de g¨¦nero, el reclutamiento en grupos armados, el trabajo infantil y el matrimonio forzado. Por ello, JRS aprovecha la tradici¨®n de sus escuelas jesu¨ªticas para gestionar centros educativos en campos de todo el mundo, e incluso ofrece educaci¨®n superior a distancia.
P. ?Qu¨¦ caso recuerda en este sentido?
R. Un ejemplo maravilloso del poder de la educaci¨®n es el caso de Mireille Twayigira, el ¨²nico miembro de su familia que sobrevivi¨® al genocidio de Ruanda. Tras huir desnutrida a trav¨¦s de RDC, Angola y Zambia durante seis a?os, recal¨® en la escuela que JRS gestiona en el campo Dzaleka en Malawi. Fue una estudiante brillante, y obtuvo una beca para cursar medicina en China. Ahora, ha regresado a Malawi como licenciada. Mireille cree que, con los recursos adecuados, los ni?os refugiados sobresalen. Destacan porque, despu¨¦s de todo lo que han pasado, ven en la educaci¨®n una v¨ªa de salida. Con esta campa?a nos proponemos doblar el n¨²mero de beneficiarios de nuestros servicios educativos hasta superar los 240.000 y recaudar 35 millones de d¨®lares hasta 2020.
P. ?C¨®mo ve el futuro de los refugiados en el mundo y el de la ayuda a los refugiados en la pr¨®xima d¨¦cada?
R. Debemos admitir que estamos pasando por un periodo muy malo en lo que concierne a la apertura hacia los refugiados y migrantes ¡ªde hecho, hacia todos los extranjeros¡ª. Ello ocurre en un momento de desplazamientos sin precedentes, por lo que el futuro inmediato no pinta demasiado bien. Sin embargo, creo que las cosas cambiar¨¢n. Llegar¨¢ el d¨ªa en que veremos este periodo como una aberraci¨®n, una extra?a nostalgia del pasado, una falta de voluntad para enfrentar la realidad. Creo que llegar¨¢n tiempos de renovada apertura y compromiso de la comunidad global hacia los m¨¢s necesitados. Sobre todo, hacia los refugiados.
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