Busco voluntarios para montar un pueblo al que mandar a los ni?os
Cosas m¨¢s raras hacemos los padres durante el verano para conciliar
Tengo una idea de negocio en busca de socios: montar un pueblo. Un pueblo con su plaza con fuente, su mercadillo y su verbena. Pero lo m¨¢s importante, con sus abuelos, para mandar a los ni?os con ellos durante el verano. ?Suena raro? Cosas m¨¢s raras hacemos ahora en pro de la conciliaci¨®n: hacer malabares con los turnos de trabajo y vacaciones de los padres, contratar mujeres desconocidas para que se queden con nuestros hijos, tenerlos en una especie de colegio-bis durante un mes...
En realidad la idea del pueblo no es m¨ªa. Es una de esas propuestas locas que surgen durante una conversaci¨®n de tarde de verano, entre varias vecinas de la urbanizaci¨®n y mi marido, mientras los ni?os juegan. Porque, ?qui¨¦n no recuerda con cari?o el pueblo de su infancia, o con envidia a los amigos que se marchaban a ese para¨ªso de la libertad (yo era de estas ¨²ltimas)? Y ahora que somos adultos y tenemos a nuestros propios hijos en casa a jornada completa, ?qui¨¦n no desear¨ªa de vez en cuando mandarlos... al pueblo?
Es un plan sin fisuras, obviamente elaborado por familias que no tenemos pueblo a donde enviar a los ni?os. Necesitamos la infraestructura, es decir, las casas y el resto del atrezzo. Nosotros ponemos,?obviamente, a los ni?os. Y tambi¨¦n a los abuelos, cada uno con su casita, a la que volver¨ªan los nietos a comer, ducharse y a dormir. Para quien no los tenga disponibles, mi vecina Paula, gran entusiasta del proyecto del pueblo, me manda la web Quierounabuelo.es, que pone en contacto personas mayores a las que les gustan los ni?os con familias sin abuelos cerca.
Como muchos de nosotros aportamos abuelos un tanto mayores, a los que no queremos esclavizar con todo lo que implica el cuidado de uno o varios ni?os a jornada completa, contratar¨ªamos ayuda para cocinar, hacer la compra y limpiar, a compartir entre todas las familias, y algunos monitores para llevar a los m¨¢s peque?os a jugar. A los mayores no, porque parte de la gracia del pueblo es que puedan entrar y salir con su pandilla a su antojo, se asalvajen, monten en bici, busquen bichos y vivan aventuras. Vamos, lo que hac¨ªan Los Cinco de toda la vida.
Parece un poco lioso, y probablemente salga caro, a menos que encontremos alg¨²n pueblo de esos despoblados dispuesto a acogernos por poco dinero. Pero si lo mir¨¢is bien, tiene muchas ventajas, las mayores, esa libertad y el estar cerca de una figura de apego, los abuelos, a diario. Los padres podr¨ªamos, como hacen los que tienen pueblo de verdad y no postizo, acercarnos los fines de semana.
?Qu¨¦ os parece? ?Alguien se apunta?
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