La revoluci¨®n silenciosa de Nina Pacari por el pueblo kichwa
Nina Pacari fue la primera mujer ind¨ªgena de Am¨¦rica Latina en ocupar un puesto como ministra de Asuntos Exteriores. Hoy recorre las comunidades de Ecuador con una escuela itinerante
Nina Pacari (Cotacachi, Ecuador, 1961) ha vuelto a las carreteras, las mismas que recorr¨ªa junto a su padre para vender tejidos por el pa¨ªs andino. Ahora, no es ropa lo que ofrece, sino conocimientos en la primera Escuela Itinerante de Derecho Kichwa del Instituto de Ciencias Ind¨ªgenas Pacari. La que lleg¨® a ser la primera mujer e ind¨ªgena en ocupar un ministerio, el de Asuntos Exteriores, en un Gobierno de Am¨¦rica Latina, ha vuelto a sus or¨ªgenes d¨¦cadas despu¨¦s para dotar de conocimiento a las comunidades originarias y, en concreto, ense?arles sobre su propio derecho. ¡°No es la hora de la lucha pol¨ªtica, sino de la docencia. Hemos conseguido el reconocimiento jur¨ªdico de los pueblos ind¨ªgenas, toca ahora ponerlo en pr¨¢ctica¡±, se?ala a su paso por Bilbao invitada por la Universidad de Deusto para hablar sobre los nuevos retos de los pueblos originarios.
Pero no es en la Universidad donde ella desea estar. Pacari prefiere los caminos de tierra que le conectan con las 18 comunidades de nacionalidad kichwa de la regi¨®n interandina que recorre desde hace tres a?os para transmitir conocimiento. En total, la poblaci¨®n originaria supera el mill¨®n de habitantes en el pa¨ªs con 13 nacionalidades diferentes, todas reconocidas en la constituci¨®n elaborada en el pa¨ªs en 1998 como sujetos colectivos de derechos y en cuya elaboraci¨®n particip¨® de forma activa Pacari. Cuando tan s¨®lo era una ni?a, en esos caminos comprendi¨® que los pueblos ind¨ªgenas eran diversos en su pa¨ªs y en el continente. ¡°Hasta Per¨² y Colombia acompa?¨¦ a mi pap¨¢¡±. A la edad de los 12 a?os comprendi¨® que esa identidad conllevaba rechazo y exclusi¨®n.
Un racismo latente y permanente
En un concurso infantil de lectura no la eligieron ¡°por ser india¡±. ¡°Estudiaba en un colegio de religiosas y seleccionaban para el concurso a las que mejores notan sacaban. A m¨ª no me llamarion nunca a pesar de obtener siempre excelentes calificaciones¡±. Su padre lo arregl¨® r¨¢pido. Compr¨® los 100 libros a los que ten¨ªan acceso las concursantes. ¡°?se fue mi primer contacto con las grandes historias de la Literatura. Y la primera vez que mi padre me dejaba claro que quer¨ªa alejarme de los caminos para que estudiara hasta llegar a maestra¡±. Sin embargo, opt¨® por el Derecho.
En la capital de la ciudad, Quito, estudi¨® durante los a?os setenta y comprendi¨® que no estaba sola: eran muchos los universitarios de origen ind¨ªgena que quer¨ªan continuar en contacto con los movimientos sociales iniciados en sus comunidades. ¡°No ¨¦ramos l¨ªderes ind¨ªgenas, sino altavoces de nuestros pueblos en la ciudad¡±. La exclusi¨®n les acompa?aba. ¡°Si quer¨ªamos acceder a un restaurante deb¨ªamos llevar los libros en las manos para que vieran que, aunque ¨¦ramos ind¨ªgenas, ¨¦ramos cultos¡±. De lo contrario no les permit¨ªan la entrada. En esos a?os decidi¨® cambiar para siempre su nombre: de Mar¨ªa Estela Vega a Nina Pacari, como siempre le hab¨ªan llamado en su casa, y que significa ¡°luz del amanecer¡± en lengua kichwa. Como ella, muchos universitarios comenzaron a hacer de sus rasgos su principal identidad y del orgullo ind¨ªgena el arma contra al rechazo.
No es la hora de la lucha pol¨ªtica, sino de la docencia
Pacari viste hoy como entonces: falda negra, blusa blanca, collares dorados y un gran pa?uelo negro anudado a los hombros. Habla tranquila, no tiene prisa. Tampoco grita, ni enfatiza: su voz suena como a la de una profesora que busca siempre las palabras m¨¢s did¨¢cticas. ¡°Se acab¨® dar testimonio, ahora toca adoctrinar: vengo a la Universidad para explicarles c¨®mo es nuestro mundo, no a contarles mi vida¡±.
La lucha por la tierra
En cuanto termin¨® los estudios, regres¨® a las comunidades. En R¨ªobamba, provincia de Chimborazo, lleg¨® en 1989 como consejera de la Confederaci¨®n de Nacionalidades Ind¨ªgenas de Ecuador (CONAIE) y all¨ª acompa?¨® a los campesinos a recuperar sus tierras frente a los hacendados. Particip¨® como abogada en m¨¢s de 184 litigios y descubri¨® tambi¨¦n la cara m¨¢s dura del racismo: la pobreza. Entonces s¨ª, lleg¨® la hora de la pol¨ªtica. Particip¨® en la fundaci¨®n del primer movimiento indigenista, Pachakutik, por el que fue primero diputada nacional y despu¨¦s, en alianza con la Sociedad Patri¨®tica 21 de enero, ministra de Asuntos Exteriores.
¡°Seis meses y 22 d¨ªas dur¨® la alianza¡±. Fue la primera mujer en ocupar un cargo as¨ª en Am¨¦rica Latina y la primera tambi¨¦n de origen ind¨ªgena. Hab¨ªa roto el techo de cristal pero no hab¨ªa conseguido que sirviera para gobernar de forma coherente. A?os despu¨¦s, el Parlamento la elegir¨ªa como jueza de la Corte Constitucional de Ecuador para velar por la independencia de los poderes. ¡°Nuestras propuestas tampoco fueron atendidas¡±.
Toda su vida ha sido lucha. Ahora la aplica tambi¨¦n contra el des¨¢nimo al ver que los logros legales no llegan aplicarse despu¨¦s. ¡°La constituci¨®n reconoce los derechos colectivos de los ind¨ªgenas, pero nadie lo respeta seg¨²n nuestros intereses y nuestra manera de ver el mundo¡±.
La aplicaci¨®n real de las leyes ind¨ªgenas
Por eso, Pacari ha optado de nuevo por la acci¨®n: recorrer las comunidades kichwas para recordarles que sus decisiones en comunidad tienen car¨¢cter de sentencia y que nadie m¨¢s que el Tribunal Constitucional puede revisarlas. As¨ª que convoca a todas las autoridades locales para formarles y ense?arles a administrar Justicia seg¨²n su forma colectiva de ver el mundo.
Tres a?os lleva ya en la carretera impartiendo formaci¨®n. Cuenta con 22 profesores, imparten dos cursos al mes con 120 alumnos cada uno de ellos y de cada alumno, de cada l¨ªder al que forman, depende la administraci¨®n de la justicia de las 200 familias que de media conforman cada comunidad. ¡°Hemos puesto en marcha toda una revoluci¨®n silenciosa. Queremos poner en pr¨¢ctica nuestros derechos y evitar que el Estado los use seg¨²n sus intereses¡±. Nina Pacati ha vuelto a los caminos y estos son tan largos como la Panamericana.
Queremos poner en pr¨¢ctica nuestros derechos y evitar que el Estado los use seg¨²n sus intereses
Ha comenzado por la comunidad kichwa porque es la suya. ¡°Si denuncio la invasi¨®n de occidente sobre los otros pueblos, no puedo yo adoctrinar a los que no conozco¡±. En breve la escuela se pondr¨¢ en marcha para otros pueblos originarios del pa¨ªs como los Shuar, Achuar, Chachi, Epera, Huaorani, Siona, Secoya, Awa, Ts¨¢chila... Tambi¨¦n sue?a con cerrar un acuerdo con la Universidad Central para convertir la escuela en un diplomado de tres a?os. Adem¨¢s de Derecho ind¨ªgena trabajan ya para poner en marcha una escuela de Medicina tradicional. ¡°Ahora que tan de moda esta la biomedicina, nuestros pueblos se han apoyado siempre en la Naturaleza¡±. Pacari ha encontrado en los caminos la manera real de avanzar.
Eso s¨ª, advierte que esta revoluci¨®n le lleva 24 horas diarias de docencia. ¡°Se acab¨® dar testimonio, toca explicar lo conseguido, transmitir nuestra manera de ver el mundo y toca hacerlo r¨¢pido¡±, insiste, y mira el reloj con ganas de que llegue ya la hora de regresar a los caminos que le descubri¨® su padre, los mismos que vertebran Am¨¦rica y los mismos que caminan juntos los pueblos originarios de su pa¨ªs.
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