La ciencia es cosa de mujeres
Cinco generaciones de investigadoras se resisten a la invisibilidad y animan a las j¨®venes a descubrir el porqu¨¦ de la vida
Corre la falsa creencia de que en Espa?a no hay mujeres cient¨ªficas. Un mito que se difunde a la velocidad de los rumores. Y que, en gran medida, descansa en la desigualdad de g¨¦nero, en la famosa invisibilidad femenina. Cinco investigadoras reconocidas en diferentes disciplinas cient¨ªficas y de cinco generaciones distintas nos explican los porqu¨¦s de este err¨®neo convencimiento social.
¡°Yo reivindico que somos muchas las mujeres cient¨ªficas. Pero se nos ignora, como ha pasado siempre", afirma Teresa Rodrigo, catedr¨¢tica de F¨ªsica At¨®mica en la Universidad de Cantabria, donde dirige el Instituto de F¨ªsica, y pionera espa?ola en el Comit¨¦ de Pol¨ªtica Cient¨ªfica del CERN (Organizaci¨®n Europea para la Investigaci¨®n Nuclear). ¡°Somos muchas, much¨ªsimas¡±, apoya Mar¨ªa Vallet Reg¨ª, catedr¨¢tica de Qu¨ªmica Inorg¨¢nica en la Universidad Complutense de Madrid y referencia mundial en el desarrollo de biomateriales para uso m¨¦dico, quien enseguida tercia ¡°aunque porcentualmente somos menos que hombres y eso nos hace invisibles¡±.
Las mujeres suman el 39% del total de la comunidad cient¨ªfica, seg¨²n el ¨²ltimo informe Cient¨ªficas en cifras 2015, elaborado por el Ministerio de Econom¨ªa, Industria y Competitividad en 2017. Quiz¨¢s esa sea un argumento.
Pero hay muchas m¨¢s. Laura Masgrau, investigadora en el ¨¢rea de biotecnolog¨ªa, apunta hacia otras dos razones: ¡°Pese a que hay muchas mujeres cient¨ªficas, otra cosa es qui¨¦n acabe liderando los grupos de investigaci¨®n, que suelen ser hombres¡±. En los organismos p¨²blicos de investigaci¨®n espa?oles, el 75% de las escalas superiores las ocupan hombres, indica el citado informe, y ni uno solo de estos entes es dirigido o presidido por una mujer. Si se contabilizan adem¨¢s las universidades, esas tres cuartas partes suben al 79%. El techo de cristal tambi¨¦n explica la creencia de que Espa?a carece de mujeres cient¨ªficas.
Masgrau ejemplifica en carne propia las dificultades para ascender en su carrera y los efectos devastadores que ha tenido la crisis en la investigaci¨®n. Durante cinco a?os, esta doctora en Qu¨ªmica Computacional ejerci¨® como subdirectora del Instituto de Biotecnolog¨ªa y Biomedicina de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, donde trabaja. ¡°Pero lo tuve que dejar por falta de tiempo¡±, dice. A sus 41 a?os, no tiene un contrato estable todav¨ªa y debe buscar proyectos para mantener un nivel alto de investigaci¨®n que le permita hacer curr¨ªculo para lograr esa seguridad. ¡°Cada tres a?os me paso mucho tiempo buscando trabajo y financiaci¨®n. Es un desgaste importante e in¨²til¡±, denuncia Masgrau.
¡°La crisis ha afectado mucho a la ciencia. Las universidades ten¨ªan que haber abierto plazas de investigador, pero no lo hicieron por falta de recursos y ahora se ha acumulado mucha gente y salen muy pocas plazas¡±, explica. Seg¨²n Mar¨ªa Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO) los recortes en la financiaci¨®n p¨²blica han superado el 30%, lo que ha provocado problemas para conseguir personal. ¡°La inestabilidad laboral es resultado de la crisis, que ha propiciado que la edad de estabilizaci¨®n haya subido, desde los 32-35 a?os a los m¨¢s de 40 actuales¡±, se queja la investigadora de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, que trabaja en el desarrollo de inhibidores del c¨¢ncer de colon. Otro de los h¨¢ndicaps para que haya tantas mujeres cient¨ªficas como hombres y alcancen los mismos puestos de responsabilidad.
La matem¨¢tica Esther Ib¨¢?ez, de 29 a?os, est¨¢ contratada en un centro de investigaci¨®n italiano desde hace un a?o para estudiar modelos basados en topograf¨ªa algebraica a fin de descubrir, a trav¨¦s de algoritmos, cu¨¢les son las diferencias en el cerebro entre las personas sanas, enfermas o afectadas por las drogas, y detectar enfermedades neurodegenerativas. Es un proyecto prorrogable a tres a?os y ha sido la soluci¨®n que ha encontrado, como muchas otras investigadoras, para continuar con su vocaci¨®n: abandonar el pa¨ªs. ¡°En Espa?a es muy dif¨ªcil tener un puesto fijo en investigaci¨®n antes de los 40 a?os. En otros pa¨ªses resulta m¨¢s sencillo¡±, asegura.
¡°La crisis de la ciencia es un freno para despertar vocaciones. La mayor¨ªa de los cient¨ªficos tienen que emigrar. Yo, por ejemplo, estoy m¨¢s tiempo trabajando en Oporto que en La Coru?a. Si te tienes que ir fuera del pa¨ªs para investigar, te desmotivas, se te quitan las ganas de emprender una carrera cient¨ªfica¡±, indica Vanessa Valdiglesias, doctora en Biolog¨ªa por la Universidad de La Coru?a especializada en toxicolog¨ªa gen¨¦tica de 37 a?os. Trabaja en dos proyectos: c¨®mo afecta a la salud la exposici¨®n a los nanomateriales y en la b¨²squeda de biomarcadores que permitan detectar patrones de envejecimiento saludable de manera precoz. Y lo hace entre Espa?a y Portugal.
Pero no se rinden ante esta necesaria emigraci¨®n, ya que creen que ¡°hoy se valora en las empresas a las personas que han hecho investigaci¨®n. El movimiento start-up est¨¢ cambiando las cosas¡±, dice Ib¨¢?ez, doctora en biolog¨ªa computacional y matem¨¢tica por la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a.
Y claro que la situaci¨®n ha cambiado. As¨ª lo cuenta Mar¨ªa Vallet Reg¨ª, que sabe que pocas mujeres cient¨ªficas pueden tener su perspectiva de 71 a?os, ya que entonces estudiaban menos chicas que ahora. Ella rememora c¨®mo los seis grupos que en su colegio de ni?as cursaban Bachillerato, pasaban a convertirse en uno en el ¨²ltimo curso y en la prueba preuniversitaria se quedaba en tan solo medio. ¡°De ese medio grupo, s¨®lo tres acabamos la carrera. Yo estuve a punto de dejar Qu¨ªmicas varias veces porque hab¨ªa cosas que eran infumables y no estaba excesivamente motivada. Compatibilic¨¦ la carrera con Decoraci¨®n. Y fue en el postdoctorado que fui a hacer en verano a Grenoble donde descubr¨ª que lo que hac¨ªa me gustaba much¨ªsimo porque serv¨ªa para algo y, desde entonces, la investigaci¨®n se convirti¨® en prioritaria¡±, se?ala.
Vallet Reg¨ª es una referencia mundial en el uso de materiales mesoporosos para llevar f¨¢rmacos a las c¨¦lulas tumorales. Ahora est¨¢ investigando en nanotecnolog¨ªa, usando part¨ªculas de s¨ªlice para atacar el c¨¢ncer. Y, aunque reconoce que ¡°la situaci¨®n actual de la ciencia en Espa?a es muy mala porque no le importa un bledo a nadie¡±, ha recibido 2,5 millones de euros de financiaci¨®n del Consejo Europeo de Investigaci¨®n (ERC por sus siglas en ingl¨¦s) para continuar con sus proyectos, lo que ha hecho posible que contrate a 10 personas m¨¢s para su equipo, de 40 miembros.
Las cinco cient¨ªficas de diferentes generaciones coinciden en que nunca se sintieron raras avis en sus carreras por ser mujeres y en que su vocaci¨®n surgi¨® ante su curiosidad por explicarse el porqu¨¦ de las cosas. Y no lo dudan, es la profesi¨®n m¨¢s vibrante que existe.
Si es as¨ª, ?por qu¨¦ no se apuntan m¨¢s j¨®venes a las ciencias? Porque existe la percepci¨®n de que estas carreras tienen pocas salidas y son muy duras, opina Vallet Reg¨ª, adem¨¢s de porque en la investigaci¨®n se gana poco dinero. La cient¨ªfica m¨¢s joven, Esther Ib¨¢?ez, lo tiene claro: ¡°Las mujeres no debemos infravalorarnos. No tenemos que hacer caso a quienes nos dicen que las matem¨¢ticas o la qu¨ªmica son dif¨ªciles. Aunque hemos de demostrar m¨¢s que los hombres por el mero hecho de ser mujeres, no dejes que te quiten tu idea de la cabeza¡±. Adem¨¢s, seg¨²n Laura Masgrau, cada d¨ªa hay m¨¢s salidas laborales, ya que las empresas se han apuntado al carro de la investigaci¨®n. Y tambi¨¦n proliferan los programas de apoyo cient¨ªfico, como los lanzados por la ONU o la UE de cara al Horizonte 2020 para acabar con la desigualdad de g¨¦nero, indica Teresa Rodrigo, jurado de los premios L¡¯Or¨¦al-UNESCO For women in science.
Rodrigo, investigadora en el acelerador de part¨ªculas europeo del CERN, cree que hay que actuar m¨¢s que hablar para corregir la brecha de g¨¦nero en la ciencia, ¡°ayudando al desarrollo de las carreras profesionales femeninas y en los puestos de direcci¨®n. Las mujeres que estamos en estos cargos tenemos menos sesgos que los hombres para hacerlas prosperar¡±.
A sus 61 a?os est¨¢ convencida de que ¡°este universo tiene muchos retos que s¨®lo se resolver¨¢n si ponemos un gran esfuerzo en el desarrollo de la ciencia. Hace falta que muchas nos dediquemos a ello porque somos fundamentales y no podemos permitirnos perder el conocimiento de la mitad de la poblaci¨®n¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.