El fracaso de las revoluciones
Per¨² tiene hoy a dos expresidentes en la c¨¢rcel, un tercero con orden de captura y otro investigado
Empiezo a creer que la ¨²ltima revoluci¨®n que tuvo ¨¦xito fue la revoluci¨®n cultural de Mao Zedong. Aunque provoc¨® m¨¢s muertes que la rusa, en t¨¦rminos comparativos fue relativamente pac¨ªfica, una especie de lavado constante de cerebro, algo que entendieron muy bien los integrantes de la llamada banda de los cuatro, capitaneada por Jiang Qing, esposa de Mao.
El l¨ªder chino era un hombre muy complicado que entend¨ªa bien el poder. Por eso, nunca confi¨® en nadie, solo al final de sus d¨ªas se convirti¨® en un viejo ego¨ªsta que se dej¨® llevar por las ambiciones de su mujer y sus ide¨®logos. Nunca sabremos el coste real, pero lo que s¨ª queda claro, cuando se contempla su cad¨¢ver embalsamado en la plaza de Tiananmen, es que el triunfo de la revoluci¨®n cultural radic¨® en que, despu¨¦s de tantos excesos, Deng Xiaoping impuso su idea de dos pa¨ªses, un sistema, y China inici¨® el camino para ser uno de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados del mundo y la primera econom¨ªa junto a Estados Unidos.
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Si se observa el resto de las revoluciones, solo se ver¨¢ fracaso tras fracaso. Especialmente, las rebeliones de la moral y de la reivindicaci¨®n que cayeron sobre los hombros de los hijos de la dictadura encargados de limpiar el reguero de sangre que dejaron sus padres. Hay muchos ejemplos. Uno de ellos, el de los espa?oles que decidieron que el mejor sistema para impulsar su Transici¨®n ¡ªel mayor ¨¦xito desde que la infanter¨ªa castellana consolid¨® la conquista de Am¨¦rica¡ª ser¨ªa la democracia. Los espa?oles decidieron que el precio del triunfo de su revoluci¨®n ser¨ªa que las v¨ªctimas pidieran perd¨®n a los verdugos y as¨ª se pudo construir el ¨¦xito de la Transici¨®n.
Cuando uno analiza lo que est¨¢ pasando con los restos de la revoluci¨®n bolivariana y con las aportaciones de los cubanos, m¨¢s all¨¢ de limpiar la dignidad nacional de los que hablan espa?ol frente al gran garrote del Norte, se llega a la conclusi¨®n de que las revoluciones no devoran a sus hijos, sino que los buenos sentimientos son incompatibles con la naturaleza humana.
Otro ejemplo es Per¨², donde Fujimori fue elegido por su pueblo y, a sangre fr¨ªa, decidi¨® que para servir mejor a su naci¨®n lo mejor que pod¨ªa hacer era acabar con el orden constitucional por el que hab¨ªa sido elegido. Aunque no fue el primero, Hitler hizo pr¨¢cticamente lo mismo y por la misma raz¨®n. Siempre hay un Reich de los 1.000 a?os o de los 100 soles. Fujimori impuso orden. Es m¨¢s, instaur¨® su propio desorden y su propia anarqu¨ªa por su codicia y promiscuidad en el poder.
Al final, la historia nos ense?a que todo Tiberio tiene un sucesor y que todo sucesor resulta peor que cualquier Tiberio. ?A qui¨¦n hubiera elegido Fujimori de haber podido? ?A Alejandro Toledo, a Alan Garc¨ªa, a Ollanta Humala? Da lo mismo.
Lo incre¨ªble es que pese a la corrupci¨®n, el abuso y la vulneraci¨®n de los derechos humanos, el recuerdo del fujimorismo es lo que hace que siga siendo la fuerza mayoritaria en el Congreso peruano. El hecho de que Ollanta Humala est¨¦ en la misma c¨¢rcel que Fujimori por un delito de corrupci¨®n, uno de tantos que cometi¨® el exdictador, demuestra que las revoluciones no solo necesitan tener una primavera, sino que rara es la revoluci¨®n que aguanta el paso de las cuatro estaciones sin pervertirse.
En este momento, Per¨² es el ¨²nico pa¨ªs que tiene dos expresidentes y una primera dama (Nadine Heredia) en la c¨¢rcel, un tercero con orden de captura (Alejandro Toledo) y un cuarto (Alan Garc¨ªa) investigado para terminar seguramente en el mismo sitio.
En ese sentido, la revoluci¨®n peruana no puede considerarse un triunfo. Tal vez su mayor ¨¦xito es el de seguir teniendo a personas que creen en las instituciones como el presidente Kuczynski, que no se pone a interpretar las razones por las que algunos presidentes ¡ªpara quienes trabaj¨® como ministro¡ª se dejaron corromper por Odebrecht.
?Qu¨¦ valores quedar¨¢n de todas las revoluciones democr¨¢ticas habidas en Am¨¦rica Latina? ?Qu¨¦ hacer ahora? ?Decretar una amnist¨ªa para empezar de nuevo creyendo que la revoluci¨®n tecnol¨®gica y las nuevas generaciones ser¨¢n m¨¢s limpias? ?O simplemente aceptar que en algunos lugares lo m¨¢s dif¨ªcil de todo no consiste en castigar lo que est¨¢ mal, sino en mantener el castigo aunque haya pasado un tiempo?
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