Un icono transg¨¦nero llamado Chelsea Manning

La imagen de Chelsea Manning, enfundada en un ba?ador rojo, fotografiada por la reconocida retratista Annie Leibovitz para la portada de Vogue USA de septiembre ¡ªel grueso, el importante, el que coincide con la Semana de la Moda de Nueva York¡ª es la se?a definitiva: se ha convertido en un icono para muchos en Estados Unidos. Al poco de su salida de prisi¨®n, el pasado mayo, donde cumpl¨ªa condena por la macrofiltraci¨®n a Wikileaks, la exanalista de Inteligencia comenz¨® a aparecer en entrevistas. Todos quer¨ªan ver y o¨ªr a quien entr¨® en la c¨¢rcel como un soldado llamado Bradley y sali¨®, siete a?os despu¨¦s, como una mujer llamada Chelsea.

Antes de la portada de Vogue, hab¨ªa protagonizado otra en el dominical de The New York Times, sentada en una silla, vestida con un traje de chaqueta y zapatos de tac¨®n. Otra instant¨¢nea poderosa, viralizada hasta la extenuaci¨®n.

A Manning, fuera tambi¨¦n le esperaban los artistas. Una de ellas, Heather Dewey-Hagborg, la ha utilizado de ejemplo en una exposici¨®n con la que busca refutar el determinismo gen¨¦tico. La exanalista de Inteligencia mantuvo correspondencia con ella durante un par de a?os desde la prisi¨®n. Le enviaba muestras de cabellos y saliva y con ese ADN Dewey-Hagborg ha creado una serie de retratos tridimensionales que se pueden visitar en la galer¨ªa Fridman en Nueva York.

Pero sobre todo, Manning se ha convertido en un s¨ªmbolo inc¨®modo de la lucha transg¨¦nero en el Ej¨¦rcito y en el conjunto de la sociedad estadounidense. Inc¨®modo, porque no se puede desgajar el origen de su fama: cuando a¨²n se llamaba Bradley, fue el centro de un esc¨¢ndalo may¨²sculo por llevar a cabo la mayor filtraci¨®n de informaci¨®n confidencial de la historia de Estados Unidos. Un hecho que muchos no perdonan. Como no disculpan al expresidente Barack Obama por conmutarle la pena de este delito el pasado diciembre, cuando estaba a punto de abandonar la Casa Blanca.

Amenazada e insultada

Mientras, la rutina de la mujer tiene un lado mucho menos brillante, el de todos los insultos y amenazas que recibe a trav¨¦s de las redes sociales, por quien es ahora y por quien fue en el pasado. Con la notoriedad de su historia, la idea de regresar a una vida an¨®nima en alguna ciudad estadounidense llam¨¢ndose Chelsea Manning no se antojaba realista, y la exanalista ha optado por abrazar su condici¨®n de icono.

En el avance de la entrevista a Vogue, Manning se mostr¨® tranquila: ¡°No vivo con miedo... Estoy feliz por estar en libertad y poder moverme¡±. Sus mensajes en Twitter, donde es muy activa desde que sali¨® de prisi¨®n y acumula 290.000 seguidores, son una constante de emoticonos risue?os, tambi¨¦n de protesta contra pol¨ªticas conservadoras.