Mujeres masai que ¡®limpian¡¯ su energ¨ªa (y sus cocinas)
Las placas solares y los fuegos de combusti¨®n limpia salvan vidas y cambian el destino de la gente en el territorio mas¨¢i situado entre Kenia y Tanzania
Beatrice Marpe es la l¨ªder de las mujeres del remoto pueblo de Tokoishi, a unos 100 kil¨®metros al sur de Nairobi, la capital de Kenia. Por lo general, la tarea de una l¨ªder de las mujeres masai suele consistir en resolver los problemas conyugales, pero Marpe, de 55 a?os, ha asumido un nuevo papel: el de embajadora de la energ¨ªa solar.
Para ella, es algo personal. Porque los hombres de su aldea utilizaban hogueras y l¨¢mparas de queroseno para mantener a los depredadores alejados de sus reba?os durante la noche. Y hace 11 a?os, un grupo de leopardos mat¨® a su marido mientras este vigilaba. Ahora, con las luces solares, los animales no se acercan sin que sea necesario que nadie se quede fuera para ahuyentarlos.
La empresa SunTransfer, con sede en Alemania, fue la primera en llevar la energ¨ªa solar al condado de Kajiado. Esta tecnolog¨ªa ya suministra electricidad a 500 hogares. Samuel Njoroge, director de SunTransfer en la zona, explica que ofrecen las familias adquirir un sistema de energ¨ªa solar mediante un cr¨¦dito a plazos. Con el dinero que ahorran al no tener que usar l¨¢mparas de queroseno, asegura, pueden amortizar el cr¨¦dito en tres a?os.
En julio de 2014, SunTransfer se dirigi¨® a Marpe para presentarle la idea de utilizar la energ¨ªa solar. Ella estuvo de acuerdo en probarla y descubri¨® que funcionaba. Ahora, cuando otras mujeres van a su casa, les explica su funcionamiento y las anima a que ellas tambi¨¦n empiecen a usarla. "Ha funcionado muy bien, y ahora los hombres se est¨¢n involucrando m¨¢s", cuenta.
"La energ¨ªa solar trae consigo muchas ventajas aparte de la luz que ahuyenta a los animales salvajes", afirma Njoroge. "En comparaci¨®n con el queroseno y la le?a, su precio es bajo. [La gente] tambi¨¦n puede ver la televisi¨®n, cosa que en esta zona es poco frecuente".
Cocinas limpias en Tanzania
En la vecina Tanzania, Loise Loseku, que vive en el pueblo de Enguik, ha ido un poco m¨¢s lejos. Ella misma instala los paneles solares, una actividad considerada tradicionalmente trabajo de hombres. Pero esta mujer de 29 a?os, madre de seis hijos, ya lleva seis a?os haci¨¦ndolo.
En ?frica subsahariana, ocho de cada 10 personas dependen del carb¨®n y la le?a para cocinar
Loseku forma parte del Proyecto Cocinas y Energ¨ªa Solar Masai, que ha extendido en la comunidad esta clase de energ¨ªa, as¨ª como las cocinas de combusti¨®n limpia. Las mujeres reciben formaci¨®n para que distribuyan e instalen los paneles y las cocinas en sus manyatta, las tradicionales viviendas de barro de la zona. En una semana, Loseku puede atender a cuatro hogares, o incluso m¨¢s. Los clientes pagan 11 d¨®lares estadounidenses por la instalaci¨®n, una tarifa subvencionada por el programa, ya que el precio real es de 52 d¨®lares.
Robert Lange, catedr¨¢tico de F¨ªsica retirado de la Universidad de Brandeis (Estados Unidos), lanz¨® este proyecto en Tanzania para fomentar el uso de energ¨ªa limpia en los poblados rurales m¨¢s apartados. El humo de las hogueras y las cocinas tradicionales es una grave amenaza para la salud, sobre todo la de las mujeres y los ni?os. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) ha descubierto que, en el mundo, m¨¢s de cuatro millones de personas mueren prematuramente debido a enfermedades atribuibles a la contaminaci¨®n del aire en las casas.
En el ?frica subsahariana, m¨¢s del 80% de la poblaci¨®n ¡ªes decir, alrededor de 728 millones de personas¡ª dependen de los combustibles s¨®lidos como el carb¨®n y la le?a para cocinar. M¨¢s que en ninguna otra parte del mundo. La OMS calcula que, de aqu¨ª a 2030, la biomasa ser¨¢ la principal fuente de energ¨ªa de 1.000 millones de personas en la regi¨®n. Lange explica que las nuevas cocinas emiten un 90% menos de humo que los tradicionales fogones de le?a, lo cual mitiga la tos cr¨®nica y la congesti¨®n de cabeza.
Las mujeres de los poblados desempe?an un importante papel a la hora de poner en pr¨¢ctica el programa y de ayudar a guiarlo sobre el terreno. "Decidimos recurrir a las mujeres porque, despu¨¦s de hacer algunos talleres en los poblados, nos dimos cuenta de que ellas mostraban mayor disposici¨®n estaban m¨¢s abiertas a la idea que los hombres", cuenta Lange
En cada poblado, las mujeres trabajan en grupos de entre cinco y 10. Se re¨²nen entre ellas y, en funci¨®n de las capacidades de liderazgo, deciden qui¨¦n formar¨¢ parte del grupo instalador. "Nos reunimos cada mes con los funcionarios del proyecto y con grupos de mujeres de otros poblados para compartir ideas y hablar del camino a seguir", cuenta Loseku.
"En estos grupos de trabajo, las mujeres eligen a sus propias l¨ªderes, que las dirigen y organizan el trabajo diario. En unos 10 d¨ªas, tienen la preparaci¨®n necesaria para instalar cocinas y paneles solares", explica Kisioki Moitiko, director del proyecto en Tanzania.
Loseku explica que el programa le permite ganar dinero extra para su familia, as¨ª como ayudar a su comunidad. "Ahora puedo mantener yo tambi¨¦n a mi familia en vez de limitarme a depender de que mi marido venda primero el ganado para mantenernos a nosotros", afirma.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la p¨¢gina web de NewsDeeply.
Este art¨ªculo ha contado con el apoyo de una beca a la informaci¨®n de la Fundaci¨®n Internacional de Medios de Comunicaci¨®n de Mujeres (IWMF, por sus siglas en ingl¨¦s).
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