Color ante la tragedia
Artistas locales personalizan los 'tap-tap', transportes colectivos de Hait¨ª, como reclamo art¨ªstico ante una realidad gris
En Hait¨ª es m¨¢s f¨¢cil ver la cara de Messi que la del presidente del Gobierno. Incluso en ¨¦poca de elecciones. A los ro¨ªdos carteles de las paredes pidiendo el voto les hacen competencia los coches, autobuses y tap-tap (furgonetas colectivas) que circulan por el pa¨ªs. En sus carrocer¨ªas, los rostros de personajes famosos y de celebridades locales alumbran una realidad marcada por la tragedia. Parece que las avenidas delineadas por escombros y los edificios marcados por el derrumbe o el holl¨ªn necesitan un chispazo de color que aten¨²e sus penas. L¨®gico: su palmar¨¦s pasa por erigirse como la naci¨®n m¨¢s m¨ªsera del continente, por presumir de ser una de las m¨¢s desiguales del mundo y por sostener un 80% de poblaci¨®n que vive bajo el umbral de la pobreza extrema.
Asombra, por tanto, encontrarse con lienzos en movimiento que atraviesan las calles. Veh¨ªculos atestados de gente que emiten m¨²sica inaguantable hasta para el m¨¢s entrenado de los t¨ªmpanos humanos y cuya funci¨®n parece que ha dejado de ser el mero traslado. Acci¨®n que ¡ªal menos en su capital, Puerto Pr¨ªncipe¡ª puede llevar horas a pesar de querer adelantar unos pocos kil¨®metros. Tambi¨¦n acarrea 1.400 muertes al a?o y se alza como una de las principales causas de p¨¦rdidas de vida, seg¨²n las cifras de World Health Ranking en 2014. La carrocer¨ªa marca la diferencia. Su mensaje es doble: por un lado, la honra de levantar un negocio propio; por otro, la del intentar darle luz a un ambiente espeso, triste. Sus ilustraciones provienen, mayoritariamente, del Taller-Asociaci¨®n de Tap-tap Moderno de Hait¨ª, colectivo situado en un cruce metropolitano conocido simplemente como Croix-de-Bouquets.
¡°Dibujamos, sobre todo, pasajes b¨ªblicos, miembros de la familia o conocidos¡±, cuenta Victor Rock Felet, artista de 36 a?os, en el garaje a cielo abierto donde trabaja. Brocha en mano, l¨¢piz balanceando en cart¨ªlago, este socio de la agrupaci¨®n detalla su labor y trata de analizar el porqu¨¦ de esta tendencia, en boga desde hace unos cuantos meses aunque la agrupaci¨®n se fundara en 2007. ¡°Llevar el tap-tap con un dise?o propio hace destacar y da la sensaci¨®n de propiedad, algo que aqu¨ª es un logro¡±, reflexiona. ?l, sus acompa?antes y sus clientes acusan cada ma?ana el ambiente que les rodea. Consiste en superar el eterno atasco de una sociedad en punto muerto: aparte del tr¨¢nsito, este territorio de 27.750 kil¨®metros cuadrados y 10,5 millones de habitantes ha sucumbido a los desastres naturales y sociales que les aquejan casi desde su independencia.
Llevar el tap-tap con un dise?o propio hace destacar y da la sensaci¨®n de propiedad, algo que aqu¨ª es un logro
Porque la divisi¨®n de Hait¨ª y Rep¨²blica Dominicana en la isla La Espa?ola ha derivado en un desequilibrio cada vez m¨¢s amplio. Tal diferencia genera un continuo flujo irregular entre pa¨ªses: en 2016, como registra el Servicio Jesuita de Migraci¨®n, 13.479 personas fueron deportadas solo por uno de sus puntos fronterizos. No es algo nuevo, pero s¨ª mucho m¨¢s intenso desde 2010 cuando tuvo lugar el devastador terremoto de 7,3 grados en la escala Ritcher a 15 kil¨®metros de Puerto Pr¨ªncipe ¡ªque acab¨® con la vida 316.000 personas, dej¨® 350.000 heridos y 1,5 millones de desplazados¡ª, del que a¨²n se perciben las cicatrices en viviendas e inmuebles institucionales. El hurac¨¢n Matthew del pasado mes de octubre supuso otro golpe tremendo con m¨¢s de 800 v¨ªctimas, poblaciones enteras destruidas y un repunte de la epidemia del c¨®lera.
Quiz¨¢s por culpa de esa maldici¨®n que atesora su tierra, Rock Felet insiste en valorar su funci¨®n. ¡°Todo dise?o es lo utilizado por un hombre para crear la fama y la proporci¨®n de un objeto¡±, puntualiza, apostando por una l¨®gica que no impera a su alrededor, donde la lucha diaria obliga a mendigar o esperar bajo asentamientos improvisados. ¡°Seguimos las peticiones del cliente. Pero tambi¨¦n aportamos nuestro punto de vista y pintamos cuadros y tablas ex¨®ticas¡±, subraya. ¡°Es mi profesi¨®n¡±.
Y habl¨¢bamos de Messi, pero el futbolista del FC Barcelona no es el ¨²nico elegido: Cristiano Ronaldo o Marcelo, del Real Madrid, destacan en la secci¨®n deportiva; Beyonc¨¦, Bob Marley o Rihanna en la de cantantes; salmos en retrovisores o bustos de Jesucristo en lo relativo a la religi¨®n; Fidel Castro, Ch¨¦ Guevara o Martin Luther King en cuanto a referencias hist¨®ricas y todo tipo de modelos en las afecciones familiares: mujeres con canas o mo?os estilizados, se?ores adustos de grandes p¨®mulos. ¡°Hacemos surrealismo, arte abstracto o cubismo, pero sobre todo realismo: es el cliente el que nos da el sujeto de creaci¨®n¡±, teoriza el artista. Cualquier cosa es v¨¢lida, salvo una: dejar un hueco en blanco.
Primero elaboran un borrador. Luego miden el coche y el material con que lo van a recubrir (puede ser madera o chapa, destacando la primera). Le dan forma, desde un remolque abombado hasta un cubo de esquinas afiladas y ventanas con la silueta de Batman o de trofeo de Champions League. Lo blanquean. Despu¨¦s trazan a bol¨ªgrafo las siluetas. Y, por fin, meten color. ¡°Hay una diferencia entre dise?o y pintura¡±, matiza Rock Fellet. ¡°La pintura es la ejecuci¨®n de ese proyecto. Y lo que se mezcla en la paleta. El arte pl¨¢stico es la ciencia para el trabajo, la forma y el nombre que le da forma. Es algo del artesano. Es convencional¡±, aclara junto a Jean Baptiste Joseph, artista de 28 a?os, y los dos constructores: Boss Ernso, de 46 a?os, y Ciril Adlin, de 23. Todos ellos, y otros dos acompa?antes que les echan un mano con la mec¨¢nica, consideran que ha habido una transformaci¨®n y que antes era todo ¡°m¨¢s lineal y simple¡±. Poco que ver con el barroquismo actual, vaya.
¡°No hay dos autobuses iguales¡±, apunta uno de los creadores. La sonorizaci¨®n es el gran desaf¨ªo. Los asientos para pasajeros han de guardar hueco a grandes bafles y sus hilados cables. ¡°La gente le da mucha importancia al color y la m¨²sica. A los haitianos les gusta viajar escuchando algo¡±, anotan los art¨ªfices. En total, su precio oscila en torno a los 3.400 euros (250.000 gourdes, la moneda nacional) y se tarda un mes en completar el encargo. ¡°El objetivo es dar valor al tap-tap¡±, asienten los congregados en este patio con olor a serr¨ªn y gasolina. No es obligatorio, pero cada cinco a?os se aconseja un repaso. ¡°El arte evoluciona. Cada a?o suele haber alg¨²n cambio de modelo, pero casi nadie lo renueva¡±, sostiene este pintor que mantiene su empleo con el orgullo de quien sabe su excepcionalidad. Y su historia. ¡°Hemos sufrido mucho a costa de nuestra situaci¨®n y la coyuntura pol¨ªtica. Pero queremos que se nos visibilice. Hemos pasado temporadas sin ganar un gourde¡±.
Se puede decir que ¨²ltimamente ha habido cierta variaci¨®n. Despu¨¦s del temblor, del hurac¨¢n y de la eterna dependencia forjada en este pedazo insular, la gente ha pedido color. Y tener algo propio, con su sello. Que les haga deambular por esas avenidas-vertedero o esas carreteras atascadas con la cabeza bien alta. La misma que iza Rock Felet cuando, satisfecho, dice: ¡°En Hait¨ª, los artistas, nosotros, pintamos. As¨ª cambiamos lo que nos rodea¡±.
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