Descoordinaci¨®n y seguridad nacional
Los atentados de Catalu?a han puesto de manifiesto la necesidad de un trabajo com¨²n de polic¨ªas, servicios de inteligencia y otros actores relevantes de las distintas Administraciones para solventar las crisis
Sorprende que tras el atentado de Barcelona no se hubiera planteado la utilizaci¨®n de la Ley de Seguridad Nacional (LSN) a fin de coordinar las distintas actuaciones encaminadas a dar respuesta no solamente al atentado, sino a la situaci¨®n que se derivaba de la aparici¨®n de una c¨¦lula terrorista en el coraz¨®n de Catalu?a con al menos una docena de integrantes.
La LSN nace para situaciones como esta. Parte de que en determinadas ocasiones la respuesta a una situaci¨®n de riesgo para los derechos de los ciudadanos precisa de una coordinaci¨®n reforzada entre las distintas Administraciones con competencias en la materia. En estos casos puede decretarse la situaci¨®n de ¡°inter¨¦s para la seguridad nacional¡±, lo que implica definir su ¨¢mbito espacial y temporal, as¨ª como los recursos que se dedicar¨¢n a la resoluci¨®n de la crisis, pudiendo tambi¨¦n nombrarse a una persona (autoridad funcional) que coordine y dirija a los distintos actores implicados. Parece un planteamiento sensato para momentos en los que es precisa una actuaci¨®n r¨¢pida que permita garantizar la seguridad de las personas y sus derechos. Adem¨¢s, en este tipo de situaciones se hace necesario transmitir a la opini¨®n p¨²blica seguridad y confianza, y esta seguridad y confianza pueden verse afectadas si comienzan a aparecer fricciones entre los distintos intervinientes. El nombramiento de una autoridad que coordine a todos los implicados contribuir¨¢ a evitar que estas fricciones aparezcan.
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Lo vivido desde el jueves pasado es buen ejemplo de estas situaciones de descoordinaci¨®n que pueden darse en una crisis de gravedad respecto a la que son competentes distintas Administraciones. En la tarde y en la noche del jueves asistimos a comparecencias por separado, por un lado del presidente y vicepresidente de la Generalitat y de la alcaldesa de Barcelona y, por otro lado, del presidente del Gobierno. La informaci¨®n sobre la investigaci¨®n fue facilitada por el consejero de Interior y el comisario jefe de los Mossos d¡¯Esquadra, aunque a alguna pregunta tuvo que responder remiti¨¦ndose a las competencias del Estado. Vimos c¨®mo el presidente de la Generalitat reun¨ªa su gabinete de crisis con presencia de los Mossos d¡¯Esquadra mientras el presidente del Gobierno lo hac¨ªa con la Guardia Civil y otros cuerpos de seguridad estatales. En definitiva, se transmit¨ªa la impresi¨®n de que no hab¨ªa en marcha una respuesta al atentado terrorista, sino dos, siendo una responsabilidad de la Generalitat y otra del Estado.
No entro en si esta impresi¨®n de descoordinaci¨®n respond¨ªa a la realidad o no. En los ¨²ltimos d¨ªas se han planteado algunas dudas sobre este extremo, sobre todo en lo que se refiere a la investigaci¨®n de la explosi¨®n de la casa en Alcanar donde ¡ªparece ser¡ª los terroristas preparaban un atentado mucho m¨¢s sangriento todav¨ªa que el finalmente perpetrado; pero no es este el lugar para especular sobre este tema ya que el objetivo es tan solo el de mostrar que al menos desde la perspectiva comunicativa esta descoordinaci¨®n existi¨®, y esto, desde luego, no favorece la confianza de los ciudadanos.
El nombramiento de una autoridad que coordine a todos contribuir¨¢ a evitar que aparezcan fricciones
Por otra parte, habiendo asumido la Generalitat de Catalu?a el protagonismo en la investigaci¨®n policial sobre el atentado ¡ªcomo le correspond¨ªa¡ª, el Gobierno dio un paso atr¨¢s en su implicaci¨®n, lo que ha llevado a situaciones curiosas cuando menos, si no indeseables. As¨ª, no se ha ofrecido en ning¨²n momento una respuesta global al atentado que integre no solamente la identificaci¨®n y detenci¨®n de los sospechosos, sino que ofrezca una explicaci¨®n m¨¢s profunda sobre el contexto del ataque y sus consecuencias, tanto a nivel interno como internacional. Estas han estado ausentes, quiz¨¢s por haber perdido esa visi¨®n transversal de los problemas de seguridad nacional que pretende la LSN.
En este sentido, resulta tambi¨¦n llamativo que la Comisi¨®n de Evaluaci¨®n de la Amenaza Terrorista, la que ha de decidir cu¨¢l es el nivel de alerta terrorista, hubiera tardado 40 horas en reunirse tras el atentado (desde la tarde del jueves hasta la ma?ana del s¨¢bado). Fij¨¦monos, por ejemplo, que cuando se produjeron los atentados en Par¨ªs en la noche del 13 noviembre de 2015, esta Comisi¨®n de Evaluaci¨®n se reuni¨® de urgencia en la misma ma?ana del d¨ªa 14. ?C¨®mo es posible que un atentado en Par¨ªs fuerce una reuni¨®n de urgencia de la Comisi¨®n de Evaluaci¨®n de la Amenaza Terrorista en menos de 12 horas desde el atentado y la masacre en Barcelona no sea valorada m¨¢s que casi dos d¨ªas despu¨¦s de haberse perpetrado? ?Tendr¨¢ algo que ver este retraso precisamente en que la competencia para convocar la comisi¨®n es del Ministerio del Interior y no de la Generalitat, que era quien estaba llevando a cabo la investigaci¨®n? En alg¨²n momento habr¨¢ que dar respuesta a estos interrogantes, as¨ª como al hecho de que en ning¨²n momento se hubiera decretado el nivel m¨¢ximo de alerta terrorista, el que se corresponde con el riesgo de atentado inminente. Tras la explosi¨®n de Alcanar esa era la situaci¨®n ¡ªatentado inminente¡ª, como tambi¨¦n lo era tras el atropello masivo de Barcelona con todav¨ªa varios terroristas huidos. De nuevo cabe preguntarse si la distribuci¨®n de competencias entre la Generalitat y el Estado no influy¨® en la toma de determinadas decisiones. Recordemos tambi¨¦n c¨®mo el ministro del Interior declar¨® el s¨¢bado que la c¨¦lula terrorista estaba desarticulada y al poco los Mossos d¡¯Esquadra lo desmintieron.
No se ha ofrecido una respuesta global sobre el contexto del ataque y sus consecuencias
No creo que nadie niegue la imagen de descoordinaci¨®n que se ha trasladado desde el jueves; imagen que afecta, sin duda, a la percepci¨®n de la seguridad y, quiz¨¢s, a la seguridad misma. En estas circunstancias no se alcanza a entender por qu¨¦ no se plante¨® la utilizaci¨®n de la LSN. Si esta no se aplica cuando Espa?a est¨¢ conmocionada por dos atentados en menos de ocho horas, con varios miembros de una c¨¦lula terrorista en fuga durante d¨ªas, ?cu¨¢ndo se va a utilizar? Si vivimos una evidente situaci¨®n de descoordinaci¨®n y se hace necesario un trabajo com¨²n no solamente de las distintas polic¨ªas, sino tambi¨¦n de los servicios de inteligencia y otros actores que pueden resultar relevantes para la Seguridad Nacional, ?por qu¨¦ no se recurre a los mecanismos de coordinaci¨®n que prev¨¦ la LSN?
Parece que se hacen leyes sin que exista una voluntad real de aplicarlas; y quiz¨¢s a esta falta de voluntad no sea ajena la tensi¨®n secesionista que vivimos. En una situaci¨®n de normalidad, la aplicaci¨®n de la LSN en un caso como el que nos ocupa no ser¨ªa cuestionada por ninguna de las Administraciones afectadas; pero con una Generalitat volcada en su prop¨®sito de convertirse en Estado, la imposici¨®n de un mecanismo de coordinaci¨®n seg¨²n lo previsto en la LSN ser¨ªa utilizado como agravio, y quiz¨¢s esto ha pesado m¨¢s en la (no) decisi¨®n del Gobierno que las ventajas que podr¨ªan derivarse de la aplicaci¨®n de esta ley.
Debemos preocuparnos cuando hasta la pol¨ªtica antiterrorista no puede ser entendida sin hacer referencia al proceso secesionista en Catalu?a.
Rafael Arenas Garc¨ªa es catedr¨¢tico de Derecho Internacional Privado en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
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