Cuando la mujer solo es mano de obra (y de reproducci¨®n)
Silvia Federici estuvo el pasado lunes en Madrid para hablar de capitalismo y violencia contra la mujer
Varios grupos de mujeres aceleraban el paso el pasado lunes al salir del metro de Legazpi, en Madrid. Cruzaban como kamikazes el Paseo de la Chopera para atravesar lo antes posible la puerta de Matadero. ¡°Es por aqu¨ª. No, es por aqu¨ª¡±, se dec¨ªan entre ellas a la vez que apretaban la zancada para llegar a la Nave de Terneras. All¨ª, una fila de m¨¢s de una hora manten¨ªa a la espera a cientos de personas. No era una de esas fiestas con food trucks y Dj que apuran el final del verano, sino un encuentro con Silvia Federici, una de las activistas feminista m¨¢s prestigiosas del mundo. El coloquio Capitalismo y violencia contra la mujer, organizado por la Editorial Traficantes de Sue?os, desbord¨® el aforo de 350 plazas del recinto y dej¨® a cientos de asistentes fuera, aunque siguieron las reflexiones de la historiadora italiana a trav¨¦s de unos altavoces en la calle.
¡°Algo se est¨¢ generando, como pas¨® en los a?os setenta con los movimientos feministas. Las mujeres de todo el mundo se est¨¢n movilizando y diciendo basta¡±, dijo Federici tras comprobar el ¨¦xito de esta convocatoria que abarrot¨® el distrito de Arganzuela. Pero, ante un p¨²blico mayoritariamente femenino, la activista se?al¨® que no habr¨ªa transformaci¨®n social sin la adhesi¨®n de los compa?eros varones. ¡°Ellos son el principal problema de la violencia contra la mujer ?Por qu¨¦ no se movilizan como hacemos nosotras el 8 de Marzo (D¨ªa internacional de la Mujer)?¡±, cuestion¨® Federici al p¨²blico con tono pac¨ªfico.
Las primeras filas del auditorio estaban plagadas de j¨®venes veintea?eras que recog¨ªan reflexiones en sus libretas. Escuchaban atentas el discurso de esta activista que entiende la violencia contra la mujer como un elemento constante del sistema econ¨®mico y social imperante, el capitalismo. Federici subray¨® que este tipo de agresi¨®n tiene muchos frentes, que no solo se trata de violencia f¨ªsica, sino que se materializa en el trabajo, en la vida p¨²blica o en la cotidianidad dom¨¦stica. ¡°La violencia contra la mujer es algo m¨¢s y para acabar con ella hay que poner fin a este modelo social. La lucha tiene que articularse a muchos niveles¡±, apunt¨®. Una de las oyentes, Teresa Peset, de 18 a?os, reconoc¨ªa no haber le¨ªdo la obra de la ponente. ¡°He venido para acercarme a su l¨ªnea de pensamiento de tinte marxista. Creo que ir a charlas como esta ayudan a entender mejor qu¨¦ es el feminismo¡±, explicaba esta estudiante de Sociolog¨ªa.
La activista puso el foco en la organizaci¨®n de las familias en la sociedad capitalista. En los hogares, el trabajo productivo retribuido con un salario es el que tradicionalmente han realizado los hombres. Mientras, a la mujer se le ha asignado el trabajo reproductivo sin retribuir, lo que ha generado dependencia y desigualdad. Federici destac¨® que tras la incorporaci¨®n de la mujer al trabajo fuera del hogar no se ha producido un cambio social. La inexistente conciliaci¨®n entre estas dos formas de trabajo, producci¨®n y reproducci¨®n, ha provocado una doble situaci¨®n de explotaci¨®n y violencia.
Gracias a todas!
— Traficantes de Sue?os (@traficantes2010) September 4, 2017
Silvia Federici a punto de comenzar su charla en #Madrid
Imagen de @ana_calcerrada pic.twitter.com/tP3caBpmkM
Federici bucea en el origen del capitalismo, como sistema que controla las fuerzas de trabajo generadoras de riqueza, para explicar la violencia del capital sobre la mujer. Su l¨ªnea de pensamiento se basa en que la primera fuente de riqueza es el cuerpo femenino, ya que permite la reproducci¨®n del resto de fuerzas de trabajo. "Atacar a las mujeres es la forma m¨¢s eficaz de debilitar la cohesi¨®n de una comunidad", reflexion¨®. En su libro Revoluci¨®n en punto cero, profundiza sobre este tema y busca las ra¨ªces del trabajo dom¨¦stico como producto del capitalismo; y en el Calib¨¢n y la bruja recoge c¨®mo las mujeres fueron relegadas al trabajo en el hogar. Primero en la Edad Media se las expuls¨® de los gremios y ya en la Europa del siglo XVII hab¨ªan sido excluidas de la mayor parte de las ocupaciones que ten¨ªan fuera de casa. Con el tiempo solo pod¨ªan desarrollar empleo dom¨¦stico, una nueva forma de trabajo no reconocido como tal.
En este punto de la charla, Rafaela Pimentel, portavoz de Territorio Dom¨¦stico, colectivo que reivindica los derechos laborales de las trabajadoras del hogar, a?adi¨® la injusticia que sufren estas empleadas al no reconocerse su labor: ¡°Es violento que estemos haciendo esto sin derechos", dijo Pimentel. Federici respondi¨® que ¡°es el estado el que hace posible la violencia contra estas trabajadoras y contra tantas familias que dependen de sus sueldos¡±. De esta forma, la activista subray¨® la desvalorizaci¨®n de la ocupaci¨®n de la mujer como uno de los puntos clave de violencia contra ellas.
Una de las espectadoras, Paula Vi?aras, de 18 a?os, estudiante de Filosof¨ªa, segu¨ªa el debate desde fuera de la sala.¡°No se suele relacionar el capitalismo y el feminismo y es importante. Se tiene que entender el feminismo como una cr¨ªtica radical al modelo social patriarcal y no tanto como un movimiento reformista, que es como generalmente se vende¡±, valor¨® esta joven. Entre el debate que se gener¨® dentro y fuera de la sala lleg¨® el final. Federici resumi¨® que acabar con la violencia contra las mujeres no es solo poner fin a los asesinatos o las violaciones, sino que es un tema m¨¢s amplio que no debe tolerar las guerras, el desempleo, los recortes en sanidad o educaci¨®n. El objetivo es ambicioso, el programa feminista se ha de articular para crear una nueva sociedad. ¡°Se puede reconstruir el tejido social, pero el plan tiene que ir m¨¢s all¨¢ del 8 de marzo¡±, zanj¨® la feminista.
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