Cuando una beca no es suficiente para seguir estudiando
Evitar el abandono escolar entre los muy pobres es un reto para los programas de lucha contra la pobreza
Rosa tiene 16 a?os y vive en un pueblecito cercano a Veracruz, en el golfo de M¨¦xico. Es pobre, pero nunca ha tenido que trabajar y consigui¨® terminar sexto de primaria en su localidad. Le gustaba ir al colegio, pero est¨¢ decidida a no continuar haci¨¦ndolo: ¡°me da dolor de cabeza estudiar y, adem¨¢s, la gente que estudia y vuelve al pueblo tampoco encuentra un trabajo mejor. Conozco a un se?or que estudi¨®, acab¨® su carrera y est¨¢ orde?ando vacas. No hay diferencias entre los que han terminado primaria y los que han terminado secundaria: los hombres se dedican al campo y las mujeres a la casa¡±.
A Vanessa ¡°no se le da¡± la idea de estudiar: ¡°lo que s¨ª se me antojar¨ªa es ir a cortar tomates, a cortar erizos o a cortar chiles. Eso s¨ª me gustar¨ªa¡±. A pesar de la pobreza en la que vive la familia, sus padres no se lo permiten. Ellos quieren que contin¨²e estudiando y hasta le han buscado el apoyo de una antigua maestra para que la ayude ya que ninguno de ellos consigui¨® terminar la primaria. Tiene una beca que junto con los exiguos ingresos que les deja la tiendita de la que son propietarios les permite ese ¡°lujo¡±. Pero con 14 a?os Vanessa no quiere terminar la primaria: ¡°mejor me quedo en la tienda y ayudando en la casa¡±.
Vicente termin¨® a los 14 a?os los estudios b¨¢sicos en la telesecundaria de su localidad y decidi¨® no seguir estudiando. Vive en una peque?a comunidad rural a unos veinte minutos en transporte p¨²blico de la cabecera del municipio. Sus padres esperaban que continuara con el bachillerato, pero ¨¦l se neg¨®. Se present¨® a un puesto de ayudante de carpintero y lo contrataron; ahora trabaja como ayudante de alba?il. Reconoce que la escuela le sirvi¨® un poco para hacer cuentas y presupuestos en su trabajo, pero afirma que en su localidad no hay fuentes de trabajo para personas con mayor nivel educativo. ¡°Aqu¨ª no sirve estudiar m¨¢s¡±.
?Que el dinero no lo es todo, ya lo sabemos. Esta premisa tambi¨¦n se cumple, parad¨®jicamente, en los planes para ayudar a salir de la pobreza. Rosa, Vanessa y Vicente son solo tres ejemplos de j¨®venes que renunciaron a la ayuda econ¨®mica del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades de M¨¦xico, ahora renombrado Prospera, que s¨ª llega con ¨¦xito a m¨¢s de 24 millones de mexicanos pobres para aliviar su precariedad en los ¨¢mbitos de la educaci¨®n, la salud y la nutrici¨®n. Ellos est¨¢n entre los cerca de 5 millones de j¨®venes mexicanos entre los 8 y los 21 a?os que, pudiendo ser beneficiarios del programa, no lo son.
?El gran reto de los programas de lucha contra la pobreza es conseguir llegar a todos y cubrir esa ¡°ultima milla¡± de personas muy pobres que, por diferentes razones, no reciben ayuda alguna a pesar de reunir las caracter¨ªsticas para ser beneficiarios. Junto a este reto est¨¢ el de conseguir recuperar a aquellos que desisten de los estudios aun a sabiendas de que con ello pierden la peque?a beca que, sin embargo, les abre la puerta a un futuro mejor.
En el caso mexicano, un estudio entre becarios que renunciaron a su ayuda puso de manifiesto cuatro causas principales sobre las que es necesario actuar para prolongar las trayectorias educativas de los hijos de las familias beneficiarias: en primer lugar, las econ¨®micas, que incluyen los gastos asociados a la educaci¨®n que no cubre la ayuda; en segundo lugar, las causas educativas, como la limitada oferta de estudios, el bajo rendimiento acad¨¦mico, la violencia escolar o la incapacidad de las escuelas de hacer frente a las necesidades especiales de estudiantes con discapacidades f¨ªsicas; en tercer lugar, las causas operativas, entre las que se incluyen la desinformaci¨®n sobre los programas o los problemas de aplicaci¨®n de los mismos; y por ¨²ltimo, las causas social-familiares, como el abandono del hogar del cabeza de familia y la desintegraci¨®n familiar, el dar poco valor a la educaci¨®n femenina y el inicio temprano de la vida en pareja y la vida reproductiva. Y todos ellos se pueden combinar, finalmente, con la falta de expectativas.
Muchos de estos problemas son compartidos por Espa?a en donde se ha dado un aumento del abandono escolar por parte de los ni?os con menos recursos econ¨®micos. Seg¨²n un informe de la ONG Save the Children, Espa?a es el pa¨ªs de la Uni¨®n Europea con mayor tasa de abandono educativo prematuro: el 43% de los ni?os del 20% m¨¢s pobre de la poblaci¨®n abandona prematuramente sus estudios. La Organizaci¨®n sostiene que no se puede lograr la equidad educativa sin los fondos adecuados y sin los mecanismos redistributivos pertinentes. Denuncia que Espa?a no solo invierte hist¨®ricamente menos en educaci¨®n que la media de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, sino que mientras que entre 2010 y 2012 los socios europeos redujeron un 3% de media el gasto en educaci¨®n, Espa?a lo hizo en un 12% lo que ha supuesto una reducci¨®n dram¨¢tica en el n¨²mero de becas y ayudas para libros y material escolar.
Espa?a est¨¢, adem¨¢s, a la cola de reducir la pobreza infantil con ayudas sociales a pesar de que est¨¢ en la segunda posici¨®n en la lista de pa¨ªses europeos con mayor tasa de ni?os bajo el umbral de la pobreza. Sin embargo, Save the Children sostiene en otro estudio que ¡°la pobreza no es solo no tener dinero¡± sino que es un problema multidimensional y una de las principales causas de las violaciones de derechos humanos de los ni?os de Europa: ¡°No significa solamente que sus necesidades b¨¢sicas ¨C como comida, ropa o casa ¨C no est¨¦n cubiertas. Tambi¨¦n est¨¢ relacionado con la exclusi¨®n social, la falta de acceso a servicios o que los ni?os no puedan relacionarse o participar en eventos socioculturales con otros ni?os de su edad¡±.
En Am¨¦rica Latina y el Caribe, los programas de transferencias monetarias condicionadas, entre los que se encuentra el Programa Prospera de M¨¦xico, nacieron hace 20 a?os con el prop¨®sito de reducir la transmisi¨®n intergeneracional de la pobreza. Su idea revolucionaria consisti¨® en resaltar que mucho m¨¢s efectivo que aplicar subsidios a los precios de determinados productos era invertir en el capital humano de los muy pobres, para que j¨®venes m¨¢s sanos y mejor preparados pudieran acceder al mercado laboral en mejores condiciones que las que ten¨ªan sus padres y as¨ª fueran capaces de generar ingresos por s¨ª mismos. Para ser beneficiario de la ayuda hab¨ªa que cumplir una serie de condiciones dise?adas con el fin de mejorar la salud y la educaci¨®n de los m¨¢s desfavorecidos, lo que supon¨ªa la corresponsabilidad de los gobiernos de proveer y mejorar los servicios para que esas condicionalidades se pudieran cumplir.
Actualmente estos programas benefician a 136 millones de personas en Am¨¦rica Latina y el Caribe y se han extendido hacia otras ¨¢reas geogr¨¢ficas. Su ¨¦xito ha sido innegable, pero, seg¨²n una publicaci¨®n reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a¨²n persisten grandes retos que requieren una reforma continua de los programas. De ello depende el conseguir llegar a todos y evitar que el capital humano que se pretende crear se vea lastrado por el abandono escolar, una realidad que afecta a casi la mitad de los j¨®venes de esta regi¨®n.
*Marco Stampini, ¨¦l es especialista l¨ªder de protecci¨®n social en el BID. ?
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