Telemedicina, una respuesta de Estado t¨®xico a la crisis de salud en Per¨²
El Gobierno pretende atender a distancia las necesidades sanitarias de los ind¨ªgenas de Cuninico, que no tienen ni electricidad
La peque?a choza, a unos metros de las coloridas viviendas de la Comunidad Nativa de Cuninico, en la Amazonia peruana, parec¨ªa inacabada. Cuatro paredes burdas y delgadas, un tejado de hojalata y una puerta equipada con una rampa eran la respuesta del Gobierno peruano a las desesperadas peticiones de ayuda procedentes de una comunidad en la que la mayor¨ªa de sus miembros han enfermado en los ¨²ltimos a?os. No hay m¨¦dicos a la vista, solo esta choza improvisada.
El gobierno de Per¨² lo llama telemedicina, y afirma que se trata de una soluci¨®n moderna para conectar, a trav¨¦s de una computadora, a las comunidades aisladas con m¨¦dicos en la capital del pa¨ªs. El problema, sin embargo, es que la comunidad de Cuninico no tiene un suministro estable de electricidad, no digamos ya acceso a Internet, que le permita una cita m¨¦dica sin interrupciones por teleconferencia.
Lo que tienen quienes residen en Cuninico es una serie de enfermedades que incluyen calambres en el est¨®mago, quemaz¨®n al orinar, alergias, erupciones cut¨¢neas y abortos. Junto a la comunidad, un r¨ªo del que se sabe que est¨¢ contaminado con sustancias t¨®xicas es su ¨²nica fuente de agua potable.
A lo largo de un a?o, equipos de Amnist¨ªa Internacional visitaron las comunidades Ind¨ªgenas de Cuninico y Espinar, en las regiones amaz¨®nica y andina del pa¨ªs. Acabamos de publicar los resultados de nuestra investigaci¨®n sobre la crisis de salud que afecta a estas comunidades.
El centro de salud m¨¢s cercano a Cuninico est¨¢ a una hora y media de distancia en lancha motora
En Cuninico, decenas de personas nos contaron que, en 2014, el agua del r¨ªo y el pescado de los que depende la comunidad empezaron a tener un sabor extra?o. Desde entonces, mujeres, ni?os, ni?as y hombres han informado sobre enfermedades nuevas y m¨¢s intensas que hasta entonces no hab¨ªan experimentado. Ese mismo a?o, la Direcci¨®n Regional de Salud peruana revel¨® que los niveles de aluminio y de hidrocarburos totales de petr¨®leo en el agua de Cuninico superaban lo permitido para consumo humano.
Dos a?os despu¨¦s, un estudio realizado por el Ministerio de Salud de Per¨² mostr¨® que m¨¢s de la mitad de los miembros de la comunidad ten¨ªan niveles anormales de mercurio en la sangre. Tambi¨¦n se detectaron niveles alarmantes de cadmio y plomo en algunas personas, entre ellas ni?os y ni?as. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, la exposici¨®n al mercurio y al plomo puede causar problemas sumamente graves de salud y da?os irreversibles en el desarrollo fetal.
El centro de salud m¨¢s cercano a Cuninico est¨¢ a una hora y media de distancia en lancha motora, y no cuenta con los especialistas requeridos para cubrir las necesidades de una poblaci¨®n local expuesta a metales t¨®xicos.
Lo que destaca es la absoluta falta de voluntad por parte del Gobierno peruano para determinar la causa de las enfermedades de las comunidades o tomar medidas para abordarla. Pese a que, en 2017, el Ejecutivo declar¨® una emergencia p¨²blica en la zona, no se han tomado medidas reales para ayudar a la poblaci¨®n local. Al contrario: a diario, las comunidades se ven obligadas a decidir entre la intolerable elecci¨®n de consumir el agua t¨®xica que posiblemente las est¨¢ envenenando a ellas y a sus ni?os y ni?as, o pasar sin agua. Esa no es una elecci¨®n.
La gente ha recurrido a recoger agua de lluvia para su consumo dom¨¦stico pero, cuando las lluvias son insuficientes, se ve obligada a beber agua contaminada del r¨ªo. Sus peticiones para poder proteger a sus ni?os y ni?as y para que se respeten sus derechos humanos fundamentales a la salud y al agua no contaminada caen en saco roto.
Existe un patr¨®n similar en todo el mundo, en el que las comunidades Ind¨ªgenas libran una ardua lucha para pelear por su derecho al agua no contaminada y a la salud. De Canad¨¢ a Brasil, pasando por Nicaragua, vemos c¨®mo los pueblos ind¨ªgenas combaten contra los numerosos abusos de los que son v¨ªctimas en un cruel intento de detener su activismo.
Los defensores del medio ambiente son asesinados a un ritmo de cuatro homicidios a la semana en todo el mundo
Pero esta lucha no carece de riesgos. Las evidencias muestran que los defensores y defensoras del medioambiente ¡ªlas personas que defienden la tierra, los recursos naturales o la fauna de su comunidad¡ª son asesinados en cifras sin precedentes, a un ritmo de cuatro homicidios a la semana en todo el mundo. A menudo, son los y las activistas ind¨ªgenas quienes se encuentran en la primera l¨ªnea de esta batalla.
Sin embargo, en un mundo que se est¨¢ quedando r¨¢pidamente sin fuentes de agua no contaminada, estas luchas no deben verse como un problema aislado que afecta ¨²nicamente a las comunidades ind¨ªgenas. Para 2030, se espera que la demanda global de agua supere al suministro disponible en hasta un 40%. Eso significa que habr¨¢ m¨¢s competencia por el agua que tenemos, y una necesidad a¨²n mayor de garantizar que la poca que queda es apta para el consumo humano.
Quiz¨¢ a¨²n no seamos conscientes de ello, pero en la lucha de las comunidades Ind¨ªgenas por el agua no contaminada se est¨¢ invirtiendo el bienestar de todas y cada una de las personas de este planeta. El Gobierno peruano debe a los propios pueblos ind¨ªgenas, y tambi¨¦n al futuro de toda su ciudadan¨ªa, el tomarse en serio las vidas y la salud de estas comunidades. Unos hospitales improvisados con computadoras desenchufadas son sencillamente inaceptables.
Salil Shetty es secretario general de Amnist¨ªa Internacional.
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