El lunes 18 de septiembre era el primer d¨ªa del a?o nuevo et¨ªope y, como ya es tradici¨®n, hab¨ªa programado un concierto de Teddy Afro, el artista pop m¨¢s famoso del pa¨ªs. Sin embargo, pocas fechas antes, el Gobierno le informaba de su suspensi¨®n con la excusa de que coincid¨ªa con los actos oficiales organizados para la ocasi¨®n. Ya el 3 de septiembre, la polic¨ªa irrumpi¨® en la fiesta convocada por el ¨¦xito de su nuevo ¨¢lbum, Ethiopia (lanzado en mayo), que se celebraba en el m¨ªtico hotel Hilton de Addis Abeba, con la excusa de que no se hab¨ªa solicitado permiso. Esta situaci¨®n no es nueva para Teddy, ya es el tercer a?o seguido que suprimen su concierto de A?o Nuevo y sus canciones nunca suenan en la radio o televisi¨®n estatal, como denuncia el artista en su p¨¢gina de Facebook. Incluso un periodista de una televisi¨®n p¨²blica dimiti¨® cuando su entrevista con el cantante fue cancelada en el ¨²ltimo minuto el pasado mes de mayo.
?Qu¨¦ hace que las letras de Teddy Afro sean tan peligrosas para el partido en el poder? Antes de contestar a esta pregunta escuchamos el tema que da t¨ªtulo a su ¨²ltimo trabajo, Ethiopia, para tener un primer contacto con este artista.
Parece que los problemas de Teddy Afro comenzaron en 2005 cuando su sencillo Jah Yasteseryal se convirti¨® en un himno extraoficial de las protestas antigubernamentales que siguieron a las elecciones disputadas ese a?o y que destrozaron la capital. Se trataba de los primeros comicios libres y justos del pa¨ªs, y los resultados fueron muy diputados. Cientos de personas murieron en los disturbios y en ese momento la canci¨®n recientemente lanzada por Teddy se convirti¨® en la banda sonora de las manifestaciones. En este tema el artista compara al partido en el poder, el Frente Democr¨¢tico Revolucionario del Pueblo Et¨ªope (EPRDF), con reg¨ªmenes anteriores y le acusa de no cumplir sus promesas de cambio. Aunque no entendamos la letra, las im¨¢genes del v¨ªdeo que lo acompa?a no dejan dudas de su significado.
Poco despu¨¦s, en 2016, Teddy Afro fue arrestado y encarcelado acusado de haber matado a una persona en un accidente de tr¨¢fico y darse a la fuga. Sus seguidores siempre han mantenido que se trat¨® de una maniobra pol¨ªtica para hacer callar al artista y defienden que este ¨¦l estaba en otro pa¨ªs la noche del supuesto accidente. Fuera del tema Jah Yasteseryal no se encuentran otras razones para justificar la venganza del Gobierno que, como suele ocurrir en estos casos, ha conseguido convertir al cantante en una especie de h¨¦roe. Y eso, a pesar de que ha descendido el nivel de cr¨ªtica a las autoridades en sus temas (ahora solo aparecen algunas muy veladas), desde 2005.
Adem¨¢s, Teddy es un patriota. Sus temas no dejan de ser lecciones de historia en las que se glorifica a Haile Selassie, el ¨²ltimo emperador de Etiop¨ªa, que fue derrocado por el golpe de estado comunista liderado por el coronel Mengistu Hail¨¦ Mariam en 1974, y a los grandes reyes del siglo XIX. Un claro ejemplo de esto lo encontramos en el tema Tikur Sew, de 2012, perteneciente al ¨¢lbum del mismo nombre, que celebra al emperador Menelik II y su derrota de las tropas italianas que invad¨ªan Etiop¨ªa en 1896. El v¨ªdeo musical es digno de ver.
El problema es que estos gobernantes que aparecen en los temas de Teddy son amhara, el grupo ¨¦tnico que hist¨®ricamente ha dominado el pa¨ªs y, seg¨²n otros pueblos et¨ªopes, brutalmente reprimido a sus rivales. Por ello, los oromos, que representan pr¨¢cticamente m¨¢s de un tercio de la poblaci¨®n et¨ªope, acusan a Teddy de promover la divisi¨®n ¨¦tnica y en 2013 lanzaron una campa?a de boicot contra ¨¦l.
Pero, la visi¨®n hist¨®rica de Teddy sobre los gobernantes amhara difiere grandemente del nacionalismo que propugna el EPRDF, que est¨¢ dominado por pol¨ªticos pertenecientes al pueblo tigray. Este promueve la diversidad ¨¦tnica de Etiop¨ªa y utiliza la ¡°unidad en la diversidad¡± como eslogan. En este caso, las canciones de Teddy, que critican la divisi¨®n ¨¦tnica en Etiop¨ªa, aparecen como un claro desaf¨ªo a esta pol¨ªtica.
Tampoco podemos olvidar la situaci¨®n pol¨ªtica y social que se vive en Etiop¨ªa. A principio de agosto se levant¨® el estado de emergencia impuesto 10 meses antes para anular las protestas a gran escala contra el Gobierno. Desde entonces han estallado huelgas y demostraciones de forma espor¨¢dica, al igual que episodios de violencia ¨¦tnica en la parte oriental del pa¨ªs. Junto a esto, hay que tener en cuenta que a pesar de estar inmerso en una gran campa?a anticorrupci¨®n, el Gobierno todav¨ªa no ha implementado las reformas pol¨ªticas que prometi¨® en el momento m¨¢s ¨¢lgido de las protestas, lo que pone en duda su credibilidad. Adem¨¢s, todav¨ªa hay miles de presos pol¨ªticos, entre ellos varios m¨²sicos y artistas menos conocidos, y no parece que haya intenci¨®n de liberarlos. Igualmente, el discurso tantas veces repetido por el Ejecutivo de grandes logros en el campo de la econom¨ªa y del desarrollo parece hacer aguas.
Por todo eso, conseguir acallar a la estrella del pop nacional sirve para lanzar un claro mensaje a todos los opositores que intentan aprovecharse de la aparente debilidad del Gobierno, y distraer, al mismo tiempo, la atenci¨®n de los ciudadanos. Esto podr¨ªa explicar el recrudecimiento del hostigamiento que el cantante vive estos d¨ªas y que se augure que, lejos de disminuir, ir¨¢ en aumento. Pero esto no parece amedrentar a Teddy Afro, que convierte en grandes ¨¦xitos, tanto en el pa¨ªs como entre la di¨¢spora et¨ªope esparcida por todo el mundo, cualquier sencillo que lanza.
Este es el caso de Mar eske Twauf (Miel a la luz de las estrellas), con claras referencias al aguamiel que tanto se bebe en el pa¨ªs, el ¨²ltimo v¨ªdeo que ha presentado el artista, el pasado 10 de septiembre, un d¨ªa antes de la celebraci¨®n del A?o Nuevo. El tema parece seguir la l¨ªnea de los anteriores cantando la grandeza de las tradiciones et¨ªopes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.