Renovables, s¨ª, pero ?de qui¨¦n?
Las nuevas tecnolog¨ªas permiten el desarrollo de peque?as instalaciones que crean un mercado m¨¢s competitivo. ?Hasta qu¨¦ punto se dejar¨¢ espacio a la iniciativa personal?
Pocos ponen ya en duda que estamos inmersos en una transici¨®n energ¨¦tica sin precedentes que nos conducir¨¢ a un mundo impulsado exclusivamente por energ¨ªas renovables antes de finalizar el siglo. No est¨¢ tan claro, sin embargo, si el proceso conllevar¨¢, adem¨¢s del imparable cambio tecnol¨®gico, una reconfiguraci¨®n en la propiedad de las instalaciones.
Algunas de las fuentes renovables de energ¨ªa, singularmente la solar fotovoltaica, son modulares. Esto es, admiten configuraciones en un amplio rango de tama?os, desde peque?as instalaciones dise?adas para abastecer parcialmente a una vivienda hasta grandes plantas con capacidad de producci¨®n comparable con las centrales convencionales. Esta modularidad facilita una dispersi¨®n de las fuentes de producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica desconocida hasta la fecha. Los sistemas el¨¦ctricos pasan f¨¢cilmente de unas decenas de centrales a varios centenares de miles o incluso millones. Alemania, por ejemplo, ya cuenta con m¨¢s de 1,8 millones de tejados con energ¨ªa solar, California est¨¢ cerca de los 700.000 y Espa?a, a pesar de las restricciones que ha impuesto a su desarrollo, suma m¨¢s de 61.000 instalaciones fotovoltaicas (a diferencia de las anteriores, eso s¨ª, nuestro modelo se ha centrado en los denominados huertos solares sobre suelo en lugar de hacerlo como el resto, en tejados).
La digitalizaci¨®n de estas nuevas tecnolog¨ªas de generaci¨®n distribuida, unida a una nueva concepci¨®n m¨¢s descentralizada de su gesti¨®n, as¨ª como del desarrollo de sistemas de almacenamiento de energ¨ªa dispersos por el territorio, son claves para afrontar una adecuada integraci¨®n en nuestro sistema el¨¦ctrico de tan ingente n¨²mero de instalaciones.
Hay quien defiende ¡ªnuestro ministro de Energ¨ªa, entre otros¡ª que es preferible hacer grandes instalaciones solares sobre suelo antes que cubrir la misma energ¨ªa con miles de peque?as instalaciones sobre tejado. El argumento que suelen esgrimir es que el importe de la inversi¨®n, responsable de m¨¢s del 80% del coste total de esta fuente de energ¨ªa, es mucho menor en aquellas gracias a las econom¨ªas de escala alcanzadas. Pocas veces tienen en cuenta que las p¨¦rdidas en la red de transporte de electricidad son tanto menores cuanto m¨¢s cerca se encuentra la producci¨®n del consumo, por lo que un adecuado desarrollo de la generaci¨®n distribuida, dimensionada para abastecer el consumo local sin demasiados excedentes, puede conllevar un importante ahorro en costes de red.
Pero es que, con independencia de los costes de red, la propia dispersi¨®n en la titularidad de las centrales el¨¦ctricas favorece sensiblemente la competencia en los mercados el¨¦ctricos. Los espa?oles lo sabemos muy bien, los precios que pagamos por la electricidad llevan a?os sin seguir correlaci¨®n alguna con los costes de su producci¨®n. Por s¨ª sola, una reducci¨®n de costes no nos garantiza pagar menos por la luz.
Los reguladores lo saben bien. Lo denominan poder de mercado y se produce cuando una elevada concentraci¨®n en la titularidad de la oferta permite a las empresas fijar precios muy distintos de los que resultar¨ªan en un contexto de competencia perfecta. Los organismos reguladores cuentan entre sus misiones la supervisi¨®n de los mercados energ¨¦ticos y la correspondiente instrucci¨®n de expedientes sancionadores en caso de que identifiquen situaciones de ejercicio de poder de mercado. Estas herramientas son, sin duda, necesarias, pero muy dif¨ªciles y muy lentas de utilizar en la pr¨¢ctica, por lo que eliminar de ra¨ªz la posibilidad de ejercicio es mucho m¨¢s eficaz que perseguir conductas ilegales.
A las razones anteriores de menores costes de red y mayor competencia se une tambi¨¦n una ventaja m¨¢s dif¨ªcil de valorar. ?Cu¨¢nto vale la llamada democratizaci¨®n energ¨¦tica, esto es, que por primera vez seamos los consumidores en lugar de los Gobiernos los que elijamos las fuentes de energ¨ªa que utilizamos? ?En cu¨¢nto m¨¢s valoramos una casa que se autoabastece de electricidad pr¨¢cticamente en su totalidad con recibos de luz m¨ªnimos?
El escenario m¨¢s probable es el de una combinaci¨®n de grandes plantas renovables operadas por empresas el¨¦ctricas con peque?as instalaciones propiedad de los consumidores. Una ponderaci¨®n adecuada de ambas que tenga en cuenta todos los costes, pero tambi¨¦n el n¨²mero de operadores a efectos de garantizar la competencia y que deje espacio a la iniciativa personal de cada cual a la hora de formar parte de la soluci¨®n es, sin duda, la mejor soluci¨®n.
Jorge Morales de Labra es ingeniero industrial especializado en el sector el¨¦ctrico. @jorpow
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