El agua, un bien de lujo
La sequ¨ªa global ha convertido el agua en un negocio muy rentable para los pr¨®ximos a?os
Kisumu, Kenia occidental. Me estoy tomando una cerveza fr¨ªa en una terraza con vistas al lago Victoria. El sol color p¨²rpura se sumerge en el agua, turbia y densa de pesticidas, fertilizantes y millones de toneladas de aguas residuales disueltos en ella. El lago m¨¢s grande de ?frica es uno de los m¨¢s contaminados del planeta.
Detr¨¢s del recinto del bar, veo a unos ni?os medio desnudos. Metidos en el lago hasta la cintura, llenan de agua viejos bidones amarillos. Los llevar¨¢n a sus casas. Algunas familias ¡°tratar¨¢n¡± el agua con cloro. Otras, se limitar¨¢n a hervirla. El agua del Victoria mata a centenares de ni?os de esta ciudad.
Est¨¢ teniendo lugar una sequ¨ªa global.
En California, la lluvia sigue sin caer desde hace cuatro a?os. El tercer a?o consecutivo, las precipitaciones alcanzaron un tercio de la media. Los cient¨ªficos dicen que es la peor sequ¨ªa en la regi¨®n desde hace 1.200 a?os. Solo este a?o, el desastre le costar¨¢ al estado 2.700 millones de d¨®lares. Las p¨¦rdidas en la agricultura representan el 80% del coste; en los ¨²ltimos meses, 20.000 personas perdieron su trabajo en las granjas. La NASA informa utilizando un lenguaje figurado: para regar California hasta volver al estado de antes de la sequ¨ªa, se necesita tanta agua como la que cabr¨ªa en 16 millones de piscinas ol¨ªmpicas. Pero no hay de d¨®nde traerla. La sequ¨ªa asola tambi¨¦n Nevada, Oklahoma y Texas. La cuenca del r¨ªo Colorado se est¨¢ resecando.
La sequ¨ªa afecta al estado australiano de Queensland, que hace apenas tres a?os sali¨® de la anterior cat¨¢strofe, denominada ¡°la sequ¨ªa del milenio¡± y que se prolongaba desde la d¨¦cada de 1990. Queensland es el coraz¨®n de la industria ganadera australiana. Para dar de beber a los animales, los agricultores bombean el agua desde las profundidades de la tierra, creando en la superficie peque?as piscinas. Estas atraen a los canguros y a los perros salvajes (un cruce entre el dingo y el perro dom¨¦stico). Para salvar a las vacas, los ganaderos disparan a los canguros y a los perros. La masacre no cesa.
El estado brasile?o de S?o Paulo y su metr¨®poli de 21 millones de personas se est¨¢n secando. Las autoridades de la ciudad sostienen que si las lluvias no llegan, dentro de cinco meses no habr¨¢ de donde sacar el agua para abastecer las redes urbanas de suministro de esta materia prima.
A largo plazo, sostienen los expertos en Bolsa, no hay mejor sector para invertir que el del agua
Corea del Norte se ve afectada por la peor sequ¨ªa en 30 a?os; ya se ha secado el 30% de los cultivos de arroz.
La situaci¨®n es catastr¨®fica en muchas regiones de ?frica, en Centroam¨¦rica y en nuestra parte de Europa. Las p¨¦rdidas totales de la Rep¨²blica Checa, Polonia y Ruman¨ªa derivadas de la sequ¨ªa de este a?o se calculan en 2.600 millones de d¨®lares.
La revoluci¨®n siria de 2011, que a su vez condujo a la guerra m¨¢s sangrienta y devastadora del mundo moderno, estuvo precedida de cuatro a?os de monstruosa sequ¨ªa. Como consecuencia de ella, miles de personas emigraban desde las zonas agr¨ªcolas que estaban siendo devastadas a las ciudades. All¨ª, su frustraci¨®n crec¨ªa; la incesante escasez de agua fue uno de los detonadores de la revuelta.
La situaci¨®n seguir¨¢ empeorando. El 35% del agua utilizada por los seres humanos proviene de los dep¨®sitos subterr¨¢neos. Seg¨²n un estudio reciente de la NASA, en 21 de las 37 mayores reservas de agua subterr¨¢nea en el mundo, el agua se saca a un ritmo mucho m¨¢s r¨¢pido del que pueden llenarlas las lluvias y el deshielo. Y seg¨²n Jay Famiglietti, un cient¨ªfico de la NASA, en 13 de ellos la situaci¨®n es cr¨ªtica. Todos los dep¨®sitos subterr¨¢neos necesitaron milenios para formarse. Hoy en d¨ªa, se est¨¢n secando, literalmente, ante nuestros ojos.
Seg¨²n el Foro Econ¨®mico Mundial, en 2030 la escasez de agua afectar¨¢ al 40% del planeta. Muchos estudios cient¨ªficos han empezado a utilizar el t¨¦rmino?peak water, an¨¢logo al peak oil, que determina el momento en el que la extracci¨®n mundial del petr¨®leo alcanza su punto ¨¢lgido y desde ah¨ª empieza a disminuir. El peak water ya ha tenido lugar. El n¨²mero de personas en el planeta aumenta, y las reservas de agua potable se est¨¢n reduciendo a toda velocidad. Cada a?o toca menos agua por habitante.
Sin embargo, hay algunos que no se muestran en absoluto preocupados. Todo lo contrario. Los inversores traducen el lenguaje de la hidrolog¨ªa al idioma del mercado y se frotan las manos: la demanda de agua crece, y su oferta disminuye. Su precio tiene que subir. Hay muy pocas materias primas con las que se podr¨¢ hacer tan buen negocio en los pr¨®ximos a?os.
"El agua es un nuevo petr¨®leo, comienza la carrera por el beneficio". As¨ª titula The Guardian el texto sobre las inversiones en el mundo del agua. The Telegraph corrige: "Olvidaos del oro, invertid en agua", e informa de que, en los ¨²ltimos cinco a?os, las acciones de las empresas relacionadas con el "negocio del agua" incluidas en el ¨ªndice global de agua de Standard & Poor's han obtenido una rentabilidad dos veces mayor que las del oro. A largo plazo, sostienen los expertos en Bolsa, no hay mejor sector para invertir que el del agua.
Steve Hoffmann, director de Watertech Capital, de Texas, se?ala: ¡°Hoy en d¨ªa, la industria mundial del agua gana 620.000 millones de d¨®lares al a?o. E ir¨¢ mejor todav¨ªa, porque en el pr¨®ximo cuarto de siglo, los gobiernos del mundo tendr¨¢n que invertir 25.000 millones de d¨®lares en infraestructuras hidr¨¢ulicas¡±.
Los asesores recomiendan invertir en empresas dedicadas al tratamiento de agua, en los consorcios privados de suministro de agua, en las empresas constructoras de infraestructuras y de los sistemas de riego, y en los fabricantes de tuber¨ªas o de medidores inteligentes. Tambi¨¦n las acciones de las empresas dedicadas a la desalinizaci¨®n de agua de mar ser¨¢n una buena inversi¨®n.
No obstante, los que har¨¢n mejor negocio ser¨¢n los que, aparte de introducirse en el sector relacionado con la infraestructura hidr¨¢ulica, compren simplemente mucha agua.
Las acciones de las empresas californianas y tejanas especializadas en hacerse con las tierras que por su destino agr¨ªcola tienen prioridad en el uso del agua en la regi¨®n son cada vez m¨¢s caras.
En EE UU, el propietario de la parcela tambi¨¦n tiene derecho a sacar de la tierra la cantidad de agua que le plazca. La carrera por las tierras en las que hay dep¨®sitos subterr¨¢neos de agua la encabeza la corporaci¨®n Nestl¨¦, propietaria de 70 marcas de agua embotellada, entre ellas Perrier y San Pellegrino. La estrategia de la empresa ¡ªadquirir la mayor cantidad de parcelas, bombear el agua hacia fuera, embotellarla y venderla¡ª es simple y le reporta anualmente ganancias millonarias. Nestl¨¦ opera de esa manera en muchas regiones afectadas por la sequ¨ªa.
Seg¨²n la ONU, el agua no constituye un recurso natural, sino que es un derecho humano. Esta afirmaci¨®n queda reflejada en la declaraci¨®n de la Asamblea General de julio de 2010, as¨ª como en muchas actuaciones jur¨ªdicas internacionales anteriores, como la Convenci¨®n sobre la eliminaci¨®n de todas las formas de discriminaci¨®n contra la mujer (1979) o la Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o (1989).
Sin embargo, la ley no se respeta. Seg¨²n algunos c¨¢lculos conservadores, casi 1.000 millones de personas en el planeta no tienen ning¨²n acceso al agua potable. El acceso muy restringido ¡ªcomo resultado de la gran distancia entre el lugar de residencia y la toma del agua, o por razones econ¨®micas¡ª afecta a una cuarta parte de la humanidad. UNICEF informa que cada d¨ªa mueren 4.200 ni?os por causa de las enfermedades relacionadas con esta situaci¨®n, como el c¨®lera, la fiebre tifoidea, pero tambi¨¦n la diarrea normal o la deshidrataci¨®n. El Banco Mundial calcula el n¨²mero total de v¨ªctimas mortales del agua contaminada, o de su carencia absoluta, en 3,5 millones de personas al a?o. Esta cifra significa muchas m¨¢s v¨ªctimas de las que matan el terrorismo y todos los conflictos armados en el planeta.
Hasta cierto punto, el agua potable es un art¨ªculo de lujo porque son los pobres los que, sufren principalmente como consecuencia de la falta de acceso a ella. En miles de comunidades en el planeta, la principal tarea diaria de las mujeres y de los ni?os es conseguir agua, cuya fuente se encuentra muchas veces a unas horas de caminata a pie de sus casas. El bid¨®n amarillo de pl¨¢stico, popular en toda ?frica, utilizado para el transporte del agua, pesa 20 kg cuando est¨¢ lleno. Los ni?os m¨¢s peque?os llevan bidones de menor tama?o. Llevar el agua a casa sobre la espalda o en la cabeza quita tiempo y energ¨ªa para cualquier otra actividad.
Casi 1.000 millones de personas en el planeta no tienen ning¨²n acceso al agua potable
Seg¨²n la ONU, todos los habitantes del ?frica subsahariana dedican 40 millones de horas al a?o al transporte del agua, la misma cantidad que todos los franceses pasan en su trabajo. La falta de agua impide adquirir una educaci¨®n o conseguir un trabajo, hace imposible cultivar la tierra y merma la salud. Los estudios llevados a cabo por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) demuestran que el acceso al agua es una condici¨®n indispensable para el desarrollo econ¨®mico. La organizaci¨®n calcula que cada d¨®lar que se invierte en el agua y en el sistema de saneamiento genera un retorno de 3 a 34 d¨®lares.
Con el fin de que todas las personas del mundo tengan agua limpia en sus hogares, es imprescindible privatizarla. O eso, al menos, declara el Banco Mundial. En la d¨¦cada de 1980, el Banco empez¨® a incluir la privatizaci¨®n de la infraestructura del agua en los paquetes de reformas propuestas a los pa¨ªses que recib¨ªan los pr¨¦stamos. Se privatizaron redes de suministro de agua en muchos lugares de Latinoam¨¦rica, y a partir del a?o 1989, en Europa Central y del Este.
Un exempleado del Banco, Manuel Schiffler, en el libro Water, Politics and Money [Agua, pol¨ªtica y dinero], recuerda la reuni¨®n en que una de sus compa?eras argumentaba que en muchos pa¨ªses las redes p¨²blicas est¨¢n funcionando bien y, por tanto, la privatizaci¨®n es innecesaria. El jefe le se?al¨® la puerta.
Los partidarios de la privatizaci¨®n se?alan que el sector p¨²blico en muchos pa¨ªses no se desenvuelve bien en las tareas relacionadas con el suministro del agua a las personas y con la mejora de las infraestructuras. Citan argumentos muy concretos. No hace falta ir muy lejos: en Polonia, el 90% del agua lo proporciona la red estatal (los municipios y las ciudades). Los precios polacos son los m¨¢s altos de Europa, y la calidad del agua en muchas localidades es mala. Polonia cuenta con alrededor de 1.600 empresas de agua y alcantarillado, principalmente p¨²blicas, gestionadas de forma deficiente y dirigidas por los representantes del partido.
Un caso en Estados Unidos: hace un a?o, en Detroit, la empresa municipal de suministro del agua la cort¨® a 17.000 familias. La gente invadi¨® los albergues para los sin techo a fin de poder llenar cubos y ducharse.
Y otro en ?frica: la ciudad de Lagos, en Nigeria, no quer¨ªa llegar a un acuerdo con el Banco Mundial. La consecuencia es que ahora solo el 5% de la poblaci¨®n de 15 millones de la metr¨®poli tiene agua corriente en sus grifos.
Pero la privatizaci¨®n suele ser una cuesti¨®n problem¨¢tica. Como ejemplo m¨¢s famoso nos sirve la actividad de la corporaci¨®n estadounidense Bechtel en Bolivia. En 1999 se le adjudic¨® a la empresa un contrato de suministro de agua en la ciudad de Cochabamba, de dos millones de habitantes. Las tarifas del agua comenzaron a subir. Adem¨¢s, una nueva ley imped¨ªa que la gente m¨¢s pobre pudiese recoger agua de lluvia al establecer como condici¨®n la obtenci¨®n de una licencia para poder montar en el tejado la instalaci¨®n correspondiente para tal fin. Estallaron las protestas, y una persona falleci¨® como consecuencia de los enfrentamientos con el Ej¨¦rcito. Al final, el proceso de privatizaci¨®n se suspendi¨®.
Tambi¨¦n han tenido lugar privatizaciones fallidas en India, Filipinas y Europa. La empresa francesa Veolia, la corporaci¨®n del agua m¨¢s grande del mundo que obtiene varios miles de millones de d¨®lares de ingresos al a?o, gestion¨® durante a?os una parte del sistema de suministro de agua a dos millones de parisinos. Cuando el contrato expir¨®, en 2009, la ciudad no se lo prolong¨® y, gracias a ello, los precios del agua bajaron y un a?o m¨¢s tarde Par¨ªs hab¨ªa conseguido ahorrar 35 millones de euros.
Hace dos a?os se dio a conocer la historia de un t¨¦cnico que, despu¨¦s de 20 a?os en Veolia, fue despedido por negarse a cortar el suministro de agua a las familias de uno de los barrios pobres de Avi?¨®n por tener algunas facturas pendientes de pago. El empleado contaba a los periodistas: "Esta gente me suplicaba que no lo hiciese. Ten¨ªan que elegir entre pagar las facturas o dar de comer a sus hijos. Las grandes empresas hacen negocio gracias al agua y pagan dividendos a los accionistas sin tener en cuenta a sus clientes".
La actividad de Veolia en B¨¦lgica, Alemania, Bulgaria y Rumania tambi¨¦n estuvo rodeada del descontento generalizado por el aumento de los precios. En este ¨²ltimo pa¨ªs se vio involucrada en un enorme esc¨¢ndalo de corrupci¨®n. La empresa rumana en la que el gigante franc¨¦s posee una participaci¨®n de m¨¢s del 70% entregaba sobornos a los funcionarios para que aceptaran los aumentos de precios del agua en Bucarest.
¡°Las empresas optimizan los beneficios procedentes del negocio del agua de dos maneras: subiendo los precios y reduciendo el gasto en infraestructura¡±, explica Shayda Naficy, directora de la organizaci¨®n Corporate Accountability International.
Mientras tanto, en el caso del agua, mejorar la calidad de los servicios es un asunto de ¡°mortal¡± importancia, literalmente hablando. Si la compa?¨ªa telef¨®nica no se preocupa por el buen funcionamiento de los transmisores, la calidad de las comunicaciones por tel¨¦fono empeora. Pero si la empresa de abastecimiento de agua no se preocupa por las tuber¨ªas, nos ponemos enfermos.
La OMS ha calculado la cantidad m¨ªnima de agua necesaria para sobrevivir en 20 litros al d¨ªa para el consumo y la higiene b¨¢sica (sin lavar ropa o ba?arse). Es justo la cantidad que los millones de mujeres y ni?os en los pa¨ªses m¨¢s pobres transportan todos los d¨ªas en los bidones amarillos. El habitante medio de Europa occidental consume cada d¨ªa tres veces m¨¢s con tan solo tirar de la cadena.
"No se puede obligar a la gente a tener c¨¦sped de color marr¨®n delante de su casa, o a echar a perder sus campos de golf, y que luego tenga que pedir disculpas porque su jard¨ªn no es precioso. Pagamos impuestos y nos corresponde todo el agua que queramos", escrib¨ªa Steve Yuhas en respuesta al llamamiento del Gobernador de California para que se redujese el consumo de agua en una cuarta parte. Yuhas vive en un enorme rancho conocido como Rancho Santa Fe, donde residen los ricos. Sus habitantes consumen cinco veces m¨¢s agua que el californiano medio.
Cada d¨ªa mueren 4.200 ni?os por causa de las enfermedades relacionadas con la falta de agua limpia
En el informe Agua, una responsabilidad com¨²n, publicado hace unos a?os por la ONU, podemos leer: "En la Tierra hay suficiente agua para todo el mundo. El problema al que nos enfrentamos consiste en la gesti¨®n sostenible de las reservas".
Como humanos, no somos capaces de compartir el agua de forma honesta, algo que se puede observar en California, pero tambi¨¦n en Cisjordania, donde el conflicto por el agua es uno de los componentes de la interminable guerra entre Israel y Palestina. Los conflictos se intensifican entre Egipto y Etiop¨ªa por la construcci¨®n de la presa en el Nilo Azul, y entre India y Pakist¨¢n por el sistema de presas que planean construir los indios.
Los enfrentamientos internacionales por el agua pueden conducir a guerras, pero tambi¨¦n son catastr¨®ficos los resultados de las contiendas en curso por el acceso al agua.
Empezaremos por la agricultura. A escala mundial, es la responsable del 70% del consumo de agua. La gran mayor¨ªa de esta agua la gastan las granjas de gran superficie en los pa¨ªses desarrollados. Producen alimentos necesarios, pero no exclusivamente. Una gran parte de su producci¨®n es cuestionable desde un punto de vista ¨¦tico ya que tambi¨¦n fabrican art¨ªculos gastron¨®micos de lujo.
Un ejemplo de California. En Imperial Valley viven 180.000 personas y hay m¨¢s de 200.000 hect¨¢reas de tierras de cultivo. De acuerdo con la ley estadounidense, a los agricultores les corresponden para el riego casi 4.000 millones de metros c¨²bicos de agua procedentes del r¨ªo Colorado. ?Para qu¨¦ la utilizan? En primer lugar, para cultivar varios tipos de hierbas exportadas posteriormente a Asia como alimento para el ganado. Una gran parte del heno est¨¢ destinado a los ganaderos en Jap¨®n que cr¨ªan la ternera Kobe, la m¨¢s cara del mundo. Esta a su vez se transporta en avi¨®n a Estados Unidos y termina en las mesas de los restaurantes m¨¢s lujosos en forma de filetes.
A 200 kil¨®metros de distancia de Imperial Valley, la ciudad de San Diego, de 1,3 millones de habitante, asediada por las sequ¨ªas, tiene que comprar el agua a los ricos agricultores del valle para abastecer el sistema municipal de suministro.
Cada a?o aumenta el consumo de agua en el sector de la electr¨®nica. Se necesitan 8.000 litros para fabricar una sola oblea de silicio de 300 mm de di¨¢metro, sobre la que se crea el t¨ªpico chip montado en los miles de millones de dispositivos electr¨®nicos que se fabrican en todo el mundo (tambi¨¦n en los tel¨¦fonos que con tanta alegr¨ªa renovamos cada pocos a?os). El Pacific Institute, una reconocida fundaci¨®n que se dedica exclusivamente a los temas del agua, calcula que el sector de semiconductores consume una cuarta parte del agua en Silicon Valley. Once de las 14 f¨¢bricas m¨¢s grandes de semiconductores del mundo se encuentran en la regi¨®n Asia-Pac¨ªfico, afectada regularmente por la escasez de agua. No es una casualidad que el sector de la electr¨®nica, esencial para la econom¨ªa de China, quedara excluido de la ley de protecci¨®n de los recursos h¨ªdricos.
La industria energ¨¦tica y minera son especialmente hidr¨®filas. Un ejemplo de Canad¨¢: para eliminar el petr¨®leo de las arenas bituminosas de Alberta, los petroleros locales, en el marco de la operaci¨®n m¨¢s grande del mundo moderno, extraen cada a?o 370 millones de metros c¨²bicos de agua del r¨ªo Athabasca. Esta cantidad supone el doble del consumo anual de la ciudad de Calgary, con algo m¨¢s de un mill¨®n de habitantes.
La responsabilidad por el agua recae sobre todos los que lavamos la ropa, fregamos los platos, o regamos nuestro c¨¦sped. Estos ¨²ltimos, solo en EE UU, representan m¨¢s de cuatro millones de hect¨¢reas de superficie, que durante el verano absorben casi un bill¨®n de litros de agua cada semana.
La pregunta de si el mundo ser¨ªa mejor si no tuvi¨¦ramos tantos c¨¦spedes es una cuesti¨®n filos¨®fica. Pero nuestro planteamiento con respecto al agua es precisamente una cuesti¨®n de filosof¨ªa. Forma parte del di¨¢logo sobre c¨®mo debe ser el futuro y c¨®mo debemos organizar nuestra convivencia en un planeta cada vez m¨¢s abarrotado.
En Kisumu, el Gobierno de Kenia ha invertido recientemente 30 millones de d¨®lares en obras de modernizaci¨®n de un aeropuerto. Los estadounidenses y los europeos de las numerosas ONG de la ciudad, as¨ª como los kenianos de la escasa clase media, viajan ahora a Nairobi de forma un poco m¨¢s c¨®moda. Y tal vez esta mejora contribuya al desarrollo de alg¨²n negocio en la ciudad. Sin embargo, para cientos de miles de pobres de los barrios bajos de Kisumu, el aeropuerto no tiene ninguna importancia. Los 30 millones de d¨®lares gastados en el suministro de agua limpia a solo una parte de ellos podr¨ªa ser el comienzo de la lucha contra la pobreza en la ciudad.
Los ni?os de los barrios pobres de vez en cuando visitan el aeropuerto; las escuelas les llevan all¨ª de excursi¨®n. Cuando salgo de la flamante terminal reci¨¦n estrenada, un centenar de ni?os en andrajosos su¨¦teres verdes se amontonan cerca del vallado, esperando el despegue o aterrizaje del siguiente avi¨®n.
Pero la zona de salidas la conocen solo por fuera. La mayor¨ªa de ellos probablemente nunca ver¨¢n su interior. Y luego, cuando vuelvan de la excursi¨®n a sus casas, no tendr¨¢n siquiera un vaso de agua limpia. Correr¨¢n al lago con el viejo bid¨®n amarillo.
Maciej Jarkowiec es periodista de Gazeta Wyborcza.
Traducci¨®n de News Clips.
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