Larry Flynt, el ¨²ltimo rey del porno
EN ESTADOS UNIDOS es un derecho constitucional re¨ªrse de cualquiera y de su madre. O de los dos a la vez, gracias a Larry Flynt. Fundador del impero del porno Hustler. Superviviente de una vida de excesos. Parapl¨¦jico por un atentado. Su nombre es sin¨®nimo de incordio de pol¨ªticos. Pervertido de profesi¨®n e icono de los derechos civiles, Flynt es un personaje irrepetible en cualquier otro lugar que no sea Estados Unidos. Estamos ante un icono norteamericano.
Para el p¨²blico de fuera de EE UU, Larry Flynt tiene el rostro y la energ¨ªa del actor Woody Harrelson y su historia es la que se cuenta en la pel¨ªcula de Milos Forman El esc¨¢ndalo de Larry Flynt (1996). Hoy es un hombre de 74 a?os atado a una silla de ruedas de oro empujada por guardaespaldas. Habla despacio y con dificultad, arrastrando las palabras. Tiene la cara hinchada. Le cuesta mantener la mirada fija. Hay que hablarle muy alto porque no oye bien. Pero debajo de las dificultades f¨ªsicas sigue habiendo un cachondo con un discurso contundente.
No oculta su cabreo por lo que est¨¢ pasando en Estados Unidos. El pasado mes de enero, Flynt public¨® una carta abierta a los medios de comunicaci¨®n de su pa¨ªs. Les acusaba de haber dado alas a Donald Trump al cubrir su campa?a pensando solo en las audiencias y sin cuestionar lo que dec¨ªa. ¡°Vuestra falta de periodismo responsable ha traicionado a esta gran naci¨®n¡±, escribi¨®. Lo que irrita a Flynt es que, durante la campa?a, la prensa no fuera capaz de llamar mentiras a las mentiras. ¡°Hay art¨ªculos m¨¢s correctos en [la revista] Hustler que en la mayor¨ªa de la cobertura que he visto en la pasada elecci¨®n¡±.
Pervertido de profesi¨®n e icono de los derechos civiles, es un personaje irrepetible en otro lugar que no sea EE UU.
Flynt recibe a El Pa¨ªs Semanal en un despacho enorme con amplias vistas de las monta?as de Los ?ngeles (California) y una decoraci¨®n indescriptible. Es la esquina norte de la planta 10? de un edificio de oficinas marr¨®n con las letras LFP (Larry Flynt Publications) en la milla de oro de Beverly Hills. A la entrada de la calle hay una estatua de John Wayne a caballo con un relieve que representa el entierro del cowboy como si fuera una escena b¨ªblica. A un lado, encima de un caballete, reposa el libro gigante de la editorial Taschen sobre desnudos de Helmut Newton. Encima de un escritorio del tama?o del que preside el Despacho Oval se acumulan cartas y ejemplares tanto de la revista Hustler como de la competencia. Un clip sostiene un billete de d¨®lar en el que pone ¡°9-11¡± (por los ataques del 11 de septiembre). La pel¨ªcula sobre su vida se film¨® en estas oficinas. El cineasta Milos Forman decidi¨® que no ten¨ªa sentido intentar replicar en un estudio el delirio rococ¨® donde trabaja el magnate, rodeado de porcelanas, cornucopias, molduras doradas y muebles palaciegos. Cada noche, al acabar el trabajo en las oficinas de Flynt Publications, el equipo de la pel¨ªcula tomaba la planta entera para rodar en el escenario real.
Sobre la mesa hay tambi¨¦n dos vi?etas de peri¨®dico enmarcadas y fotos con personajes como el reverendo Jesse Jackson y los presidentes Bill Clinton y Jimmy Carter. No hay instant¨¢neas con republicanos. ¡°Tengo sentimientos muy fuertes sobre los republicanos y los dem¨®cratas¡±, afirma. ¡°Ninguno es perfecto. Pero te digo que los republicanos solo se preocupan por ellos mismos. Y yo creo que en el fondo hay racismo en ese partido. No digo que todos los republicanos sean racistas. Digo que si eres un racista, tu partido es el republicano¡±.
Hab¨ªamos pedido cita con ¨¦l para hablar de pornograf¨ªa, Internet y libertad de expresi¨®n. Pero este pa¨ªs ha entrado en un torbellino ineludible. Se llama Donald Trump e inunda toda la vida estadounidense, todas las conversaciones. Empezando por aquella carta p¨²blica y continuando con el periodismo en la era Trump. ¡°No puedes mirar atr¨¢s en la historia y decirme un candidato presidencial que mintiera tanto, durante tanto tiempo, sin que los medios le exigieran responsabilidades. Deber¨ªan llamarle simplemente mentiroso, es la definici¨®n de lo que hace. George Washington no era capaz de mentir. Richard Nixon no era capaz de decir la verdad. Y Trump no es capaz de distinguir una cosa de la otra¡±.
Una compa?¨ªa de an¨¢lisis de medios ha calculado que las televisiones hab¨ªan dado a Trump publicidad gratis en antena por valor de 2.000 millones de d¨®lares. ¡°Si llevan a alguien a un programa y miente, no deber¨ªan volver a invitarle¡±, prosigue Flynt. ¡°Si dices una mentira a una audiencia de millones de personas, ese moderador tiene una responsabilidad. Pero hay una gente en su torre de marfil que solo se preocupa de sus beneficios, y Trump es bueno para subir la audiencia. Es bueno para lo m¨¢s b¨¢sico. Esa no es la Am¨¦rica donde yo quiero vivir¡±. La carta abierta que firm¨® a principios de a?o fue un tir¨®n de orejas indignado a la prensa. ¡°Esa gente tiene que tener orgullo y pelear, defender los principios de una prensa libre¡±.
Entre las varias dedicaciones profesionales de Flynt est¨¢ la de olisquear braguetas de pol¨ªticos para desvelar sus esc¨¢ndalos sexuales. Uno de sus mayores ¨¦xitos fue fulminar al congresista republicano Bob Livingston al sacarle un affaire mientras lideraba el impeachment contra Bill Clinton. Ahora ha ofrecido un mill¨®n de d¨®lares por cualquier grabaci¨®n comprometedora de Trump. ¡°Hemos tenido alguna respuesta¡±, afirma. Nada concluyente a¨²n. ¡°Pero hemos llegado a un punto en el que hay m¨¢s hipocres¨ªa en Washington que en cualquier otro sitio, un punto en el que un affaire no ser¨ªa suficiente para acabar con ¨¦l. Hace 30 a?os lo era, ya no. Necesitas adem¨¢s corrupci¨®n¡±.
Ofrece un mill¨®n de d¨®lares por cualquier grabaci¨®n comprometedora de donald trump. ¡°hemos tenido alguna respuesta¡±.
Larry Flynt creci¨® siendo pobre de solemnidad en Kentucky. Su ascenso hasta este despacho de oro de Beverly Hills comenz¨® con un bar a finales de los sesenta en Ohio. Al bar se le a?adieron camareras desnudas. En pocos a?os hab¨ªa convertido el garito en una cadena de clubes de striptease llamados Hustler (golfo). Flynt empez¨® entonces a distribuir un bolet¨ªn entre los clientes sobre las chicas de sus clubes. El bolet¨ªn acab¨® convertido en una revista porno, Hustler, en 1974. La publicaci¨®n se hizo famosa en el verano de 1975, cuando desvel¨® unas fotos robadas a Jacqueline Onassis desnuda en una piscina. A partir de ah¨ª, Flynt se convirti¨® en una autoridad en el mal gusto. Su revista mostrar¨ªa las fotos m¨¢s expl¨ªcitas y los chistes m¨¢s ofensivos de la floreciente industria de publicaciones y cine porno de la ¨¦poca. Llovieron las denuncias. En 1978 recibi¨® un disparo de un supremacista blanco a la puerta de uno de esos juicios. Est¨¢ parapl¨¦jico en una silla de ruedas desde entonces. En medio de la espiral de drogas en la que se meti¨® en los a?os siguientes, pas¨® seis meses en prisi¨®n por presentarse en un juzgado con la bandera de Estados Unidos a modo de pa?al. Su esposa y cofundadora de Hustler, Althea, falleci¨® de sida en 1987. Un retrato de ella sigue presidiendo la sala de juntas de Flynt Publications.
Eran los a?os de la revoluci¨®n moral del presidente Ronald Reagan. El hombre que hab¨ªa hecho de la inmoralidad un medio de vida iba a encontrar la causa de su existencia. Flynt public¨® en la revista un falso anuncio sat¨ªrico contra uno de los grandes nombres del momento: el reverendo televisivo Jerry Falwell. Se supone que es un anuncio de Campari, y en ¨¦l aparece una foto del reverendo y un titular: ¡°Jerry Falwell habla de su primera vez¡±. El texto es una falsa entrevista con Falwell en la que aparecen delicias como esta:
¡°¡ªMi primera vez fue en una letrina en Lynchburg, Virginia.
¡ª?No estaba un poco apretado?
¡ªNo, despu¨¦s de echar a la cabra.
¡ªYa veo. Me lo tiene que contar todo.
¡ªNunca me esper¨¦ que lo har¨ªa con mi mam¨¢, pero como se lo hab¨ªa hecho pasar tan bien a todos los dem¨¢s t¨ªos en la ciudad, pens¨¦: ¡®?Qu¨¦ diablos!¡±.
La broma no sent¨® bien al reverendo Falwell. Gracias a su insistencia en pedir una indemnizaci¨®n por el ataque a su honor, el caso acab¨® en el Tribunal Supremo y esa p¨¢gina de la revista Hustler terminar¨ªa convertida en un s¨ªmbolo de la libertad de expresi¨®n en Estados Unidos. En una sentencia hist¨®rica, en 1988, el alto tribunal decidi¨® por unanimidad que la s¨¢tira es libertad de expresi¨®n y est¨¢ protegida por la Primera Enmienda.
¡°Estuvimos 200 a?os sin que la parodia y la s¨¢tira estuvieran protegidas como libertad de expresi¨®n¡±, recuerda Flynt. ¡°Te pod¨ªan demandar, solo ten¨ªan que probar que hab¨ªas herido los sentimientos de alguien, o los de su mujer, o los de su perro. Lo que cambi¨® con mi caso es que tienes que probar un da?o o no puedes pedir indemnizaci¨®n. Eso dio cobertura a la prensa. Fren¨® muchas demandas a caricaturistas. El autor de la tira c¨®mica Doonesbury [Garry Trudeau] dijo en una entrevista: ¡®Ese tipo, Flynt, me ha dado un salvoconducto para evitar la c¨¢rcel¡¯. Porque cuando un caricaturista hace una vi?eta con intenci¨®n, lo que quiere es hacer da?o, quiere que se sienta la daga bien clavada. Viven de eso, es lo que les excita. Y, por supuesto, el afectado no est¨¢ muy contento¡±.
Flynt y el reverendo Falwell, dos profesionales con buen ojo para la publicidad, acabaron haci¨¦ndose amigos y dando conferencias en universidades y entrevistas conjuntas. Desde entonces, Flynt no desaprovecha cada oportunidad de ofender a un famoso. Cuando hace tres a?os unos hackers ligados a Corea del Norte atacaron Sony Pictures para boicotear el estreno de la pel¨ªcula La entrevista, en la que se parodiaba al dictador norcoreano Kim Jong-un, Larry Flynt decidi¨® que hab¨ªa que dar de nuevo la batalla por la libertad de expresi¨®n. Y lo hizo a su manera. Financi¨® una versi¨®n porno de la pel¨ªcula, todav¨ªa m¨¢s ofensiva que la original. ¡°Me he pasado la vida luchando por la Primera Enmienda y ning¨²n dictador extranjero me va a quitar mi derecho a la libertad de expresi¨®n. Si Kim Jong-un y sus secuaces est¨¢n cabreados, espera a que vean la pel¨ªcula que vamos a hacer¡±, dijo entonces. Hoy, con Trump, no para. Hustler es un festival de dardos al presidente.
El imperio Hustler en este siglo va mucho m¨¢s all¨¢ de la revista. Si los periodistas se estrujan los sesos para descubrir c¨®mo dar valor a su trabajo en el mundo de Internet y la sobreinformaci¨®n instant¨¢nea, m¨¢s grave a¨²n ha sido la revoluci¨®n digital para el negocio del porno en un contexto donde hay incluso parejas grabando v¨ªdeos en su casa y colg¨¢ndolos gratis en la web. ?C¨®mo se hace hoy rentable el porno profesional? ¡°Lo vi venir en los a?os ochenta y noventa¡±, dice Flynt. ¡°Sigo publicando la revista en papel, pero me da un 5% del beneficio que daba hace 20 a?os. Soy el ¨²ltimo que queda en pie. No s¨¦ lo que durar¨¢. Pero fuimos listos al diversificar, porque la tecnolog¨ªa de Internet lo ha cambiado todo¡±.
La publicaci¨®n mensual lleg¨® a vender tres millones de ejemplares en sus mejores a?os. Hoy vende poco m¨¢s de 100.000, aunque Flynt asegura que sigue siendo rentable. La diversificaci¨®n de la que habla Flynt y que le ha permitido sostener su imperio y su marca pasa por v¨ªdeos online, casinos, propiedades inmobiliarias o las tiendas Hustler, una boutique de art¨ªculos sexuales que se presenta como destino tur¨ªstico en el Sunset Boulevard de Los ?ngeles. ¡°Nuestras tiendas modernas no son solo un establecimiento para adultos, sino un plan al que ir. Llegan parejas a ver qu¨¦ es lo ¨²ltimo y muchas mujeres solas. Nuestro cliente medio es mujer¡±.
Tras una sentencia hist¨®rica en 1988, la revista ¡®hustler¡¯ acab¨® convertida en un s¨ªmbolo de la libertad de expresi¨®n en ee uu.
Todo el universo de Larry Flynt ha cambiado. Las mujeres son ahora sus clientes, no su mercanc¨ªa. Ya nadie paga por ver sexo expl¨ªcito. Ser un pervertido no vale para destruir a un pol¨ªtico. Bueno, todo no. En estos tiempos se enfrenta a una nueva ola conservadora. Los Reagan y los Falwell tienen ahora otros nombres. ¡°Sessions, Ryan y esos¡, Mike Pence de vicepresidente. Yo le digo a la gente que no tenga tanta prisa por echar a Trump, porque Pence es peor. Como gobernador de Indiana, aprob¨® una ley que obliga a las mujeres que abortan a hacer un funeral por el feto. No te puedes permitir ni un aborto, no te puedes permitir tener un ni?o y te tienes que gastar 5.000 d¨®lares en un funeral. ?Hab¨ªa conocido alguna vez a alguien as¨ª de enfermo? Y es el vicepresidente de Estados Unidos, a un pelo de la presidencia¡±.
Larry Flynt fue en sus or¨ªgenes un hillbilly nacido en la miseria en el Medio Oeste, como los que han encontrado en Trump un mensaje salvador. Ha completado el viaje hasta el extremo contrario de este pa¨ªs, un despacho de oro en Beverly Hills desde el que despotricar rodeado de millones. Por el camino lo ha visto todo. Desde su silla de ruedas de oro, el pervertido m¨¢s famoso de Estados Unidos no compra el discurso de la supuesta grandeza del pasado. ¡°Eso es lo que siempre dicen los populistas. Volvemos a la era de Reagan. Cuando comparas Estados Unidos con el resto del mundo, nos va bastante bien. Tenemos muchos problemas, pero nos va bastante bien¡±.
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