Una gota no es lluvia
El primer detalle de apertura saud¨ª es la autorizaci¨®n a las mujeres para conducir
¡°Arabia Saud¨ª nunca volver¨¢ a ser igual. La lluvia empieza con una gota de agua¡±. Esta es la reacci¨®n en su cuenta de Twitter, con 230.000 seguidores, de la joven saud¨ª Manal al-Sahrif, consultora en ciberseguridad y autora del libro Atreverse a conducir, que fue encarcelada durante nueve d¨ªas por conducir ilegalmente en 2011.
La gota es el reconocimiento del derecho de las mujeres a conducir autom¨®viles, una reivindicaci¨®n antigua de 30 a?os que ha llevado a muchas saud¨ªes a sufrir la represi¨®n de la polic¨ªa religiosa. No entrar¨¢ en vigor hasta junio del pr¨®ximo a?o y es solo una parte m¨ªnima, menor incluso, del estatus aberrante en que se encuentra la mujer en Arabia Saud¨ª, en casi todo el mundo ¨¢rabe e isl¨¢mico y en general bajo la shar¨ªa, la ley cor¨¢nica que la esclaviza y somete a una dictadura patriarcal.
El camino por recorrer es largu¨ªsimo. Pasar¨¢ mucho tiempo antes de que las musulmanas gocen de los mismos derechos que los musulmanes. Bajo la ley isl¨¢mica un hombre vale por dos mujeres en cuanto a derechos de herencia o a la fuerza de su testimonio.
No hay ning¨²n otro pa¨ªs en el mundo donde las mujeres sufran m¨¢s opresi¨®n que en Arabia Saud¨ª. Si acaso en el territorio donde domina el autodenominado Estado Isl¨¢mico o Daesh (por las siglas ¨¢rabes). Seg¨²n el periodista y escritor argelino Kamel Daoud, ¡°Arabia Saud¨ª es un Daesh que ha triunfado¡±.
El estatuto de la mujer saud¨ª es el de un menor de edad. Nada puede hacer sin la autorizaci¨®n e incluso la vigilancia del marido o en ausencia de un hombre de la familia que hace de guardi¨¢n. El movimiento en favor del permiso de conducci¨®n femenina en realidad combate por la anulaci¨®n del estatuto de custodia bajo el que se encuentran las mujeres.
El levantamiento de la prohibici¨®n es parte de los planes del pr¨ªncipe heredero y hombre fuerte del r¨¦gimen, Mohamed Bin Salman, que quiere saudinizar el mercado de trabajo para depender menos de la mano de obra extranjera, e incorporar a la mitad de la poblaci¨®n que ahora permanece encerrada en casa sin producir. Para ello necesita a mujeres que puedan desplazarse aut¨®nomamente, sin depender de ch¨®feres profesionales o familiares.
Bin Salman quiere rebajar el peso de la econom¨ªa del petr¨®leo y modernizar la sociedad saud¨ª, con un modelo pol¨ªtico en la cabeza, que es el de Emiratos ?rabes Unidos, inspirado a su vez en el autoritarismo asi¨¢tico. Su aliado en estos planes de renovaci¨®n es el hombre fuerte de Emiratos y pr¨ªncipe heredero de Abu Dhabi, Mohamed Bin Zayed, que le ha echado una mano en su ascenso, en la guerra de Yemen, en el bloqueo a Qatar y ahora en su imitaci¨®n del modelo que ha triunfado en Dub¨¢i y los otros seis emiratos federados.
Esa gota de agua no anuncia ni mucho menos una lluvia de democracia y de acceso de los s¨²bditos actuales a una ciudadan¨ªa con derechos. Al contrario, con este min¨²sculo cambio lampedusiano, la familia real saud¨ª pretende ante todo que nada cambie y afianzarse as¨ª en el poder desp¨®tico que detenta.
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