La verg¨¹enza
Dos cosas unen para siempre a los catalanes y a los espa?oles: el rid¨ªculo hist¨®rico que hemos hecho entre todos
Hemos llegado al d¨ªa de hoy habiendo derrochado energ¨ªa pol¨ªtica de la manera m¨¢s in¨²til y miserable. Si se hubiera gastado esa energ¨ªa civil en crear empleo, en generar riqueza, en cultura y en ciencia, habr¨ªamos dado un paso de gigante. En este 2 de octubre en vez de tener un pa¨ªs que hable de progreso tenemos un pa¨ªs que habla de enfrentamiento y desintegraci¨®n. No nos merecemos los pol¨ªticos que tenemos, pero est¨¢n hechos a nuestra imagen y semejanza. Quien ha salido agraviado de esta crisis pol¨ªtica sin precedentes ha sido el prestigio de nuestra democracia. Una democracia prestigiosa genera prosperidad, y quien lucra esa prosperidad son las clases medias.
Llama la atenci¨®n que, desde la supuesta izquierda que dice representar, Pablo Iglesias no advirtiera nunca de que quienes iban a perder en esta crisis eran los trabajadores. La izquierda call¨® la mayor, a saber: que el nacionalismo en Catalu?a y su expresi¨®n identitaria y secesionista crea una inestabilidad econ¨®mica cuyo principal perjudicado son las rentas m¨¢s bajas de nuestra sociedad. El pol¨ªtico m¨¢s decepcionante ha sido el l¨ªder de Podemos, porque ¨¦l s¨ª ten¨ªa cr¨¦dito moral para haber ayudado a mantener no la dignidad del Gobierno sino la dignidad del Estado, que es la dignidad de un sistema productivo, de una convivencia y de una cultura democr¨¢tica. Dilapidar el cr¨¦dito de la democracia espa?ola y sembrar dudas sobre la misma en el plano internacional ha sido la gran tarea de Podemos y de la Generalitat. Toda la crisis catalana parece una conspiraci¨®n para hundir el progreso material de las clases medias.
Rajoy, por su parte, lleva instalado en la incompetencia en lo que afecta al problema catal¨¢n desde hace a?os. Su incapacidad pol¨ªtica para gestionar esta crisis ser¨¢, dentro de un par de generaciones, pregunta de examen en Selectividad. Nadie con poder ha sabido defender bien el Estado y defender el Estado es defender a los ciudadanos m¨¢s pobres y m¨¢s necesitados. Tampoco la monarqu¨ªa brill¨® por su utilidad. Y qu¨¦ decir de la inanidad de Pedro S¨¢nchez, con su pat¨¦tica b¨²squeda del santo grial de la equidistancia.
Los hijos de cuantos construyeron hist¨®ricamente la democracia espa?ola no han sabido defenderla, por impericia y por falta de discurso. Son las clases medias y los trabajadores los que van a pagar con su salario menguante la fantas¨ªa totalitaria de Puigdemont. Los trabajadores de Extremadura, de Asturias, de Galicia, de Arag¨®n, de Andaluc¨ªa, de Cantabria, de Castilla-Le¨®n, de Valencia, etc., y por supuesto de Catalu?a, van a pagar a escote la factura de la gran cena mesi¨¢nica de Puigdemont y Junqueras. Hoy toda Espa?a es m¨¢s pobre. Hay dos cosas que ya unen para siempre a los catalanes y a los espa?oles en santo matrimonio: el sentimiento de la verg¨¹enza pol¨ªtica y del s¨®rdido rid¨ªculo hist¨®rico que hemos hecho entre todos.
El desaf¨ªo independentista catal¨¢n
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