Chimamanda Ngozi Adichie: ¡°Nuestra ¨¦poca obliga a tomar partido¡±
CHIMAMANDA NGOZI ADICHIE (Nigeria, 1977) escribi¨® sus primeros cuentos a los 7 a?os. A los 26 public¨® su primera novela, La flor p¨²rpura, que, al igual que la segunda, Medio sol amarillo, se desarrollaba en su Nigeria natal. Por ambas, la escritora recibi¨® m¨²ltiples galardones y reconocimientos internacionales, aunque el m¨¢s prestigioso ¡ªel National Book Critics Circle Award¡ª lleg¨® en 2013 con Americanah (toda su obra est¨¢ editada por Literatura Random House).
Adichie se crio en un campus nigeriano. Su padre era profesor y su madre secretaria de admisiones. A los 19 a?os, puso rumbo a Estados Unidos para continuar sus estudios universitarios en Filadelfia y de esa experiencia surgir¨ªa Americanah, que transcurre entre los dos pa¨ªses ¡ªel natal y el de adopci¨®n¡ª en los que todav¨ªa hoy reparte su vida: pasa unas temporadas en Lagos; otras, en Columbia (Maryland). Su tercera novela constituy¨® un punto de inflexi¨®n en su escritura. En ella se tom¨® la libertad de romper con los l¨ªmites del g¨¦nero, hablar de la raza, el racismo y la migraci¨®n en Estados Unidos, de los problemas de la identidad en un contexto de desarraigo.
La fama que precede a Adichie no se debe solo a su literatura, sino a dos populares charlas TED. Titul¨® la primera El peligro de una buena historia (2009), que suma millones de visionados, y en la que alertaba sobre los estereotipos. Cuando lleg¨® a Estados Unidos, su compa?era de habitaci¨®n en la residencia universitaria le pregunt¨® d¨®nde hab¨ªa aprendido a hablar tan bien ingl¨¦s ¡ªes una lengua oficial en Nigeria, le aclar¨®¡ª, se qued¨® muy decepcionada cuando al interesarse por la m¨²sica tribal que escuchaba, ella le confes¨® que le encantaba Mariah Carey, y dio por sentado que nunca hab¨ªa utilizado una estufa. Adichie no daba cr¨¦dito. Pero tras unos meses en el pa¨ªs entendi¨® que esa era la ¨²nica historia que los estadounidenses escuchaban sobre ?frica: el continente equival¨ªa a majestuosos paisajes y hermosos animales, pueblos envueltos en guerras eternas, hambre, miseria y sida. Su historia sobre ?frica estaba llena de estereotipos. Y no es que los estereotipos sean falsos, defiende. Tan solo incompletos.
En 2012 repiti¨® con Todos deber¨ªamos ser feministas, que tuvo incluso m¨¢s ¨¦xito que la anterior. La charla, sobre feminismo y discriminaci¨®n sexual, atrajo a Beyonc¨¦, que utiliz¨® parte del texto para una de las canciones de su ¨¢lbum Lemonade. Dior despach¨® camisetas con el reivindicativo lema. Convertida en libro, la conferencia fue un ¨¦xito de ventas en varios idiomas. Recientemente, ha publicado una secuela: Querida Ijeawele. C¨®mo educar en el feminismo, un libro-carta dirigido a una amiga que le preguntaba c¨®mo inculcar en su hija los valores feministas.
Nos encontramos con Adichie en un peque?o caf¨¦. Ella llega con el gesto algo cansado y pensativo. Ante cuestiones como la violencia racista de Charlottesville y los ataques terroristas perpetrados este verano en Catalu?a, Adichie medita cada frase. Es obvia su preocupaci¨®n por el contexto actual. Con el feminismo y su gran pasi¨®n, la escritura, su rostro se va iluminando y el tono de su voz se va tornando m¨¢s alegre y vivo. Sus ojos brillan cuando su esposo y su peque?a hija de casi dos a?os aparecen en el caf¨¦. Desde el otro lado del sal¨®n, una mujer que hab¨ªa estado observando se acerca t¨ªmidamente y le pregunta si ella es Chimamanda. ¡°Solamente quer¨ªa darle las gracias por todo lo que ha escrito¡±, le dice.
Vivimos tiempos violentos: ataques terroristas, enfrentamientos por cuestiones raciales¡ Estoy muy preocupada por la manera en que se est¨¢n formando los discursos. No es como en los sesenta. Todo esto tiene que ver con la manera en que el presidente Trump ha validado algo que nunca debi¨® ser aprobado [por no ser firme contra el discurso de los supremacistas blancos y criticar en t¨¦rminos similares la violencia de grupos racistas y antirracistas en los incidentes registrados en agosto en Charlottesville, Virginia], as¨ª que ahora tienes a gente muy razonable discutiendo sobre c¨®mo ¡°ambos bandos son igual de malos¡±. Creo que tambi¨¦n se debe a una falta de conocimiento de la historia.
Como escritora, ?piensa que es posible intervenir en esta situaci¨®n? Me veo de dos maneras: como artista y como ciudadana. Y ambas facetas no est¨¢n necesariamente unidas. Mi vida como ciudadana es muy comprometida, sigo las noticias y me irrita lo que veo, pienso en escribir un art¨ªculo de opini¨®n, pero a veces yo misma me reprimo.
?Por qu¨¦? Porque creo que mi manera de estar en el mundo es contando historias. Es lo que m¨¢s feliz me hace. Me interesa intervenir. He le¨ªdo mucho sobre lo de Charlottesville y me incita a escribir un largo ensayo, pero al mismo tiempo prefiero guardar mi energ¨ªa para mi ficci¨®n.
?C¨®mo logra aislar esa energ¨ªa frente a la irritaci¨®n que le produce lo que sucede a su alrededor? Es dif¨ªcil. Si vives en el mundo es inevitable sentirse molesto e indignado con todo lo que est¨¢ mal. Si no lo est¨¢s, algo te pasa. A veces pienso: ?qu¨¦ diablos le pasa a esta gente que quiere causar da?o? ?Qu¨¦ tal vivir y dejar vivir? ?Tan dif¨ªcil ser¨ªa? Hacer su vida y dejar que los dem¨¢s vivan la suya. Puede sonar algo simplista porque ya sabemos que los seres humanos somos complejos y etc¨¦tera, etc¨¦tera, etc¨¦tera, pero, sinceramente, no es tan complicado.
?Es posible entender esos discursos de odio? No.
?Deber¨ªamos intentarlo? No. Es muy problem¨¢tico poner en t¨¦rminos de igualdad dos cosas que no lo son. Estados Unidos es maravilloso en muchos aspectos. Me parece atractivo el optimismo de este pa¨ªs, pero puede ser algo na¨ªf. Si tuvieran la historia que tiene Europa, ser¨ªa otra cosa. Incluso durante las elecciones se hablaba de que no hab¨ªa mucha diferencia entre Hillary Clinton y Donald Trump, sobre todo gente de la izquierda dec¨ªa eso. Es terrible equipararlos de esa manera, y creo que Trump ha sido el gran beneficiado.
?Qu¨¦ hacer frente a eso? Es una ¨¦poca en la que tienes que tomar partido. No puedes quedarte sin hacerlo.
?Siempre se defini¨® como feminista? Ser feminista te hace m¨¢s consciente de esas peque?as cosas, de que hay gente a la que no se le ocurre que las mujeres tambi¨¦n somos seres humanos. Siempre que me preguntan c¨®mo llegu¨¦ a ser feminista, digo que yo no me hice feminista, siempre lo fui. Desde ni?a. Y no porque leyera un libro.
¡°Mi manera de estar en el mundo es contando historias. Es lo que m¨¢s feliz me hace. Me interesa intervenir. Mi vida como ciudadana es muy comprometida¡±.
?A ninguna de las autoras cl¨¢sicas? Que Dios las bendiga. He le¨ªdo a alguna de ellas, pero la esencia del feminismo es universal y al mismo tiempo muy espec¨ªfica. Muchos de esos libros hablan de experiencias con las que no me puedo identificar. Mi feminismo naci¨® porque a¨²n siendo ni?a recuerdo que me dijeron que yo no pod¨ªa participar de ciertos rituales muy propios de mi cultura porque era mujer. Recuerdo pensar que eso no ten¨ªa sentido. Crec¨ª rodeada de mujeres valientes y not¨¦ que nosotras siempre estamos actuando. He visto a algunas muy fuertes que, frente a la presencia de hombres, cambian. Siempre fui consciente de ello y obviamente hay una parte de m¨ª interesada en las historias de mujeres.
?Y de hombres? Si bien las mujeres y ni?as han sido sistem¨¢ticamente oprimidas, compartimos el mundo con ellos. Pensemos en las violaciones, por ejemplo. Ha habido muchas protestas en Sud¨¢frica, en universidades de Estados Unidos, pero los hombres deben ser parte de ellas. Para m¨ª el feminismo se trata de un aprendizaje, de un viaje constante, de pensar en c¨®mo hemos sido socializados y cu¨¢l es mi lugar en el mundo. Tambi¨¦n necesitamos trabajar con los hombres, ense?arles. La masculinidad es una cosa terrible, es violenta para ellos. Siempre les digo a mis amigos que yo nunca recib¨ª ese informe en el que se comunicaba que era un ser inferior.
?Prefiere resaltar el valor de la experiencia? Yo soy una contadora de historias. Me interesa la textura de la vida, no las teor¨ªas, porque la teor¨ªa achata a la gente, la hace plana. Por eso no leo sobre teor¨ªa de g¨¦nero, leo historias sobre la gente. Cuando Caitlyn Jenner sali¨® del armario me di cuenta de que no sab¨ªa mucho sobre lo trans. Entonces, ?qu¨¦ hice? No le¨ª teor¨ªa trans, sino historias sobre estas experiencias. No uso el lenguaje de la teor¨ªa, no uso palabras como heteronormativo. No hablo as¨ª.
No es una acad¨¦mica. No, no lo soy. A veces la gente se molesta porque no usas el lenguaje que se supone deber¨ªas usar. Pero si empiezas a ver el mundo a trav¨¦s de las lentes de la teor¨ªa te puedes ver forzada a ignorar esas ¨¢reas de la experiencia humana que no encajan con ella.
Prefiere los relatos. Totalmente. Cuando comenc¨¦ mis estudios universitarios quer¨ªa aprender sobre la historia precolonial de ?frica. Fui a Yale, que supuestamente tiene el mejor programa sobre la materia. Pero me di cuenta de que pas¨¢bamos demasiado tiempo aplicando teor¨ªas y yo solo quer¨ªa saber qu¨¦ hab¨ªa pasado.
La teor¨ªa puede funcionar como un marco que excluye ciertas cosas de nuestra mirada, pero al mismo tiempo nos puede ayudar a explicar y comprender ciertos aspectos de la historia. Claro, no quiero descartar la teor¨ªa porque creo que te ayuda a ver, aunque no a ver completamente.
La teor¨ªa ser¨ªa entonces como una ventana, y para ver m¨¢s necesitas cambiarla. Creo que esa es una gran met¨¢fora.
Y vivimos en un mundo lleno de historias. Dan forma a nuestra existencia. La literatura son historias. Son lo que somos, y pienso que la gente que aprueba y organiza ciertas pol¨ªticas deber¨ªa tomar clases de narrativa. Deben aprender la manera en que la gente cuenta y crea historias y c¨®mo sus pol¨ªticas van a afectar a esta gente. Es una manera pr¨¢ctica de ver c¨®mo las historias afectan la vida de la gente.
¡°Prefiero no leer las rese?as sobre mis novelas y mantener la pureza de mi visi¨®n. En ficci¨®n no acepto opiniones. Quiero ser libre para ser due?a de mis propios errores¡±.
Cuando se refiere al feminismo siempre subraya la importancia de hablar de la sexualidad femenina. Creo que habitualmente desde la izquierda hay una mirada moralizante y puritana que a veces no reconoce lo reac?cionaria que puede ser. Si una mujer muestra partes de su cuerpo, sus senos por ejemplo, se dice que no puede ser feminista porque est¨¢ cediendo a la mirada masculina. Y yo pregunto: ¡°?En serio? ?Pero a m¨ª me encantan mis senos!¡±. Siempre ha sido problem¨¢tico para m¨ª que la sexualidad femenina sea considerada como algo anormal. Pienso en lo que en este pa¨ªs se llama el slut shaming [juzgar a una mujer por su conducta sexual y atribuirle la etiqueta de puta o zorra], y eso es solamente para las mujeres porque la sexualidad femenina es vista como algo anormal. ?Por qu¨¦ no les hacemos eso a los hombres? No funciona. Incluso en sociedades que se consideran a s¨ª mismas como progresistas, es lo mismo. No te piden que te cubras, pero te dicen de otras maneras que tu cuerpo no es realmente tuyo. Finalmente, ?qu¨¦ somos? Somos cuerpos.
Y en el caso de las mujeres, existe esa presi¨®n de ser cuerpos para la reproducci¨®n. En el caso del aborto, mucha gente se opone porque dicen que se preocupan por los beb¨¦s, pero ?qu¨¦ pasa con las mujeres? ?Tambi¨¦n somos seres humanos! Si nosotras somos las que nos quedamos embarazadas tenemos derecho a decidir qu¨¦ hacer durante esa etapa. Es deshumanizante negarnos este derecho. Somos seres humanos completos y complejos que, adem¨¢s, tenemos el equipamiento biol¨®gico para la reproducci¨®n.
Sin necesidad de sentirnos orgullosas por eso. Esa mezcla de orgullo y culpa me interesa. En Nigeria no hay palabras para designar a las mujeres que no quieren tener hijos. Antes no pensaba en tenerlos, aunque me encantan los ni?os. Me preocupaba c¨®mo afectar¨ªa un ni?o a mi carrera, y como soy una persona obsesiva, sab¨ªa que si ten¨ªa un ni?o yo querr¨ªa ser la mejor madre. No sab¨ªa si podr¨ªa serlo y adem¨¢s mi trabajo es muy importante para m¨ª. Y entonces, sucedi¨®. Ahora no me puedo imaginar la vida sin mi hija¡
?C¨®mo compagina ahora su tiempo y su trabajo con la maternidad? Es dif¨ªcil. Cuando me qued¨¦ embarazada convers¨¦ con muchas mujeres para que compartieran conmigo su experiencia y su sabidur¨ªa. Las respuestas fueron muy variadas. Tu vida cambia para siempre. Es una responsabilidad enorme.
Una vida que depende de ti. Hasta que dejan de hablarte cuando cumplen 18 [risas]. Mi vida no es igual a como era antes de ella. Antes me dedicaba exclusivamente a mi trabajo, ahora ya no.?Lo extra?a? S¨ª, pero es como echar de menos algo que dejaste voluntariamente.
Vive entre Nigeria y Estados Unidos, ?se siente inmigrante? No, me siento una escritora nigeriana que vive en Estados Unidos, y creo que es importante decirlo porque implica una posici¨®n diferente. Paso temporadas en los dos pa¨ªses y en ambos hago vidas muy distintas. Es dif¨ªcil escri
bir en Nigeria porque ah¨ª tengo una vida. En cambio, en Estados Unidos es m¨¢s tranquilo y mejor para escribir.
?C¨®mo describir¨ªa a las mujeres de sus novelas? Mis personajes normalmente me sorprenden, no los planeo demasiado. Muchas escritoras se quejan de que sus figuras femeninas deben ser simp¨¢ticas para lectores y cr¨ªticos. Cuando el personaje es masculino, la cr¨ªtica no va por ese lado, abunda en si es completo o no, pero con las mujeres muchas veces se reduce a si me cae bien o no. Y no pienso que ellas deban actuar para caer bien. No me interesan los protagonistas sencillos, sino que puedan hacer todo tipo de cosas. Y lo hago deliberadamente.
?Su proceso de escritura funciona sin planes previos? Una vez quise planearlo, pero no funcion¨®. Me aburri¨® y no pude hacerlo. Empiezo con una idea muy vaga, y a veces pienso hacia d¨®nde ir¨¢ la historia, pero no termina yendo por ese lado. Siempre ha sido as¨ª.
En una conversaci¨®n con Zadie Smith en Nueva York, usted mencion¨® que Americanah era la novela que realmente quer¨ªa escribir, ?es muy diferente a las anteriores? Siento que con los libros anteriores ya cumpl¨ª mi deber con mi pa¨ªs y mi familia. Pienso en Medio sol amarillo como la obra que se supon¨ªa que ten¨ªa que escribir. Como si la historia me lo hubiera pedido. S¨¦ que puede sonar raro, pero ten¨ªa esa sensaci¨®n, porque llevaba esa carga familiar y estaba muy obsesionada. Quer¨ªa homenajear a mi abuelo y ver c¨®mo [la guerra de Biafra] dividi¨® a mis padres y tuvo un impacto en mi propia vida. Era una gran responsabilidad. Fue un libro muy dif¨ªcil no solo porque Biafra es un tema dif¨ªcil, sino tambi¨¦n muy personal.
Y en ese aspecto Americanah es muy distinta. S¨ª, porque me re¨ª much¨ªsimo y porque tambi¨¦n pens¨¦: ¡°?Sabes qu¨¦? ?Al diablo!¡±. Y tambi¨¦n hubo dos cosas: recib¨ª las regal¨ªas por Medio sol amarillo, as¨ª que pod¨ªa comer. Y pens¨¦ que ten¨ªa para comer, una casa, que no necesitaba comprar m¨¢s zapatos (?de verdad!), as¨ª que pod¨ªa darme el lujo de escribir lo que yo quisiera. Quer¨ªa quebrar ciertas convenciones. Me permit¨ª cuestionar ciertas ideas sobre la literatura, sobre c¨®mo escribir de temas sociales, sobre c¨®mo escribir acerca de la raza en Estados Unidos.
¡°Respecto al feminismo, habitualmente desde la izquierda hay una mirada moralizante y puritana que a veces no reconoce lo reaccionaria que puede ser¡±.
En esa novela su escritura se aleja de la solemnidad. S¨ª, porque me parece hermosa la rareza de la humanidad.
Y su estilo es muy sencillo, lo cual parece f¨¢cil pero no siempre se puede lograr. Como escritora, al leer pienso que es m¨¢s f¨¢cil escribir algo que parece dif¨ªcil que escribir algo que parece limpio y claro. Hago mucho trabajo de edici¨®n, casi obsesivamente. Nunca pienso que un libro est¨¢ terminado. Nunca.
Se ha referido a ciertos momentos m¨¢gicos que experimenta durante la escritura, ?c¨®mo los describir¨ªa? Es como si de pronto te transportaras y te das cuenta, cuando regresas, de que pasaron varias horas. Y me siento feliz, la ficci¨®n te brinda una alegr¨ªa tan exquisita, tan rara. Es la raz¨®n por la que quiero seguir escribiendo hasta que muera. Es un don muy preciado. Si no lo tuviera, no querr¨ªa escribir. Quiz¨¢s por eso cuando comienzo a escribir tengo algunas ideas, pero durante la escritura misma es cuando esa magia sucede, cuando los personajes comienzan a hacer cosas que yo no quiero que hagan. No lo planeo, pero as¨ª sucede.
En una entrevista declar¨®: ¡°La escritura es mi primer amor¡±. ?C¨®mo ha continuado y cambiado esa relaci¨®n a lo largo del tiempo? S¨ª, ha cambiado. Cuando comenc¨¦ a escribir quer¨ªa ser le¨ªda y fui muy feliz cuando se public¨® el primer libro. Pero el ¨¦xito hace que ya no puedas manejar buena parte de tu tiempo, a menos que hagas un esfuerzo muy consciente para cuidarlo. En este momento, por ejemplo, deber¨ªa estar en mi escritorio luchando con una frase.
Y no respondiendo a estas preguntas. Lo digo para hacerle sentir mal [risas]. Pero no es solamente eso.
?Se refiere a las expectativas que suscita la publicaci¨®n de cada nuevo libro? Mientras escribo no pienso en eso, pero cuando el libro es publicado as¨ª sucede. Prefiero no leer las noticias ni las rese?as. Ni siquiera miro Amazon. La publicaci¨®n de mi primera novela me ense?¨® una lecci¨®n. La pureza de mi visi¨®n es importante. Y aunque pienso en m¨ª como alguien de voluntad muy fuerte, cuando lees cosas que te parecen equivocadas quieres salir a defender tu libro, y eso es mejor no hacerlo. En segundo lugar, si lo permites, esas lecturas pueden moldear la escritura de tu siguiente libro, y yo no quiero eso. Quiero ser libre para ser due?a de mis propios errores. No quiero decir: ¡°Oh, cambi¨¦ esto porque tal rese?a dec¨ªa que estaba mal¡±. No quiero caer en eso. Quiero que mi visi¨®n art¨ªstica sea m¨ªa. Por eso prefiero no leer lo que la gente piensa que est¨¢ mal.
Protegerse a s¨ª mismo es sabio. S¨ª, hay que hacerlo. En el caso de la no ficci¨®n s¨ª acepto opiniones, pero no en mi ficci¨®n. La escritura es a¨²n mi primer amor, la pasi¨®n sigue ah¨ª.
?Es posible protegerse siendo una figura p¨²blica? Me halaga cuando la gente dice que algo que oyeron de m¨ª es inspirador, pero no quiero que me vean como un modelo al que seguir. Al mismo tiempo, si decides hablar p¨²blicamente de cuestiones como el feminismo, tienes que estar preparada para cierta hostilidad. En cierto sentido, esa animadversi¨®n demuestra el punto de vista de que vivimos en un mundo mis¨®gino. Esa hostilidad es parte del trabajo.
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